La revolución de las manos invisibles del hotel Trump en Las Vegas

El poderoso sindicato 'Culinary Workers Union' espera tener algo que decir en estas presidenciales.

La sede de 'Culinary Workers Union' en Las Vegas (Nevada).

Son aquellos a los que no vemos, pero sin los que 'la ciudad del pecado' no podría vivir. El personal de limpieza, camareros, cocineros y otros empleados del mundo de la hostelería (en Las Vegas se calcula que hay unas 155.000 habitaciones de hotel), no solo tienen este discreto poder, sino también el que les confiere su sindicato, el Culinary Workers Union, que cuenta con 57.000 inscritos. Por eso, con motivo del ...

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Son aquellos a los que no vemos, pero sin los que 'la ciudad del pecado' no podría vivir. El personal de limpieza, camareros, cocineros y otros empleados del mundo de la hostelería (en Las Vegas se calcula que hay unas 155.000 habitaciones de hotel), no solo tienen este discreto poder, sino también el que les confiere su sindicato, el Culinary Workers Union, que cuenta con 57.000 inscritos. Por eso, con motivo del debate presidencial organizado en la ciudad el miércoles, sus afiliados han aprovechado el tirón mediático para avanzar en una reivindicación por la que están en liza desde hace ocho años: la creación de un grupo sindical en el majestuoso hotel Trump. La dirección del edificio dorado, con sus 64 plantas que dominan el famoso Strip o bulevar de los casinos, lleva oponiéndose desde 2008, mientras que el 53 % de los 500 empleados votó a favor a finales de 2015.

En el 'local 226', sede del sindicato situado en el centro de Las Vegas, ha llegado el momento de movilizarse. "¡Si se puede!" (recordando el Yes We Can de Obama), gritan los empleados del hotel, reunidos en torno a una mesa donde se preparan las pancartas destinadas a las diferentes movilizaciones previstas hasta el final de la semana. "¡No sois ciudadanos de segunda clase!", les grita Mario, uno de los líderes.

El miércoles, justo antes del debate, varias decenas de afiliados al sindicato se manifestaron frente al lujoso hotel, creando un muro simbólico con camiones de tacos, en presencia del reverendo Jessie Jackson (Trump intentó, con poco acierto, seducir a los votantes hispánicos publicando una foto en las redes sociales comiéndose este tradicional plato mexicano a principios de mayo). "Ya es hora de que nos respeten, de que nos traten como a seres humanos", explica Eleuteria Blanco, de 56 años, trabajadora del Trump desde hace ocho. "¿Cómo vamos a dejar que gobierne el país si ni siquiera respeta los derechos de sus propios empleados? ".

Eleuteria Blanco.Julie Connan

Al igual que ella, la mayoría de los miembros del sindicato son latinos y, aunque por lo general no tienen derecho a voto, los afiliados se inclinan tradicionalmente por el partido demócrata. Entre las filas, algunos muestran orgullosos una insignia pro-Clinton sobre sus camisetas rojas. A dos semanas de la votación, la batalla no tiene lugar únicamente en el establecimiento que Trump posee en un 50 %. "El sindicato es bastante fuerte en la movilización de electores, especialmente latinos, y haciendo puerta a puerta. Este es uno de los motivos por los que Nevada es tan diferente de los otros Estados del Sur. Aquí los sindicatos tienen mucho poder", explica David Damore, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Nevada, en Las Vegas. "Y como Nevada es un Estado pendular, el Culinary Union puede tener un impacto bastante importante sobre el escrutinio y sobre los seis grandes electores con los que cuenta el Estado a nivel nacional".

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