“Nos reconocerán cuando Europa se desintegre”

El líder insurgente asegura que tras las elecciones en Francia y Alemania, la situación en el Donbás cambiará

El jefe de la autodenominada República Popular de Donetsk (RPD), Alexandr Zajárchenko, de 40 años, dibuja un inquietante escenario si fracasa la solución negociada respecto a Ucrania. En una entrevista con el EL PAÍS, sostiene que la alternativa a las conversaciones de Minsk (el único foro de negociación para encauzar el conflicto en el Este de Ucrania, bajo la égida de la OSCE) es una guerra en la cual los insurgentes secesionistas conquistarían el resto del Estado y provocarían una oleada migratoria sin precedentes sobre Europa occidental. Custodiado por guardaespaldas bien armados y bebiendo té, Zajárchenko, en traje militar, habló en un hotel en Donetsk sobre la situación actual, sus ideas y sus planes.

Alexandr Zajárchenko, líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, el 1 de marzo de 2017.Alexander Ermochenko (Reuters)

Nuestra primera conversación con el oriundo de Donetsk —que se formó como técnico electricista de minas— fue en abril de 2014, cuando Zajárchenko era el líder del movimiento Oplot, que encabezó la oposición armada al Gobierno de Kiev. Desde entonces fue "gravemente" herido cuatro veces y otras cuatro sufrió traumas, explica. "Dos de las heridas eran mortales y podría haberme quedado sin pierna. De los 57 camaradas [de Oplot] de 2014, sólo quedan tres vivos”.

Alemania, Francia, Ucrani...

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Nuestra primera conversación con el oriundo de Donetsk —que se formó como técnico electricista de minas— fue en abril de 2014, cuando Zajárchenko era el líder del movimiento Oplot, que encabezó la oposición armada al Gobierno de Kiev. Desde entonces fue "gravemente" herido cuatro veces y otras cuatro sufrió traumas, explica. "Dos de las heridas eran mortales y podría haberme quedado sin pierna. De los 57 camaradas [de Oplot] de 2014, sólo quedan tres vivos”.

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Alemania, Francia, Ucrania y Rusia, así como representantes de los secesionistas prorrusos participan en el proceso de Minsk, cuyo fin es el “alto el fuego” para resolver “el resto de los problemas mediante negociaciones”. Pero éstas aún no se han producido y, "si se produjeran", asegura, "diríamos que no queremos vivir en Ucrania, sino con Ucrania, de forma civilizada y como buenos vecinos”, afirma. “Minsk se creó para acabar con la actividad bélica. Después debían celebrarse elecciones a los consejos locales, y, de forma automática, un referéndum [sobre la integración en Rusia] como en Crimea”. Zajárchenko asegura que eso sería la culminación del proceso.

"¿A quién cree que van a elegir aquí en los consejos locales? A gente como nosotros. Y la gente como nosotros anunciará un referéndum y nos incorporaremos a Rusia sobre una base legal”, afirma. “El reconocimiento [por parte de Rusia] depende de la situación política. La Federación Rusa tiene intereses directos en este territorio. De momento no hay condiciones, pero cuando Europa se desintegre, entonces nos reconocerán. Tras las elecciones en Francia y Alemania, la situación cambiará”, opina. El territorio controlado por la RPD tiene cerca de tres millones de habitantes.

"Si no existieran [los acuerdos de] Minsk, Europa sería invadida por miles de ucranianos armados, lo que sería peor que los albaneses de Kosovo, porque si Minsk no existiera, venceríamos nosotros”, afirma el jefe insurgente. Y aclara: “Ucrania es también mi tierra, que en su totalidad debería ser la República Popular de Donetsk.  Después de que lo hagamos [convertir Ucrania en la RPD], a Europa llegarán miles de ucranianos fogueados en combate durante tres años, gente muy diferente de los refugiados que ahora llegan de Siria a la UE", advierte.

Si no existieran [los acuerdos de] Minsk, Europa sería invadida por miles de ucranianos armados
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“La guerra no está excluida y es más real que nunca”, dice Zajárchenko, quien considera como su “obligación” controlar al 100% las fronteras de Lugansk y Donetsk como mínimo. Actualmente, las autodenominadas “repúblicas populares” del mismo nombre controlan un tercio del territorio de esas regiones. De emprender una ofensiva sobre el resto de Ucrania, opina, podría contar con el apoyo local. “¿Acaso cree que en el interior de Ucrania no podemos encontrar a gente que diga que apoya a la RPD? Podemos tener diversos aliados, no sólo Rusia, sino gente que vive en Ucrania y que conserva el sentido común y la memoria”. Zajárchenko asegura que ya le dijo a Kiev que querían vivir como en Baviera (Alemania). "Y ahora les digo que viviremos mejor que en Europa, porque no tendremos refugiados [sirios]”, afirma.

A principios de marzo, la RPD y RPL proclamaron la llamada Dirección exterior de las empresas ucranianas que se negaron a registrarse y a pagar impuestos en los territorios secesionistas. La intervención se ha presentado como resultante del bloqueo ucraniano sobre el tráfico de mercancías de esta región. No se trata de una “nacionalización ni de una confiscación”, sino de una medida obligada para que “los trabajadores reciban su sueldo, el Estado [los territorios secesionistas, en su terminología] sus impuestos y la producción necesaria para mantener los combates”, reitera Zajárchenko. En el conjunto de la RPD y RPL, la medida afecta a 87.000 personas directamente, que con sus familias suponen más de 200.000”.

