Tres hijos de desaparecidos, en puestos clave en el nuevo Gobierno argentino
Eduardo de Pedro y Juan Cabandié encabezan los Ministerios de Interior y Ambiente. Victoria Donda, el Instituto contra la Discriminación
En su discurso de toma de posesión, Alberto Fernández trajo a la memoria de los argentinos a Raúl Alfonsín, el presidente que marcó el inicio de la transición democrática después de una cruenta dictadura (1976-1983) y llevó a juicio a sus máximos responsables. El nuevo mandatario declaró su compromiso con los derechos humanos y lo ha materializado también en la formación del Gobierno. Entre la nueva generación de peronistas que lo acompañan hay tres herederos de desaparecidos por el régimen militar: el ministro de Interior, Eduardo Wado de Pedro; el de Ambiente, Juan Cabandié; y la titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Victoria Donda.
De Pedro, nacido en 1976, es hijo de Enrique De Pedro, estudiante de Derecho y militante del grupo armado peronista Montoneros que fue asesinado por la dictadura en abril de 1977 y de Lucila Révora, secuestrada y desaparecida al año siguiente. El día del secuestro, Révora salvó la vida de su hijo al meterlo dentro de la bañera y protegerlo con su cuerpo. Pasó casi tres meses en manos de los militares antes de ser recuperado por la familia.
De profesión abogado, De Pedro comenzó como activista de derechos humanos antes de dar el salto a la política partidaria. Fue diputado nacional, vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, secretario general de la Presidencia e integrante del Consejo de la Magistratura. Considerado uno de los hombres más cercanos a Cristina Fernández de Kirchner se ganó también la confianza del nuevo presidente, que lo ha colocado en un puesto clave de su Gabinete.
Juan Cabandié Alfonsín nació en marzo de 1978 en la Escuela Superior Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención de la dictadura. Hasta los 26 años vivió con un nombre ajeno y creyendo que sus padres eran un policía retirado y una ama de casa.
Lleno de sospechas, Cabandié se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo y un test genético reveló su verdadera identidad en enero de 2004. Descubrió así que su padre, Damián Abel Cabandié, fue secuestrado en noviembre de 1977, a los 19 años, al salir de la casa en la que vivían en Buenos Aires. Pocas horas después, los militares secuestraron también a su madre, Alicia Alfonsín, de 17 años y embarazada de él. En diciembre, Alfonsín fue trasladada a la ESMA, donde lo dio a luz tres meses después.
A partir de 2004, Cabandié comenzó a reconstruir su historia. Se convirtió en un referente de la militancia de los derechos humanos mientras se abría paso también en la agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora. Fue legislador por Buenos Aires y diputado nacional antes de asumir con Fernández como nuevo ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Victoria Donda Pérez es una abogada, activista de derechos humanos y política que se enteró en octubre de 2004 que había nacido en la ESMA. Abuelas de Plaza de Mayo llegó a ella a través de una denuncia sobre el caso de una niña que había sido anotada como hija propia por el ex prefecto Juan Azic. Tras judicializar el caso, el ADN confirmó que en realidad era hija de José María Laudeano Donda y de María Hilda Pérez, ambos secuestrados y desaparecidos por la dictadura en 1977.
Fue elegida diputada nacional por el kirchnerismo en 2007, pero se alejó al año siguiente y mantuvo la distancia hasta que el peronismo comenzó a reunificarse meses atrás para presentar un frente común con el que derrotar al macrismo. Al frente del Inadi, Donda se sumó este martes al discurso de unidad pronunciado por el presidente. "Se tiene que terminar la violencia en la política, vinimos a unir la sociedad, si hay alguien que se enriquece con la grieta son aquellos y aquellas que se vienen enriqueciendo y que vienen empobreciendo a buena parte de la sociedad argentina", planteó.
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