La muerte del hijo de Carlos Menem se convierte en un culebrón 20 años después
El expresidente acusa ahora a Hezbollah y su exmujer le exige más datos
"Yo que sé, hijo, Menem es muy especial, y lo que acaba de hacer es muy especial también, hijo, no sé". Zulema Yoma, la exmujer de Carlos Menem, envejecida por los años y rejuvenecida por la cirugía, con gafas de sol galácticas, se reía en las escaleras del Senado ante la pregunta de un periodista: ¿Por qué Menem no quiere contar todo lo que sabe de la muerte de su hijo? Uno de los misterios más inescrutables de Argentina, que ha generado miles de comentarios desde 1995, el año en que Carlos Menem hijo murió en un accidente de helicóptero mientras su padre era presidente, se ha convertido de nuevo en un culebrón con los mismos protagonistas de entonces: Menem, su exmujer, el espionaje.
Pero ahora con un añadido que lo saca de las revistas del corazón y lo lleva a la crónica judicial. Menem, que ha cambiado su histórica versión de que fue un accidente y ahora habla de un atentado, ha tenido que explicarse ante un juez, que le pedía que revelara qué datos nuevos tiene porque hace solo un mes aseguró que sabía quién había matado a su hijo pero no lo podía contar.
El expresidente sigue siendo una figura relevante de la política a sus 85 años y es senador. Allí votó recientemente a favor del pacto con los fondos buitre. Por eso la declaración se realizó en el Senado con todos los ingredientes: Menem, sus abogados, Zulema, los suyos, el juez, la otra hija, Zulemita, todos dilucidando una disputa familiar histórica que tuvo en vilo a todo un país dominado por el menemismo en los 90 y que ahora revive aquella época. Menem se limitó a decirle al juez que el entonces canciller, Guido Di Tella, ya fallecido –por lo que no puede desmentirle- le dijo que había sabido por distintas embajadas que Carlitos había sido víctima de un atentado de Hezbollah.
Según esta nueva versión de Menem, sería el “tercer atentado”, después del de la Embajada israelí, en el que murieron 22 personas en 1992, y el de la AMIA, una asociación judía, en la que murieron 85 personas en 1994. Zulema sin embargo está convencida de que quienes fueron contra su hijo eran "narcoterroristas" que querían vengarse de su padre, al que ella culpa de todos sus males por supuestos delitos de corrupción. "Estos atentados no son un chiste, esto es obra del narcoterrorismo, pero Menem no ha querido dar detalles, no ha aclarado nada", se quejaba amargamente Zulema en las escaleras del Senado.
Para añadir un poco más de drama, Menem apelaba a que no podía dar más detalles porque era un secreto de Estado. Pero el presidente actual, Mauricio Macri, la ha liberado de esa obligación de guardar secreto en este asunto. Sin embargo Menem no quiere profundizar y se negó a contestar a las 21 preguntas del abogado de Zulema. En el punto álgido del culebrón, este letrado, que lo fue de Menem cuando el matrimonio presidencial estaba a buenas, le pidió en la audiencia al expresidente que le permitiera contar detalles que le dio sobre la muerte de Carlitos cuando él aún era su representante. El código de los abogados le impide revelarlo si antes no le autoriza el que en ese momento era su cliente. Pero Menem no le dio ese permiso.
La novela sigue pero ahora con un nuevo protagonista, el juez que debe decidir cómo seguir. "Es muy difícil saber qué pasó, han pasado muchos años, pero aún hay mucha gente de entonces viva, hay que intentarlo", se desesperaba Zulema. El apellido Menem en Argentina sigue siendo sinónimo de historia inagotable casi 30 años después de llegar a la presidencia. Esta vez no es con un lío de faldas o un escándalo de corrupción, sino nada menos que con la muerte de su primogénito.
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