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Conflictos del mundo como ejemplo para unir Argentina

El Gobierno trae a Buenos Aires a expertos en conflictos para tomar ideas para rebajar la llamada “grieta”

Carlos E. Cué
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, abre 'Diálogos globales" en la Casa Rosada.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, abre 'Diálogos globales" en la Casa Rosada.EFE

Argentina lleva muchísimos años sin sufrir miles de muertos por un conflicto político. La última vez fue con el terrorismo de Estado de la dictadura militar (1976-1983). Sin embargo, este país sí tiene uno de los mayores niveles de polarización política de América, sobre todo en los últimos años, en la batalla entre los que estaban a favor y en contra de los Kirchner, una división que el periodista Jorge Lanata definió como “la grieta”. El Gobierno de Mauricio Macri, que aún no ha resuelto esa grieta y vive una fuerte contestación de sectores kirchneristas, ha organizado unas inéditas jornadas en la Casa Rosada en la que varios expertos en conflictos sangrientos y durísimos, como los de Sudáfrica, Colombia o Perú, ofrecen sus experiencias. La idea del foro es muy clara: ayudar a apaciguar la política argentina y buscar un nuevo tipo de diálogo entre los distintos sectores. El sudafricano Charles Villa-Vicencio contó el durísimo proceso de la comisión de la verdad sudafricana, en la que 7.000 asesinos y torturadores confesaron sus crímenes y a cambio no recibieron pena alguna. Manuel Ramiro Muñoz y Joshua Mitrotti hablaron de la experiencia de la guerrilla en Colombia y las atrocidades que provocó en los dos bandos. Otros como un cura católico de Mosul, Najeeb Michaeel, que sacó en un camión manuscritos del siglo XXII y logró salvarlos huyendo del ISIS, relataron durísimas experiencias en otros continentes.

“La grieta” política, aún muy presente

Muchos políticos y personajes públicos argentinos insisten en la necesidad de acabar cuanto antes con la “grieta”, como llamó el periodista Jorge Lanata a la división entre partidarios y detractores de los Kirchner. En realidad, eso está bien lejos de suceder. Miles de kirchneristas comparan a Macri con la dictadura mientras miles de macristas piden cada día en todo tipo de foros que Cristina Fernández de Kirchner acabe en la cárcel. Los distintos procesos que se siguen contra ella por presunta corrupción o por perjuicio al Estado no hacen sino elevar la tensión política argentina en los dos bandos.

El foro, que duró dos días, tiene un nombre con clara intención política: “Diálogos Globales, ¿es posible la convivencia después de la polarización?”. Los conflictos y las historias narradas en estos dos días, en los que algunos expertos contaron con detalle las mayores atrocidades vividas en sus países –violaciones masivas, asesinatos de niños, abortos forzados con fetos entregados a los perros- pretendían servir como ejemplo de que incluso después de esos terribles episodios es posible reconstruir una sociedad, como sucedió en Sudáfrica. Y todo, realizado en la Casa Rosada, sede del Gobierno, con la intención de lanzar uno de los mensajes que Macri repite constantemente en sus discursos: la necesidad de unir a los argentinos. “En este momento en el mundo se vive la tensión entre la vocación de cerrarnos, del odio, o la de abrirnos al mundo, nosotros apostamos por la segunda”, explicó el jefe de gabinete, Marcos Peña, al abrir el ciclo. “Tenemos mucho pata aprender en el objetivo común de unir a los argentinos. Queremos que nos ayuden a encontrar puntas para seguir dialogando” insistió.

El macrismo asegura que su gran prioridad es recuperar el diálogo entre todos los sectores de Argentina y rebajar la tensión política. Y para eso estaban pensadas estas jornadas. “Hemos tenido dictaduras militares atroces, terrorismo de estado, guerra civil, asesinato político, nos hemos educado en el odio al otro. Hemos vivido tiempos de polarización altísimo que hacía tiempo que no vivíamos en Argentina. Nos queríamos preguntar ¿qué pasa después?”, explica Pablo Avelluto, ministro de Cultura. “Nosotros queríamos traer a expertos para que Argentina vuelva a los debates que marcan la agenda del mundo, de los que habíamos estado aislados. Y también buscar la idea de que el diálogo es la clave para mejorar la democracia, y ese diálogo implica el reconocimiento del otro”, explica Iván Petrella, secretario de integración federal del Gobierno argentino y uno de los intelectuales de referencia del macrismo, impulsor de las jornadas. “Este diálogo requiere el coraje de abrirse a conversaciones muy difíciles por el interlocutor. Hoy nos toca pensar en Argentina nuestra democracia de manera más ambiciosa. Nuestra historia ha sido compleja, con mucha violencia política. Pero también somos un país de emigrantes, que recibe cada año miles de personas desplazadas de todo el mundo, y tenemos la comunidad judia y musulmana más grande de Latinoamérica, sin violencia religiosa”, señala. Argentina mira pues al mundo para encontrar la fórmula que le permita volver a un diálogo político normalizado.

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