Anillos con mensaje y trajes de Uniqlo contra las élites: las claves del estilo de Zohran Mamdani
El próximo alcalde de Nueva York viste con los valores de la ciudad a la que representa: mezcla de culturas, comodidad deportiva y sentido del humor
Zohran Mamdani, que ha resultado vencedor de las elecciones al ayuntamiento de Nueva York, es una excepción en la política estadounidense. Y no solo por proceder de un partido, el DSA (Demócratas Socialistas de América), fuera de la órbita de los dos grandes polos ideológicos estadounidenses, o por sus ideas de inspiración socialista acerca de la vivienda o la migración. Mamdani ha conquistado a parte del electorado gracias a un uso creativo de las redes sociales, a su naturalidad ante la cámara y, tal vez, también a su estilo y su forma de vestir.
En una época de súper hombres, de adictos al gimnasio y de parroquianos de derechas que pretenden devolver la grandeza a EE UU a base de burpees, Zohran Mamdani tiene un look pulcro pero cercano. Suele aparecer con traje, pero no con uno de esos carísimos conjuntos entallados que lleva la élite conservadora, sino con su equivalente asequible: elástico, fácil de llevar y de mantener, y que viste un hombre joven que está empezando a trabajar y que no quiere que un aspecto incorrecto le juegue una mala pasada. No es raro que el propio Mamdani, en una entrevista concedida a GQ en mayo, se definiera como “Uniqlo Uncle”, en alusión a las prendas baratas, utilitarias y básicas –la mayoría no se arrugan y son fáciles de mantener– de la firma japonesa, que se han convertido en el uniforme diario de miles de hombres que quieren vestir bien sin romperse la cabeza ni sacrificar ni la comodidad ni el bolsillo. “Es tan fiable”, afirmó, “que me he convertido en una especie de tío cuyo sueño es abrir el armario encontrar diez camisas iguales y diez pantalones iguales”.
En la misma entrevista confesó que suele comprar prendas de segunda mano en una tienda de ropa militar y profesional, y que su estilo actual debe mucho a su esposa, la ilustradora Rama Duwaji. Fue ella quien le animó a deshacerse de los pantalones pitillo y también la autora de uno de los tres anillos que luce. Los otros son un recuerdo del peregrinaje de su padre a la Meca, y un regalo que su esposa le trajo de Túnez. Hasta ahora no se ha desprendido de su reloj Casio –otra marca japonesa de básicos, igual que Uniqlo–, en otra declaración de intenciones en un medio político lleno de piezas prohibitivas.
Los anillos, llamativos y brillantes, no son los únicos rasgos de estilo que aluden a sus raíces, o a la herencia multicultural de la ciudad a la que representa. En la misma entrevista, afirma que sus padres –la cineasta india Mira Nair y el profesor ugandés Mahmood Mamdani– le enseñaron a no temer pasar del traje de negocios a la kurta para los actos religiosos. “Soy la misma persona que viste un traje Kitenge confeccionado en Kansaga, Kampaña, Uganda y África Oriental, y el mismo tipo que lleva un traje Bandhgala confeccionado en Delhi. Y el mismo tipo que lleva un traje de la Avenida 30 que compré en Morgan”.
No siempre acierta, claro. Y, como millennial, sabe que es imposible entrar en la treintena con un historial digital impecable. Hace pocos días, en un cuestionario en vídeo para el proyecto Are You Okay, de la plataforma progresista de redes sociales Now This, Mamdani reconoció que no está en buena forma y también que, si pudiera borrar uno de sus rastros digitales, sería ese videoclip que rodó en su faceta musical, como Young Cardamom, y donde se le veia bailoteando tras el mostrador de un puesto callejero de comida halal vestido únicamente con un delantal.
Sin embargo, músculos aparte, en ese humor autocrítico hay un soplo de aire fresco. Mamdani es un millennial en medio de políticos de más edad. Un socialista en el feudo del liberalismo. Un fenómeno de TikTok que, por una vez, no es de derechas. Un heterosexual sin hijos que conoció a su esposa en Bumble, el llamado Tinder feminista. Y un hombre con barba corta en un momento en que cada vez más políticos apuestan por el afeitado completo como forma de transmitir confianza y elegancia.
Mamdani, que aparece en público con abrigos de paño y cazadoras térmicas, que confiesa su pasión por las sneakers y que huye de logos y de esos clichés old money a los que tan aficionadas son las élites políticas, es un mandatario que viaja en metro y que ha convertido el problema de la vivienda en su caballo de batalla. Cercano o populista según a quién se pregunte, cultiva un estilo propio con el que muchos se pueden sentir identificados. Lleva corbatas estrechas, sonríe casi todo el tiempo y de vez en cuando desliza chistes malos, algo que tiene el mismo efecto que sus pantalones entallados y sus fachalecos: no todo es irreprochable en su imagen, pero demuestra talento para leer la calle. Que, a fin de cuentas, es una habilidad necesaria para gobernar la ciudad de las ciudades.