Perfil

Diederik Samsom, el socialdemócrata ecologista

Ecologista convencido, llegó a la política tras haber sido portavoz de Greenpeace y dirigió una empresa de energías renovables

Lo primero que llama la atención de Diederik Samsom son dos cosas, su cabeza rapada antes llena rizos levantiscos, y su serenidad. Ecologista convencido, llegó a la política tras haber sido portavoz de Greenpeace y dirigió una empresa de energía renovable. Hijo de un médico y una fisioterapeuta, tiene 41 años y estudió Física Nuclear en la Universidad Técnica de Delft. En 2001, el partido socialdemócrata le ofreció meterse en política, pero no llegó al Parlamento hasta 2003. Tal vez por su pasado de activista, le gusta pisar la calle y su resistencia se ha hecho famosa.

En marzo de 2011...

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Lo primero que llama la atención de Diederik Samsom son dos cosas, su cabeza rapada antes llena rizos levantiscos, y su serenidad. Ecologista convencido, llegó a la política tras haber sido portavoz de Greenpeace y dirigió una empresa de energía renovable. Hijo de un médico y una fisioterapeuta, tiene 41 años y estudió Física Nuclear en la Universidad Técnica de Delft. En 2001, el partido socialdemócrata le ofreció meterse en política, pero no llegó al Parlamento hasta 2003. Tal vez por su pasado de activista, le gusta pisar la calle y su resistencia se ha hecho famosa.

En marzo de 2011, Samsom se convirtió en un rostro familiar. Gracias a su formación académica, las televisiones se lo rifaban para que explicara las razones y consecuencias del accidente nuclear de la central japonesa de Fukushima. Allí demostró que manejaba un lenguaje cercano y comprensible. Un año después, consiguió en 54% de los votos internos socialdemócratas y alcanzó el liderato. Es el más europeísta de los candidatos, “siempre que Bruselas no se meta en las pensiones o la sanidad”, y estaba en desventaja por su falta de rodaje. En el último sondeo, sin embargo, alcanzaba ya a los liberales de derecha, que se mantienen en cabeza. Para sorpresa de sus rivales, aprovechó el último debate electoral para reconocer que Holanda es un país de pactos “donde nadie puede enrocarse en sus propuestas”. Él primará, eso sí, la educación. “En una Europa en crisis, necesitamos nuevas generaciones muy preparadas que resuelvan problemas donde nosotros no lo hayamos conseguido”, ha dicho.

Casado y con dos hijos, es vegetariano, no fuma y le gusta la natación y el waterpolo. Hasta hace muy poco, vivía en un barco en los canales. Ahora reside en una cada tradicional en la ciudad de Leiden.

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