Bush renueva el embargo económico contra Irak
Estados Unidos decretó estas sanciones tras la invasión de Kuwait en 1992. -El presidente estadounidense reafirma su intención de derrocar a Sadam Hussein
El presidente estadounidense, George W. Bush, renovó ayer por un año adicional el embargo económico y financiero estadounidense contra Irak, justificando esta medida por las "medidas hostiles" del régimen de Bagdad "contra los intereses de Estados Unidos", según anunció la Casa Blanca.
Estados Unidos decretó estas sanciones económicas y bloqueó todas las cuentas iraquíes en Estados Unidos tras la invasión de Kuwait por parte de Irak. Estas medidas son renovadas año a año por el presidente estadounidense, que ayer informó al Congreso de esta decisión en una carta hecha pública por la Cas...
El presidente estadounidense, George W. Bush, renovó ayer por un año adicional el embargo económico y financiero estadounidense contra Irak, justificando esta medida por las "medidas hostiles" del régimen de Bagdad "contra los intereses de Estados Unidos", según anunció la Casa Blanca.
Estados Unidos decretó estas sanciones económicas y bloqueó todas las cuentas iraquíes en Estados Unidos tras la invasión de Kuwait por parte de Irak. Estas medidas son renovadas año a año por el presidente estadounidense, que ayer informó al Congreso de esta decisión en una carta hecha pública por la Casa Blanca.
Hoy mismo, Bush ha reafirmado su determinación de derrocar al presidente iraquí, Sadam Husein, para lo cual reafirmó la necesidad de examinar "todas las opciones" posibles para llevar a cabo esta operación.
"Envenena a su propio pueblo
En declaraciones en la Casa Blanca un día antes de recibir al rey jordano, Abdalá II, el mandatario estadounidense afirmó que la política de su país tiene su razón de ser. "Sadam Husein es un hombre que envenena a su propio pueblo, que amenaza a sus vecinos y que desarrolla armas de destrucción masiva", justificó.
En este sentido, el diario Usa Today reveló el miércoles que no habrá ataque contra Irak hasta que se celebren las elecciones de noviembre en Estados Unidos, en las que están en juego varios escaños republicanos. Los planes responden no sólo a las prioridades de política doméstica del presidente Bush, sino a la falta de acuerdo dentro del propio Gobierno sobre la estrategia bélica.