“Si Europa no está unida, las fuerzas antidemocráticas tratarán de llenar ese vacío”
Annalena Baerbock, colíder de Los Verdes alemanes defiende los coronabonos para revivir la economía y advierte de que la reconstrucción no debe aparcar la crisis climática
Annalena Baerbock (Hannover, 39 años) es la colíder de Los Verdes, el partido estrella de la política alemana, que hace meses que se instaló en segunda posición en las encuestas por detrás de los conservadores de Angela Merkel. Además, es en estos momentos la voz más proeuropea que se escucha en el Bundestag. Los Verdes piden abiertamente y sin peros coronabonos y una verdadera respuesta conjunta a la pandemia.
Esta crisis ha ejercido de cuarto oscuro, en el que se van revelando una...
Annalena Baerbock (Hannover, 39 años) es la colíder de Los Verdes, el partido estrella de la política alemana, que hace meses que se instaló en segunda posición en las encuestas por detrás de los conservadores de Angela Merkel. Además, es en estos momentos la voz más proeuropea que se escucha en el Bundestag. Los Verdes piden abiertamente y sin peros coronabonos y una verdadera respuesta conjunta a la pandemia.
Esta crisis ha ejercido de cuarto oscuro, en el que se van revelando una a una las debilidades de una Unión Europea con serias dificultades para actuar unida, muy dependiente de terceros países como China e inmersa en una feroz competencia entre socios por el material médico. “Si los europeos no nos mantenemos juntos ahora, las fuerzas antidemocráticas y antieuropeas tratarán de llenar ese vacío”, advierte Baerbock en esta entrevista con EL PAÍS y el diario italiano La Repubblica.
Pregunta. El Eurogrupo ha acordado desbloquear las ayudas de medio billón de euros contra la crisis del coronavirus y los coronabonos han quedado aparcados. ¿Cree que es suficiente para ayudar a países como Italia o España?
Respuesta. El acuerdo sobre un fondo conjunto es un rayo de esperanza y su anclaje en el presupuesto de la UE es una buena noticia para la democracia europea. Evitar el fracaso fue importante, pero habría sido necesaria una señal más fuerte hacia el futuro. Para la lucha contra la crisis sanitaria, el compromiso puede ser suficiente, pero para apoyar las inversiones, ayudar a amortiguar las consecuencias sociales de la crisis y que las finanzas públicas nacionales no queden completamente fuera de control, sería necesario tomar más medidas. No debemos conformarnos con arreglar el pasado. Este habría sido el momento de una acción decisiva, que haga que Europa se mantenga unida cuando importa. Unos bonos europeos ad hoc, como los coronabonos, serían un instrumento de financiación solidaria económicamente razonable y la dimensión del desafío es la apropiada. Revivir la economía en Europa es nuestra misión conjunta. Si los Gobiernos no son capaces de trasladar a la población en situaciones de crisis que la UE es parte de la solución, Europa sufrirá un gran daño. También debemos imaginar qué pasaría si China ofreciera a Italia y a España un plan Marshall generoso.
P. Mientras el antieuropeísmo y la germanofobia crecen, países como China o Turquía han salido al rescate de los europeos. ¿Teme que fuerzas antidemocráticas salgan beneficiadas de esta crisis?
R. Si los europeos no nos mantenemos juntos ahora, las fuerzas antidemocráticas y antieuropeas tratarán de llenar ese vacío. Durante la crisis financiera, la falta de solidaridad europea también provocó que infraestructuras en Grecia o en Portugal como puertos acabaran vendidas a China. Esta vez, China ha lanzado una “gira de ayuda” para pequeñas empresas en el norte de Italia, para expandir su influencia en Europa. Lo mismo sucede con la ayuda médica. En las primeras semanas de la crisis del coronavirus, los europeos mostramos muy poca solidaridad con los otros y reaccionamos imponiendo restricciones a la exportación. Ese fue un error y de repente, los otros ocuparon el lugar, aunque solo fuera para la foto. Por eso es importante que en los últimos días el Gobierno haya acogido pacientes de Italia de Francia en hospitales alemanes, y lo mismo con el suministro de respiradores y otros materiales.
P. La disputa entre el norte y el sur es cada vez más bronca y recuerda a las grietas que se abrieron en la crisis financiera. ¿Teme que Europa pueda acabar rompiéndose?
R. Eso es precisamente lo que hay que evitar. El norte, con Alemania a la cabeza, se dio cuenta demasiado tarde de que la crisis financiera no era una acumulación de crisis nacionales, que en una unión monetaria hay que apoyarse mutuamente. Ser una comunidad significa que si un país de la zona euro se encamina al abismo, el resto corre el peligro de caer detrás. No debemos repetir los errores del pasado. Si no queremos que la crisis del coronavirus se convierta en una nueva crisis del euro, o en una crisis europea, es necesario un esfuerzo conjunto de todos los países de la UE.
