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Pobreza y baloncesto en la comarca triqui

La cantera de baloncestistas indígenas tiene su base en una comarca montañosa

Niños jugando un partido en la cancha principal de Río Venado. Esta pista funciona también como plaza principal del pueblo, en el que viven unos 400 indígenas triquis. Por lo general, los niños suelen juegar descalzos, igual que suelen caminar sin calzar por los caminos de tierra del pueblo.P. LL.
Una casa de ladrillo de adobe en Río Venado. La mayoría de las viviendas del pueblo son de este tipo, aunque cada vez se construyen más con bloque gris.P. LL.
En el pueblo hay una centro de atención primaria con una doctora. Cierra los fines de semana. La doctora promueve la salud en el pueblo y anima a los vecinos a poner carteles con indicaciones sanitarias básicas.P. LL.
Quirino Bautista, 10 años, con la cara tapada, y Kevin Rufino Martínez Crescencio, nueve, en el patio del albergue de Oaxaca capital donde residen diez niños y diez niñas triquis desde septiembre. Allí entrenan y estudian. Son los elegidos para este proyecto de financiación pública que pretende darles la oportunidad de educarse y progresar fuera de la sierra.P. LL.
Un niño desayuna en el pueblo de Río Venado. Las comidas allí suelen ser dos al día. La comida principal por lo general se reduce a unas tortillas de maíz preparadas con el maíz que ellos cultivan, acompañadas simplemente por unos frijoles, una salsa de chile o apenas unos granos de sal.P. LL.
En medio del monte, oculta en una ladera de la sierra situada encima del pueblo de Río Venado, la casa de la familia de Roberto Merino de Jesús, uno de los mayores talentos de la cantera triqui.P. LL.
Roberto Merino de Jesús muestra en su casa las medallas que le han entregado en torneos de baloncesto.P. LL.
Roberto Merino de Jesús en la habitación donde duerme su madre con sus dos hermanos pequeños. Hasta hace tres años el suelo de la casa era de tierra. Desde entonces está cementado. El padre de familia y otros cuatro hermanos emigraron a Estados Unidos para trabajar en el campo.P. LL.
La hermana pequeña de Roberto en el porche de su casa, donde cocinan sus comidas en fogatas de leña de encino. En la comarca triqui las niñas son educadas para tener un comportamiento de obediencia. En la zona todavía se da la práctica del matrimonio a cambio de una dote para la familia de las chicas, así como la poligamia. La escuela de baloncesto, sin embargo, está haciendo el esfuerzo de integrar también a las niñas, pese a las reticencias de la cultura local.P. LL.