Kerry trata de calmar el recelo saudí por la política de EE UU en la región

Riad desconfía del deshielo entre Washington y Teherán El secretario de Estado subraya en una visita la importancia estratégica de la relación bilateral

John Kerry y el rey Abdulá, en Riad.JASON REED (AFP)

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha subrayado hoy lunes en Riad que Arabia Saudí es un aliado "muy, muy importante" para Estados Unidos. Sus palabras, poco después de entrevistarse con el ministro saudí de Exteriores, el príncipe Saud al Faisal, y antes de ser recibido en audiencia por el rey Abdalá, buscan tranquilizar a su socio que en las últimas semanas se ha mostrado descontento con la política de Washington en Oriente Próximo. Aunque ambos han expresado la voluntad ...

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El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ha subrayado hoy lunes en Riad que Arabia Saudí es un aliado "muy, muy importante" para Estados Unidos. Sus palabras, poco después de entrevistarse con el ministro saudí de Exteriores, el príncipe Saud al Faisal, y antes de ser recibido en audiencia por el rey Abdalá, buscan tranquilizar a su socio que en las últimas semanas se ha mostrado descontento con la política de Washington en Oriente Próximo. Aunque ambos han expresado la voluntad de seguir trabajando juntos, las diferencias entre los "dos países amigos" permanecen, en especial sobre Siria.

"Esta es una relación profunda que dura desde hace 75 años y va a seguir durando siempre", ha declarado el jefe de la diplomacia estadounidense durante una conferencia de prensa conjunta con el príncipe Faisal. "Los saudíes son muy, muy importantes para todos nosotros. Los saudíes son el principal actor en el mundo árabe, junto a Egipto", había manifestado poco antes ante el personal de la Embajada.

La visita de Kerry es la primera desde que el jefe de los servicios secretos saudíes, el príncipe Bandar Bin Sultán, advirtiera el mes pasado de "un giro importante" en sus relaciones con EEUU debido a la pasividad de éste en Siria y señalara que la renuncia de su país a un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU era un mensaje para Washington.

"Aquí no caben ni la emoción ni la ira, sino sólo para políticas de sentido común y cabales", ha señalado por su parte el veterano Faisal tratando de quitar leña al fuego.

Pero a pesar de las buenas palabras de ambos, también han quedado claras las diferencias, sobre todo respecto a Siria. Kerry ha asegurado que Washington no tiene la autoridad legal ni el deseo en este momento de involucrarse en la guerra civil de ese país, y tampoco ignora las complicaciones que esperan aún en el camino. El ministro saudí ha aprovechado la ocasión para pedir que Irán salga de Siria porque, dice, que Teherán está ayudando al presidente Bachar el Asad a bombardear a su propio pueblo.

A raíz de que el presidente Barack Obama aceptara a primeros de septiembre no bombardear al régimen de El Asad a cambio de que entregara sus armas químicas, los gobernantes saudíes se han sentido traicionados y marginados. La familia real, que apoya sin ambages a la oposición armada siria (mayoritariamente islamistas suníes), no entiende el giro dado por EEUU. Alguno de sus miembros llegó a calificar de "broma" el desarme químico. Para Riad, ese paso no sólo da aire a El Asad, sino también a su principal valedor, la República Islámica de Irán, que es el mayor rival regional del reino.

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Añádase a eso el reciente flirteo de Obama con el nuevo presidente iraní, Hasan Rohaní, y se entenderá el ataque de celos. Después de 34 años, sirviendo de baluarte frente el expansionismo (ideológico) de la revolución iraní, las monarquías de la península Arábiga temen que un eventual deshielo entre Washington y Teherán se haga a costa de sus intereses. A este respecto, Kerry ha reiterado que su país está decidido a no dejar que Irán obtenga la bomba atómica, un punto importante cuando se han reanudado las conversaciones nucleares, pero insuficiente ya que, incluso sin ese arma, un Irán reintegrado en la comunidad internacional representa un formidable contrincante político y económico.

"Estados Unidos no permitirá que Irán se dote de armas nucleares. Esa política no ha cambiado", ha asegurado Kerry, quien dijo compartir algunas de las frustraciones de sus anfitriones con el Consejo de Seguridad. Durante su escala en El Cario la víspera, el secretario de Estado había atribuido las diferencias con sus aliados a distintas "tácticas", pero asegurado que todos tenían al final el mismo objetivo.

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