El turismo chino pone el ‘fish and chips’ en el mapa de las grandes atracciones turísticas del norte de Inglaterra

Un restaurante sin pretensiones, ubicado en la autovía que conecta Londres y York, se convierte en sensación nacional como destino preferente de los visitantes asiáticos

Vista de la fachada del restaurante Scotts Fish and Chips, a las afueras de Yorkshire (Inglaterra). Scotts Fish and Chips

Una propuesta culinaria tan sencilla como el fish and chips, a base de pescado rebozado acompañado de patatas fritas regadas en vinagre, ha puesto en el mapa de las grandes atracciones turísticas del norte de Inglaterra a un restaurante que sirve este típico plato en el poco estimulante entorno de una autovía. Los protagonistas del fenómeno son los grupos de visitantes chinos que suelen afluir en masa a este local de Yorkshire, hasta el punto de convertirlo en una celebridad nacional.

El Scotts Fish and Chips acapara estos días titulares en los grandes diarios britanicos por su...

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Una propuesta culinaria tan sencilla como el fish and chips, a base de pescado rebozado acompañado de patatas fritas regadas en vinagre, ha puesto en el mapa de las grandes atracciones turísticas del norte de Inglaterra a un restaurante que sirve este típico plato en el poco estimulante entorno de una autovía. Los protagonistas del fenómeno son los grupos de visitantes chinos que suelen afluir en masa a este local de Yorkshire, hasta el punto de convertirlo en una celebridad nacional.

El Scotts Fish and Chips acapara estos días titulares en los grandes diarios britanicos por su capacidad de atracción de un turismo chino que recala en el Reino Unido con la vista puesta más allá de la obligada visita a las maravillas de Londres. Lo que ha llamado la atención es que, a ojos de los viajeros asiáticos, este pub se ha tornado en parada ineludible de sus crecientes incursiones por el norte para visitar la ciudad amurallada de York, el museo vikingo de Jorvik o la televisiva mansión de Castle Howard (inmortalizada en la serie Retorno a Brideshead). Muchos completan la excursión con una "experiencia" tan típicamente inglesa como degustar la fritura de bacalao —el ingrediente más genuino del plato aunque a veces sea reemplazado por otros pescados— acompañada de una pinta de cerveza, a razón de 12.50 libras (unos 14 euros al cambio).

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El éxito no ha venido solo de la mano de una ubicación estratégica en los lindes de la vía A64, principal conexión de la capital con la perla de York. Los responsables del Scotts Fish and Chips supieron atisbar una veta de negocio en el entusiasmo de aquellos comensales chinos que comenzaron a desembarcar de sus autocares, y se decidieron a explotarla traduciendo su menú al mandarín, al que añadieron el cantonés en una campaña de promoción en las plataformas Weibo y WeChat. Hoy recibe al menos a un centenar de estos turistas cada semana. Y el sector ya ha tomado nota, habida cuenta del potencial que encarna el turismo procedente de China, con un crecimiento del 98% de visitantes en el Reino Unido a lo largo del último lustro. Además, suele gastar en su visita hasta tres veces más que el promedio.

El gran reclamo del Scotts es ese fish and chips que el mismísimo presidente de la República Popular, Xi Jinping, probó por primera vez hace tres años durante una visita oficial a tierras británicas. No lo hizo en este pub, sino en otro más lujoso de Buckinghamshire junto al entonces primer ministro, David Cameron, tal y como inmortalizaron las cámaras de la prensa. Pero el restaurante de Yorkshire, que tiene como vecina a la competencia de la cadena McDonald's, ha sabido rentabilizar como pocos aquella publicidad.

Sus clientes chinos, que suelen acudir en nutridos grupos de entre 20 y 50 personas, son descritos por el personal como simpáticos y sociables, aunque algunos apenas chapurreen el inglés. Lo fotografían todo (se ha retocado el diseño de los platos para que luzcan más atractivos en Instagram) y en ciertas ocasiones alteran ligeramente la experiencia gastronómica trayéndose consigo unas hojas de té. Por eso el agua hirviendo siempre está a punto en el Scotts, a la espera de sus visitantes más agradecidos.

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