Trump quiere hacer excepcional el sistema de pesos y contrapesos que caracteriza una democracia
No aparece por ningún lado una nueva edad de oro de la economía americana
La economía estadounidense es como un gigantesco carguero de 30 billones de dólares al que es difícil hundir. Ocho meses después de su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump no lo ha conseguido con su testoterónica política, pero la ha desviado de su camino. Lo acaba de decir la OCDE en sus previsiones semestrales: si con Biden la economía crecía un 2,8% ...
La economía estadounidense es como un gigantesco carguero de 30 billones de dólares al que es difícil hundir. Ocho meses después de su llegada a la Casa Blanca, Donald Trump no lo ha conseguido con su testoterónica política, pero la ha desviado de su camino. Lo acaba de decir la OCDE en sus previsiones semestrales: si con Biden la economía crecía un 2,8% ahora lo hace a un 1,8%, y se prevé que en 2026 solo crezca un 1,6%; la inflación era entonces del 2,5%, en estos momentos es del 2,7% y el año que viene llegará al 3%.
La metáfora del carguero y la economía es de John Cassidy, redactor de The New Yorker, que pronto publicará en España su último y aclamado libro, El capitalismo y sus críticos (Capitán Swing). Por el momento no se ve en EE UU nada parecido a una nueva edad de oro, como predica sin éxito su presidente. Las “MAGAnomics” consisten en una mezcla de confusos aranceles comerciales (que aumentan los precios), restricciones a la emigración (que están creando un shock tanto en la oferta como en la demanda de trabajadores, hasta el punto de que algunos hablan de una “recesión del empleo”) y despidos en la Administración federal. Para evitar que ello se comentase, Trump cesó a la jefa de la Oficina de Estadísticas Laborales, nombrada por su antecesor, alegando sin fundamento que había amañado las cifras del empleo para hacerle quedar mal.
Otros hablan, quizá demasiado apresuradamente, de un “soplo de estanflación”: cuando la producción y el empleo se estancan, o aumentan solo con mucha lentitud, y la inflación continúa aumentado. Pero por ello es tan importante para Trump controlar la política monetaria a través de la Fed. Gita Gopinath es una muy buena economista que dejó la Universidad de Harvard para convertirse primero en economista jefe del Fondo Monetario Internacional, y más adelante en subdirectora gerente del organismo multilateral. Ahora ha vuelto a Harvard, en plena tensión de las universidades con la Administración de la Casa Blanca. Gopinath ha hecho unas declaraciones en las que dice que la independencia del banco central (la Fed) “es una de las joyas de la corona de una buena política económica”, porque la formulación de políticas monetarias independientes es fundamental para garantizar la estabilidad de precios.
Lo dice en plena embestida de Trump contra Jerome Powell, presidente de la Fed, al que insulta y le ha puesto el sobrenombre de “el demasiado tarde”, por no hacerle caso en su demanda de reducir el precio del dinero. La última reunión de la Fed, la semana pasada —que bajó los tipos de interés medio punto—, fue excepcional por varios motivos: porque en ella los gobernadores tenían que atender más a la debilidad del mercado laboral que al incremento de los precios; porque por primera vez en mucho tiempo no había unanimidad entre sus miembros, ya que unos, los más cercanos a Trump, querían reducir el precio del dinero más aceleradamente; porque en dicha reunión se estrenaba Stephen Miran, uno de los ideólogos de las “MAGAnomics”, cuyo nombramiento fue aprobado in extremis por el Senado unos días antes con dudas sobre un posible conflicto de intereses. Miran es el presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump, lo cual es una inusual combinación. Habitualmente ese Consejo y la Fed están separados, ya que uno diseña la política económica de la Casa Blanca y el otro ejecuta la política monetaria. Que una persona ocupe ambos cargos es muy poco común: como asesor presidencial puede recomendar políticas expansivas para impulsar el crecimiento, pero como gobernador de la Fed ha de tener en cuenta los riesgos de inflación o financieros.
En estos momentos Trump controla la Cámara de Representantes y el Senado, tiene una mayoría afín en el Tribunal Supremo y se ha apoderado del Partido Republicano. Le falta la Fed. Está buscando hacer excepcional el sistema de pesos y contrapesos que un día caracterizó a la democracia americana. Su opinión acerca de la ONU es un ejemplo más de su necesidad de un poder sin restricciones.