Schäuble dejará el Ministerio de Finanzas y aspira a presidir el Parlamento alemán

Su salida abre nuevos interrogantes sobre las anunciadas reformas de la zona euro

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, durante la pesentación del borrador de presupuestos para el 2018. CLEMENS BILAN (EFE)

El ministro que ha manejado con puño de hierro los últimos ocho años las finanzas de Alemania -y en buena medida también las de Europa- planea dejar su cartera, según han hecho público fuentes de su partido. Está previsto que Wolfgang Schäuble asuma la presidencia del Parlamento, tras unas elecciones que han fragmentado la política alemana y han permitido...

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El ministro que ha manejado con puño de hierro los últimos ocho años las finanzas de Alemania -y en buena medida también las de Europa- planea dejar su cartera, según han hecho público fuentes de su partido. Está previsto que Wolfgang Schäuble asuma la presidencia del Parlamento, tras unas elecciones que han fragmentado la política alemana y han permitido la entrada de la extrema derecha en la Cámara Baja. Su salida abre nuevos interrogantes sobre el futuro de la UE y de las anunciadas reformas de la zona euro.

“Estamos encantados de que Wolfgang Schäuble haya aceptado ser candidato para la posición [de presidente del Parlamento]”, indicó en un comunicado recogido por la agencia Reuters Volker Kauder, líder del grupo parlamentario conservador CDU. Schäuble será propuesto formalmente para el cargo por Kauder y por su homólogo del partido hermanado bávaro el próximo 17 de octubre.

A sus 75 años recién cumplidos, Schäuble es un peso pesado de la Unión demócratacristiana (CDU), el partido de Angela Merkel, que el pasado domingo ganó las elecciones junto a su aliada bávara en el bloque conservador, la CSU. Es además un hombre de total confianza de la canciller, Angela Merkel.

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Las reformas deben esperar

La canciller Angela Merkel ha dado la bienvenida al discurso pronunciado el martes por Emmanuel Macron en el que defendió una mayor integración europea, pero también consideró que es aún pronto para valorar propuestas concretas. La celebración de las elecciones generales en Alemania no ha supuesto el pistoletazo de salida para las reformas europeas que muchos socios de la UE esperaban. Para empezar, porque la canciller ha salido debilitada políticamente de los comicios, lo que merma su capacidad de actuación también en el plano exterior. Primero deben celebrarse las elecciones regionales en Baja Sajonia a mediados de octubre, que medirán la nueva correlación de fuerzas tras las elecciones sísmicas del domingo. Pero sobre todo habrá que esperar a las negociaciones de la coalición de Gobierno que pueden demorarse meses.

El guardián de la ortodoxia financiera dejará previsiblemente el todo poderoso ministerio de Finanzas alemán en un momento crucial para la zona euro. Francia se ha propuesto “refundar Europa” de la mano de Berlín y esa revolución institucional pasa en primer lugar por redibujar la arquitectura de la eurozona. Ese nuevo diseño implica crear un presupuesto para la zona euro, que sirva para financiar a los países con dificultades y contribuya a evitar nuevas crisis financieras que permitan avances populistas como los actuales.

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Schäuble había sido hasta ahora el símbolo de las políticas de austeridad, de la defensa del rigor presupuestario y de la aversión al déficit. Ha ejercido en buena manera de freno a cualquier mecanismo que implicara la llamada mutualización de la deuda y que otorgaran a Bruselas más poder de decisión sobre las finanzas de los países del euro.

Su previsible salida sin embargo, no implica que el rigor que impera en la cartera de Finanzas alemana se vaya a relajar. El resultado de las elecciones obligará a la canciller, Angela Merkel a formar una coalición de Gobierno en la que el partido liberal (FDP) tiene muchas posibilidades de participar. El ministerio de Finanzas es precisamente uno de los objetos de deseo del FDP, un partido que no augura buenas noticias para los defensores de una mayor integración europea y sobre todo de la reforma de la eurozona. Los liberales no quieren ni oír hablar de financiar deudas ajenas con dinero alemán y sobre todo sin un estricto control de dónde y cómo se gasta.

El resultado de las elecciones del domingo en Alemania deja apenas dos opciones para formar un Gobierno de mayoría. El bloque conservador de Merkel podría repetir la llamada Gran Coalición con los socialdemócratas (SPD) o formar la llamada coalición Jamaica por los colores de la bandera de la isla caribeña. El SPD ya ha rechazado unir su destino una vez más al de Angela Merkel ya que considera que el batacazo electoral es fruto en parte de su alianza con los conservadores. La coalición Jamaica estaría formada por CDU/CSU además de verdes y liberales. Nunca antes se ha probado a nivel federal y los partidos tendrían que superar numerosas incompatibilidades y líneas rojas para ponerse de acuerdo. Una de ellas precisamente es la visión del futuro de la arquitectura europea que separa a Angela Merkel de la de Christian Lindner, el líder del FDP.

La anunciada salida de Schäuble despejaría de entrada un obstáculo a la hora de negociar una coalición de Gobierno en la que los liberales aspiren a quedarse con la cartera de Finanzas. “El apoyo a Schäuble como presidente del Bundestag está asegurado. Personalidad extraordinaria y autoridad natural”, ha tuiteado Lindner poco después de trascender la noticia. Desde el domingo pasado, la prensa alemana especulaba con la posibilidad de que Schäuble asumiera la presidencia del Bundestag, en un momento en el que los pilares del parlamentarismo alemán tiemblan ante el desembarco de 94 diputados de la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD).

Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial un partido de derechas nacionalista ha entrado en el Parlamento. Y lo ha hecho gracias a un discurso antiinmigración y en contra del euro que ha calado entre buena parte de la población alemana. Buena parte del casi centenar de nuevos diputados no tiene experiencia política y los que sí la tienen han logrado escalar en las encuestas a golpe de declaraciones escandalosas. La firmeza de Schäuble le convierte en un candidato idóneo para poner orden en un hemiciclo alterado. Es además un político muy popular y respetado en Alemania, considerado miembro del ala más conservadora del partido de Merkel.

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