Alejo Sauras: “Compañeros que luego han hecho mucha televisión me decían que los actores de verdad no hacían televisión”
Hablamos con el actor, que lleva 25 años dando vida a algunos de los personajes más recordados de la televisión, de mantenerse en forma, de Pau Donés, de los miedos de un actor y del personaje gay con el que rompió barreras en’ Al salir de clase’
No se puede hablar la ficción televisiva española de los últimos 25 años sin mencionar a Alejo Sauras (Mallorca, 1979). Él ha sido el Santi Rivelles de Al salir de clase, Raúl en Los Serrano y, ahora, El Enlace/Iago, esa criatura celestial protagonista de Estoy vivo, cuya cuarta temporada acaba de estrenarse en La 1. Unos capítulos en los que el duelo y la pérdida se salpican con humor, tal vez por eso de animar a un país algo alicaído en plena pandemia. El actor transmite la misma buena onda de su perso...
No se puede hablar la ficción televisiva española de los últimos 25 años sin mencionar a Alejo Sauras (Mallorca, 1979). Él ha sido el Santi Rivelles de Al salir de clase, Raúl en Los Serrano y, ahora, El Enlace/Iago, esa criatura celestial protagonista de Estoy vivo, cuya cuarta temporada acaba de estrenarse en La 1. Unos capítulos en los que el duelo y la pérdida se salpican con humor, tal vez por eso de animar a un país algo alicaído en plena pandemia. El actor transmite la misma buena onda de su personaje y no duda en reírse de sí mismo y recordar con alegría un pasado en Al salir de clase grabado a fuego en la memoria de los televidentes.
Son ya casi 25 años de carrera… Es recurrente el comentario en redes de lo bien que te conservas. Me lo dicen todos mis amigos, que para la edad que tengo estoy bien: tengo pocas arrugas, no muchas canas… La verdad es que nunca he sido mucho ni de cuidarme mucho ni de ir a gimnasios. He tenido una suerte tremenda. Hasta hace dos años no controlaba mi dieta y lo hago más por la fiebre de la comida sana. Lo único cierto es que nunca he bebido mucho. El día que salgo, me tomo un par de copas y, como no bebo prácticamente, ya tengo el cupo cubierto y puedo volver a casa de lado, acostarme vestido y decir por la mañana: “Claro, es que me tomé dos copas”.
En Estoy vivo se te ve más en forma que nunca. Teniendo en cuenta que la cuarta se ha rodado en las circunstancias en que se ha rodado, ¿cómo lo consigues? Para el papel debo estarlo. Cuando lo consigues, y es algo muy duro para los que no nos apasionan los gimnasios, te da peno dejarlo. El cuerpo es muy desagradecido. En cuanto dejas de entrenar, en quince días o un mes lo pierdes todo. Cuando llegó el confinamiento me apañé. He descubierto que te puedes hacer un gimnasio con cualquier cosa. No tengo grandes cosas: un banco de abdominales, una barra con algunos discos de pesas… Aprendí a levantar cajas de leche, garrafas de aceite de 5 litros o hacer flexiones con una mochila con pesos dentro… Te das cuenta de que un gimnasio es muy cómodo, pero se puede hacer igual… y si hace buen tiempo es más divertido…
Con buen cuerpo también sienta mejor el traje que luce tu personaje. No estoy acostumbrado a vestir de traje si no es para una gala o algo. Se me hacía raro. Me estaba todo el rato colocando la corbata, las camisas, la chaqueta. Ahora, cuando me tengo que quitar el traje, me cuesta un montón interpretar.
Es obvio que en esta nueva temporada de Estoy vivo hay una mayor comicidad. También tenemos corazoncito, hemos vivido nuestras desgracias y también estamos tristes y creemos que al espectador no le hace mucho bien pasar más tristeza con nosotros. La serie juega mucho con la pérdida de seres queridos, y eso genera tristeza y angustia. Pero los productores no querían ahondar más con esos traumas y hacer algo más cómico.
Escuchar la cabecera, con esa canción titulada Humo compuesta por Pau Donés, escasos meses después de su muerte, aún remueve por dentro. A míe me hace un pequeño nudo en el estómago cada vez que suena. Por Pau y también por Paloma, una maravilla de compañera a la que queríamos mucho que falleció a los 25 años poco antes de empezar a rodar. Pensé que igual se cambiaría la cabecera, pero producción dijo que al revés, que Pau era una parte importantísima de nuestra serie. Pau nos apoyó mucho cuando empezamos. Insistió en venir a apoyarnos en el estreno de la serie en Vitoria y tuve una conversación con él muy bonita que recuerdo con mucho cariño. Aunque es triste, él supo despedirse con una sonrisa preciosa. Y es algo de lo que todos hemos aprendido.