P. Esta vez es diferente; una legión de intelectuales y parte de la prensa ha defendido una deuda común, pero las resistencias siguen siendo enormes. ¿Por qué es aún tan difícil hablar de coronabonos en Alemania?
R. En Alemania libramos un debate muy intenso sobre los coronabonos, pero desgraciadamente, el Gobierno alemán ha echado hasta ahora el freno. Además de Los Verdes, no solo muchos intelectuales están a favor, sino también representantes de los empresarios están claramente a favor de los eurobonos porque tiene sentido desde un punto de vista económico. Un bono europeo tendría intereses muy bajos e incluso a veces negativos. Si superamos esta crisis juntos, países como España o Italia seguirán siendo capaces de saldar sus deudas. Los bonos mutualizados sirven para calmar a los mercados. Si funciona, Alemania no tendría que pagar ni un euro y el mundo vería que Europa funciona unida. Pero si nos permitimos estar divididos, terminará costándonos caro y nuestra influencia como Europa disminuirá.
P. La distribución de refugiados es otro ejemplo en el que la UE ha sido incapaz de ponerse de acuerdo. Ahora, miles esperan en Grecia en condiciones inhumanas a que Europa mueva ficha.
R. Lo que está sucediendo en las islas griegas es una de las grandes catástrofes de la UE. Los valores europeos se están hundiendo en el Mediterráneo. Las cuotas comprometidas de acogida de refugiados de Italia y Grecia deben cumplirse inmediatamente. Debido al coronavirus, es más importante que nunca aliviar la situación en los campos masificados.
P. El Estado cobra ahora una nueva relevancia y se habla incluso de nacionalizar empresas. ¿Qué papel debe jugar el Estado en esta crisis?
R. Lo que necesitamos es construir una economía europea de pandemia. Como bloque económico, debemos coordinar el desarrollo de material médico, empezando por mascarillas y respiradores. En el futuro, la producción de medicamentos debe también tener lugar en Europa, para que no seamos tan vulnerables. Eso no requiere siquiera nacionalizaciones, hay pymes listas, pero los países europeos deben ofrecerles garantías de compras a medio plazo. Es inaceptable que nosotros, el mayor mercado único del mundo, dependamos de las importaciones de China de mascarillas y que compitamos con otros países europeos en lugar de producir juntos.
P. ¿Teme que la recuperación económica se produzca al margen de las conquistas ambientales, que el medio ambiente sea una víctima más de la Covid-19?
R. El coronavirus nos demuestra lo que significa reaccionar demasiado tarde en una crisis. La crisis climática no ha desaparecido. Necesitamos un programa económico y de inversiones exhaustivo para revivir nuestra economía, dirigido a la transformación socioecológica en el sentido de un Green Deal.
P. En Alemania, el coronavirus ha reforzado a los partidos del Gobierno —conservadores y socialdemócratas— y ha frenado la imparable ascensión de su partido. ¿Merman las opciones de Los Verdes para ser un partido de gobierno?
R. Estamos en medio de una crisis de dimensiones históricas, que ni Alemania ni Europa habían vivido desde la Segunda Guerra Mundial. Es esencial que todas las fuerzas democráticas en Alemania y en Europa trabajen juntas para controlar la pandemia. Eso es lo que Los Verdes estamos haciendo como partido de la oposición a nivel federal y como partido de gobierno en once Estados federados. Antes de la crisis, no basábamos nuestras políticas en las encuestas y tampoco lo vamos a hacer ahora. Me interesan otras cifras: ¿Se está aplanando la curva? ¿está creciendo el desempleo? ¿están llegando las ayudas a las empresas? ¿crece la violencia doméstica y la depresión?.
P. Pensando en la fase post confinamiento, ¿debería una aplicación de rastreo en el móvil, al estilo de Corea del Sur funcionar en Alemania?. ¿Qué le parece la estrategia de identificar a las personas inmunes?.
R. El rastreo de la infección es un instrumento central para frenar los contagios y reducir las masivas restricciones de derechos fundamentales. Pero las aplicaciones deben respetar las leyes de protección de datos. Y solo puede tener éxito si la UE trabaja junta, como demuestra la Corona App, en la que participan 130 expertos de ocho países europeos. La democracia liberal también está sometida a prueba en esta crisis.
P. ¿Cómo es su vida ahora?.
R. Trabajando desde casa y como profesora a tiempo parcial, porque tengo hijos de primaria e infantil. No es sencillo, pero por supuesto no es nada comparado con quienes viven en un apartamento pequeño, sin balcón o jardín o que sufren angustias existenciales. Por no mencionar a las enfermeras y los médicos que están haciendo un trabajo increíble.