Una villa de piezas de Lego

La entrada de Polonia en la Unión Europea, en 2004, simplificó los trámites de exportación a Andrzej Wójcik, de la empresa Izodom

En Polonia los pisos eran y siguen siendo artículos de lujo. Durante el comunismo había poquísimos. Tras el cambio de régimen, pocos pueden permitírselos: con un sueldo medio apenas es posible comprar medio metro cuadrado; en cambio, en los países de Europa Occidental, entre dos y tres metros. Era el año 1985. Cuando en Polonia el comunismo estaba a punto de venirse abajo, Andrzej Wójcik, en aquel entonces director de producción de la empresa constructora Hydrobudowa, de la ciudad de Łódź, decidió dejar la empresa estatal y fundar la suya propia.

“En el mercado había escasez de material...

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En Polonia los pisos eran y siguen siendo artículos de lujo. Durante el comunismo había poquísimos. Tras el cambio de régimen, pocos pueden permitírselos: con un sueldo medio apenas es posible comprar medio metro cuadrado; en cambio, en los países de Europa Occidental, entre dos y tres metros. Era el año 1985. Cuando en Polonia el comunismo estaba a punto de venirse abajo, Andrzej Wójcik, en aquel entonces director de producción de la empresa constructora Hydrobudowa, de la ciudad de Łódź, decidió dejar la empresa estatal y fundar la suya propia.

“En el mercado había escasez de materiales de construcción. En la actualidad puede parecer divertido, pero hace 20 años los clientes tenían que ponerse a la cola en la lista de espera del productor”, recuerda. Por eso este hombre, que entonces tenía cerca de 50 años, se decidió a poner en marcha la producción de materiales de aislamiento térmico. Los hacía de cemento mezclado con virutas. El mercado para sus productos quebró cuando se pusieron de moda las placas de poliestireno. La empresa se fue a pique.

Wójcik no se desanimó y abrió la siguiente. En 1987 empezó a fabricar embalajes para la exportación de manzanas. No sabía que dos años más tarde el mercado ruso, en el que se basaba la horticultura polaca, se vendría abajo. En 1989 esta empresa también se fue a pique.

“Podía haber vuelto a trabajar como ingeniero en la construcción, pero lo intenté una tercera vez”, relata. “En 1990 me lo jugué todo a una sola carta. Vendí mi piso y abrí la siguiente empresa. Si la cosa no salía bien, perdería todo lo que tenía”.

En 1990 me lo jugué todo a una sola carta. Vendí mi piso y abrí la siguiente empresa

La tecnología de Izodom, en pocas palabras, consiste en que los bloques de poliestireno se pueden montar como piezas de Lego. Cuando las paredes de poliestireno están listas se vierte cemento en su interior. El hecho de que su técnica fuera adelantada para su época resultó inesperadamente ser el peor enemigo de Wójcik. El método era muy eficaz, ahorraba mucho calor y para levantar una casa se necesitaban pocas personas. Entonces el gas costaba muy poco en Polonia, la mano de obra era barata debido al alto paro, así que la gente prefería construir siguiendo el método más tradicional.

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“Estaba desesperado. Empecé a pensar si sería capaz de encontrar algún cliente”, recuerda este hombre de negocios.

Wójcik hizo al mismo tiempo de agente de aprovisionamiento, técnico y contable

El dinero de la empresa estaba desapareciendo rápidamente y hubo momentos en los que Wójcik hizo al mismo tiempo de agente de aprovisionamiento, técnico y contable. Desesperado, empezó a buscar salida a su mercancía en el extranjero. Para un ingeniero que había crecido en el socialismo real, que había estado apenas unas cuantas veces en otro país, fue como subir al Monte Everest en traje de baño. Eligió Alemania, por sus trabajadores bien asalariados y su energía cara. “Si no aceptaban mi tecnología allí, ¿dónde si no iban a hacerlo?”, pregunta.

Empezó a participar en casi todas las ferias importantes de la construcción en Alemania. “Los precios de los hoteles eran desorbitados”, recuerda. “Comer en el restaurante de una gasolinera costaba lo mismo que un salario modesto en Polonia. Para no pagar hoteles, dormía en el coche y guardaba lo ahorrado para el certificado del Instituto Alemán de Construcción. En 1996 costaba una cantidad astronómica para nosotros, los polacos, equivalente a unos 450 mil zlotys de los de hoy”, afirma.

Sus privaciones se vieron recompensadas. Gracias al certificado la empresa, pudo empezar sin problemas a vender sus productos en el mercado alemán y cada vez le iban mejor las cosas. Pero el cambio decisivo lo supuso la entrada de Polonia en la Unión Europea, en 2004. El nuevo certificado europeo, que se conseguía también en Berlín, era válido automáticamente en todos los países de la UE.

“Si no hubiera sido por la Unión Europea, habríamos tenido que pasar por trámites complejos y costosos en cada uno de los países por separado. Resulta muy difícil”, asegura. El día de la entrada de Polonia en la UE se simplificaron asimismo los trámites para exportar. Hasta el 1 de mayo había que conseguir un montón de papeles. Tras la entrada en la UE, las dificultades prácticamente desaparecieron.

Desde que la empresa existe, Andrzej Wójcik no ha pagado dividendos. Cuando hubo que bajar los sueldos a causa de la crisis de 2007, su sueldo también bajó. Invierte todo en investigación y desarrollo. Así es como la empresa ha logrado tener nada menos que 12 patentes. Este año habrá otras cuatro más. En 2011, Izodom gastó en investigación hasta un 25% de los ingresos. De los seis productos con los que empezó la empresa, ha llegado en la actualidad a más de 300. Hoy es posible edificar una casa entera con las placas de Izodom: las paredes, los cimientos, el suelo y el tejado, incluidas las casas de bajos costes energéticos, que no necesitan anualmente gastar en calefacción más que unos cuantos cientos de zlotys.

El año pasado la empresa recibió una subvención del programa europeo Economía Innovadora. Por 7 millones y medio de zlotys, Izodom está construyendo su propio laboratorio para investigación y desarrollo. “Va a ser uno de los más modernos del sector en Europa. Hemos encargado las pruebas periciales a institutos de investigación de Polonia y Alemania”, afirma, orgulloso, el dueño.

Hasta ahora, con los materiales de Izodom se han levantado ya 17.000 edificios en Europa (la mayor parte en Alemania). Se trata tanto de viviendas como de criaderos de champiñones (porque mantienen perfectamente la temperatura estable), así como naves industriales (la mayor, de 8 metros de altura y 50 metros de longitud, destinada a la producción de remolques para automóviles, está situada cerca de Berlín).

En YouTube puede verse un vídeo en el que se levanta una villa de 600 metros cuadrados en los Emiratos Árabes. La construcción, incluida la instalación de muebles y del televisor de la casa, llevó 24 días.

No resulta por tanto de extrañar que los productos de Izodom hayan sido utilizados para la construcción de varios miles de edificios en los Emiratos Árabes. Con este material se va a construir una de las obras de arquitectura más monumentales del Norte de África: el palacio de la dinastía alauí, la familia que gobierna en Marruecos.

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