¿Eres consciente de hasta que punto Santi, tu personaje en Al salir de clase, pionero de la representación del adolescente gay en la televisión ha influido en la vida de las personas? Sí, porque me lo han dicho mucho. Y siento un orgullo tremendo. Me hace tener la sensación, que es una de las mayores cosas a las que puede aspirar cualquier persona, de que he sido un poco parte de la historia de mi país. Y es algo que nunca pensé que podría alcanzar. No practico ningún deporte por el que pueda ganar una medalla o ser campeón del mundo; tampoco creo que me vayan a dar un Premio Nobel… pero que pasen los años y la gente por la calle te siga diciendo lo importante que fue tu personaje en sus vidas es como para sentirse orgulloso.
¿Cómo recuerdas a Santi? Era mi primer personaje fijo, la primera vez que tenía la posibilidad de desarrollar un personaje, de trabajar en él… Además, tuve la inmensa suerte de que el guionista se esforzó mucho en él, porque está un poquito contado en primera persona. Jo, es que me emociono solo con recordar esos momentos.
Vuelven Los hombres de Paco. Vuelven Los protegidos. Ha habido reunión de Física o química. ¿Por qué no una de Al salir de clase? ¡Se iba a hacer! Hace un año o dos con alguien me cruce que me dijeron que corrían rumores. A mí me encantaría formar parte de ello, claro.
Como pionero, ¿qué opinión te merece la representación del colectivo LGTB en la ficción española? Cuando hacía entrevistas en aquella época, siempre decía que lo que había que conseguir era no hablar de esto, porque eso significaría que habríamos alcanzado la normalización. Y creo que eso ya se ha conseguido. Física o química tiene su mérito. Como también lo tiene Elite… Pero hacer hoy personajes del colectivo LGTB es diferente. Creo que hay un poco menos de romanticismo. Está bien que los hagas, porque es una reivindicación de lo que existe, pero afortunadamente, está más normalizado. Ahora hay gente LGTB en televisión porque forman un porcentaje elevadísimo de la población y deben estar representados en la ficción. Cuando yo lo hacía tenía un componente más romántico, porque sentía que estaba ayudando en una lucha que, aunque no era mía, me sentía absolutamente identificado con ella. Para mí era algo muy bonito.
No se puede entender la historia de la televisión en España sin ti, pero en el cine no te ha ido tan bien. ¿Crees que ha sido un medio injusto contigo? Hay un poquito de todo. Siempre he defendido que no distingo entre formatos. Lo importante es hacer un buen personaje. Vivimos en un país pequeño. No se hacen tantos proyectos como parece y somos muchísimos actores los que optamos. Las probabilidades son reducidas. Que además el personaje sea una bomba, pues… A mí ya me ha tocado la lotería un par de veces, así que cuando eso te pasa, ¿qué más da que sea en cine, en televisión o en teatro? Y oye, ¡que en cine también tengo unos cuantos protagonistas y secundarios! ¡No me ha ido tan mal!
Con la fiebre de las series, ¿han cambiado los prejucios de los actores con respecto a la televisión? Cuando entré en Al salir de clase hubo compañeros que me recomendaron no hacerlo. En aquella época ocurría que, al entrar en televisión, perdías un poco la capacidad de hacer cine, porque estaba un poquito denostada. Compañeros que luego han hecho mucha televisión me decían que los actores de verdad no hacían televisión, que hacían cine. A mí la televisión me puede haber lastrado un poco en mi carrera cinematográfica, pero también te digo que no creo que fuera, para bien o para mal, el actor que soy, si no hubiera hecho esas series y esos cientos de secuencias. Es cierto que estudié interpretación en dos escuelas, pero lo que aprendes en un plató no te lo enseñan. Aunque luego el talento es el que firma los trabajos. Pero todas esas escenas en Al salir de clase, todas esas secuencias en Los Serrano, todas esas escenas en decenas de series que no ha visto nadie pero que yo he hecho, me han dado una experiencia y una formación que me permite enfrentarme a los personajes sin miedos.
¿Y cuáles son esos miedos? Yo he visto series maravillosas con actores maravillosos y no las ha visto nadie. No han funcionado por el espectador o han tenido la mala suerte de ir contra un reality de Mediaset o contra el fútbol… Eso duele en el corazón. Luego, los actores nos bloqueamos mucho cuando nos dicen que no hacemos bien un casting. Haces una prueba de dos minutos para la que has trabajado decenas de horas. Y cuando te dicen que no y lo tienes que modificar, sin una experiencia detrás, no tienes recursos para reaccionar.
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