Abastecimiento de materias primas, comercialización y precio de la producción son los tres “problemas” que la Dirección exterior debe resolver, señala Zajárchenko. “Antes recibíamos la materia prima de Ucrania, ahora intentamos reorientar el abastecimiento desde Rusia. Nuestro producto es de calidad y competitivo en cualquier mercado europeo porque nuestra electricidad y nuestra mano de obra son baratas”. Los secesionistas no pueden comerciar legalmente con Europa, pero el reconocimiento de sus documentos —pasaportes— por Moscú les abre la puerta de Rusia, opina el líder insurgente. “Se han firmado contratos [con Rusia], y no se trata de ayuda, sino de operaciones comerciales normales.”, dice. Las empresas de la RPD mantendrán las relaciones comerciales que tenían, solo que ahora será a través de Rusia.

La guerra no está excluida y es más real que nunca

Zajárchenko rechaza la transparencia en la gestión económica de las empresas intervenidas. “Si dedico los beneficios a la compra de armas, municiones y alimentos para el Ejército, ¿también debo mostrar a todo el mundo que me gasté millones o miles de millones?”, señala. Etiquetar los gastos opacos en la categoría de "otros fines" no le convence. “No, no puedo”, admite. El Ejército de la RPD tiene 35.000 personas y “en pocas semanas”, dice, puede “aventajar a los europeos” por su “abastecimiento y equipo”.

Zajárchenko es pesimista sobre el futuro de Europa, pero optimista sobre el comercio, a pesar del bloqueo ucraniano y las sanciones contra Rusia. “Europa está muy corrompida y practica una política de doble rasero. Las relaciones económicas se guían por el principio del beneficio”, dice. “El Estado Islámico vendió petróleo a Turquía y China compró petróleo a Irán pese a las sanciones”. “Tenemos propuestas agrícolas de los italianos y una fábrica mantenida por los alemanes, así como ofertas de los chinos. Trabajamos con empresas de EE UU, de Francia, de Finlandia, de Suecia. Recibimos impuestos de ellos y nos importa si no los pagan en sus países”.

Es un error pensar que aquí luchan ucranianos y rusos. Aquí luchan rusos con rusos

La potencia rusa

Para el líder de la RPD, la única potencia con futuro en el mapa continental parece ser Rusia, que él ve como la eventual salvadora de una Europa debilitada por la emigración musulmana y las tendencias centrífugas. El orden que las democracias modernas consideran “pasado” (una sociedad combativa, intolerante, con familias patriarcales autoritarias), corresponde al “futuro” deseado por Zajárchenko, que critica la falta de deseo de combatir, fruto de la experiencia europea de la Segunda Guerra Mundial. “Patria y familia son los principales valores de los rusos y estamos dispuestos a morir por ellos. En cambio, para los europeos, la vida es lo principal, y después tal vez la familia, pero la Patria está mucho más atrás”. “Los europeos quieren seguir viviendo y han desarrollado el instinto de conservación”. “A Europa la conquistan los inmigrantes. A nosotros nadie nos conquista”, señala. “La nación perece cuando los hombres no quieren morir por la familia y la Patria”.

El líder insurgente asegura que vivían en un país que se llamaba Ucrania, "como los vascos en España o los escoceses en Reino Unido". "Unos se sentían ucranianos, otro no; pero todos aquí nos sentíamos de Donbás”, describe. “Es un error pensar que aquí luchan ucranianos y rusos. Aquí luchan rusos con rusos, porque los ucranianos son esos mismos rusos. Donbás [las provincias de Donetsk y Lugansk] es el lugar donde cambia el orden global mundial, donde cambia la percepción de Rusia en el mundo”, asegura Zajárchenko. A diferencia de Crimea, “aquí [Donbás] se vierte la sangre” y “lo que ahora parece imposible, puede ser realidad dentro de medio año. Y con gusto miraré cuando el estado de Texas se alce en armas y diga que no quiere vivir en EE UU y comience a disparar sobre California”, reflexiona.

“Me gusta disparar”

P. B

"Si estás sentado sin hacer nada, te degradas. Pararse significa morir. Me gusta disparar. Usted escribe y yo disparo", dice Zajárchenko, que enseña a esta corresponsal (tras vaciar previamente los cargadores) las tres pistolas que lleva encima. Se trata de un arma de producción checoslovaca y otras dos de producción soviética (una TT y otra Makárov).

Recuerda el líder prorruso al “tío Misha”, un antepasado suyo que luchó como tanquista por la República española. Aquella era una información secreta que el "tío Misha", partisano durante la Segunda Guerra Mundial, sólo desveló al regresar de los campos de concentración de Stalin, adonde le enviaron a “talar árboles”, como a tantos otros combatientes soviéticos, por haber sido prisionero de los alemanes.

Siberia fue también el destino de la bisabuela de Zajárchenko, condenada a 15 años en campos de la URSS por haber estado presa en Buchenwald, y luego rehabilitada. El líder de la RPD tiene cuatro hijos varones y en su concepto de la educación familiar está castigarles cuando hacen algo malo, poniéndolos cara a la pared, y azotarlos con los pantalones bajados. “Ellos mismos se ponen en un rincón, se inclinan y yo les azoto, lloran en silencio apretando los dientes, pero no dejan escapar un grito, y luego, cuando hemos concluido, me dicen: gracias padre por la lección”.

El hijo mayor de Zajárchenko, de 19 años, estudia para ser diplomático en Moscú y desobedeciendo a su padre viajó a ver a una amiga a Siberia, a miles de kilómetros de distancia. También él recibió el castigo paternal. “Es un Zajárchenko. Aquí podría llevar una pistola para defenderse, pero allí donde estudia, no se pueden llevar armas”, lamenta.

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