Londres se desmarca de las acusaciones de Bush y afirma que "Siria no es la próxima"

"Siria no es la próxima en la lista tras Irak", ha afirmado esta mañana en Bahrein el ministro de Exteriores británico, Jack Straw. Straw ha sido secundado por su primer ministro, Tony Blair, que ha asegurado ante los comunes que "no hay planes para invadir Siria". Londres se desmarca así de las amenazas veladas que ayer lanzó el presidente de EE UU, George W. Bush, contra Damasco. "Creemos que hay armas químicas en Siria. Cada situación merece una respuesta diferente . Lo primero es lo primero. Ahora estamos con Irak, esperemos que Siria coopere", afirmó Bush.

Sin embargo, las ...

"Siria no es la próxima en la lista tras Irak", ha afirmado esta mañana en Bahrein el ministro de Exteriores británico, Jack Straw. Straw ha sido secundado por su primer ministro, Tony Blair, que ha asegurado ante los comunes que "no hay planes para invadir Siria". Londres se desmarca así de las amenazas veladas que ayer lanzó el presidente de EE UU, George W. Bush, contra Damasco. "Creemos que hay armas químicas en Siria. Cada situación merece una respuesta diferente . Lo primero es lo primero. Ahora estamos con Irak, esperemos que Siria coopere", afirmó Bush.

Sin embargo, las declaraciones de Blair y Straw dejan todavía en el aire cierto tono de advertencia a Damasco, a quien se exige que no dé asilo a los líderes iraquíes huidos tras la caída del régimen de Sadam. Blair ha dicho que Damasco debe evitar "cualquier intento de dar refugio" a los antiguos colaboradores del dictador. En la misma línea, Straw, que estos días lleva a cabo una gira por el Golfo en la que visitará además de Bahrein Kuwait, Qatar y Arabia Saudí, no ha despejado del todo las sospechas que se ciernen sobre el país árabe. "No perseguimos a ningún país pero Damasco deberá contestar a importantes preguntas", ha afirmado.

La primera de ellas es la de aclarar si hay algún líder iraquí en su territorio. A este respecto, Blair, que hoy ha comparecido ante los Comunes, ha dicho que el presidente sirio, Bachar Al Asad, le ha asegurado que "impedirá" la entrada a toda persona procedente de Irak.

Nuevas amenazas

Pese a las declaraciones británicas, el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, ha amenazado hoy a Siria con "medidas económicas y políticas o de otra naturaleza" contra Siria por permitir el refugio de líderes iraquíes en su territorio. También ha abundado en lo dicho ayer por su presidente, diciendo que "estamos preocupados porque Siria ha estado participando en el desarrollo de armas de destrucción masiva, específicamente armas químicas". Por ello, ha advertido de que "deberían revisar sus acciones y su comportamiento, no sólo con respecto a quién consigue refugio en Siria y con respecto a las armas de destrucción masiva, sino especialmente con respecto al apoyo a las actividades terroristas".

Por parte española, el portavoz de Asuntos Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, ha asegurado hoy que "Siria no es objetivo militar", y ha afirmado que el Gobierno español tratará de intensificar su labor de mediación entre Oriente y Occidente para propiciar una paz estable y duradera. Según De Arístegui, las palabras de Bush son "una insinuación" a la que no debe darse una interpretación "más profunda".

También esta mañana, el alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, ha instado a EEUU a bajar el tono de las declaraciones sobre Siria y a lanzar mensajes positivos en este "difícil proceso" para calmar la situación. "La región atraviesa un proceso muy difícil y creo que sería mejor hacer declaraciones constructivas para ver si podemos calmar la situación en la región", ha asegurado.

Tarjeta amarilla

Desde Israel, y en la línea de velada amenaza de Washignton, el ministro de Defensa, Saul Mofaz, ha exigido a Damasco que deje de apoyar a la milicia chií libanesa Hezbolá. "Los estadounidenses les han mostrado [a los sirios] la tarjeta amarilla y nosotros vamos a hacer lo mismo", ha asegurado, comparando la actual situación con un partido de fútbol en el que el árbitro amonesta al jugador antes de su expulsión.