De una falsa porno a “la peor basura que jamás he visto”: 10 secuelas tardías que nadie se esperaba
El estreno de ‘Gladiator II’ llega cuando aún colea el estrepitoso fracaso de la segunda entrega de ‘Joker’ y vuelve a poner bajo la lupa el gran poder de una segunda parte para reafirmar o destrozar un clásico del cine
Está a punto de estrenarse 'Gladiator II', secuela, un tanto tardía, de la epopeya romana que se puso el mundo por montera hace ahora 24 años. Es bien sabido que a su máximo responsable, Ridley Scott, las películas tienden a convertírsele en franquicias, así que lo único extraño es que haya tardado tanto tiempo en encontrar algo nuevo que contarnos sobre los últimos días de la dinastía Antonina. Eso sí, a juzgar por lo que se está diciendo de ella, 'Gladiator II' puede ir a parar a la ilustre galería de secuelas extravagantes y atípica, aquellas que, por voluntad, falta de acierto o descuido, parten de la película original para llevar al espectador por derroteros insospechados, aunque no siempre placenteros ni transitables. Aquí van unas cuantas, entre lo sencillamente genial, lo oportunista y lo cochambroso.LILO/SIPA (LILO/SIPA / Cordon Press)EXORCISTA II: EL HEREJE (1977) – Si algo no se le puede discutir a esta película es su notable ambición y su muy marcada vocación de estilo. En cierto sentido, es una secuela reticente, por lo poco que quiso parecerse al original y lo mucho que se obstinó en encontrar su propio camino. Tanto que acabaría siendo rechazada a la vez por los que aspiraban a sumergirse de nuevo en el insalubre universo de 'El exorcista' (1973) y por los que insistían (ya entonces) en que segundas partes nunca fueron buenas. John Boorman, en cualquier caso, abordó 'El hereje' como si estuviese creando un nuevo universo de terrores góticos, no saqueando como mercenario a sueldo una creación ajena, y su película tiene un pulso, una atmósfera y unas claves ocultas que la alejan de manera muy nítida de la de Friedkin. Tal vez fue esa insistencia en ser distinta lo que condenó a 'Exorcista II' a recaudar mucho menos de lo esperado y recibir críticas salvajes. Friedkin dijo de ella que era "la peor basura que jamás he visto". Un fracaso que no merecía.IFTN (United Archives/IFTN / Cordon Press)AMERICAN PSYCHO 2 (2002) – O el extraño caso de la secuela sobrevenida. Una pareja de guionistas neófitos, Alex Anger y Karen Craig, escribió una historia sobre una joven estudiante de criminología que exterminaba con celo implacable a gran parte de sus compañeros de clase y algunos de sus profesores para ilustrar una tesis académica de alto riesgo: por supuesto que existen los crímenes perfectos. Lionsgate compró el guion, contrató a un cineasta prometedor, Morgan J. Freeman, y a una incipiente estrella de la televisión, la neoyorquina Mila Kunis. Luego invirtió cerca de diez millones de dólares en el proyecto, pero perdió muy pronto la fe en lo que se estaba filmando. Así que decidió introducir un par de arteros, impúdicos y desmañados ajustes en el guion para convertirlo en la secuela de 'American Psycho' que nunca pretendió ser. El personaje de Kunis pasó así a ser discípula (y verdugo) de Patrick Bateman, el ejecutivo homicida creado por Bret Easton Ellis e interpretado un par de años antes en el cine por Christian Bale. La operación se saldó con un más que previsible fracaso artístico y comercial. Ellis amenazó con demandar a Lionsgate y Mila Kunis afirmó, años después, que este extraño engendro es la película que más la avergüenza de toda su filmografía. No todos los crímenes contra el decoro quedan impunes.Foto Blitz/Cordon Press
SHOCK TREATMENT (1981) – En ocasiones, las secuelas más fértiles son aquellas que ni siquiera se reconocen como tales. Es decir, que no lucen un número 2 en la solapa, que ocultan incluso el título de su predecesora como si no lo considerasen un argumento de venta atractivo o como si temiesen no estar a la altura. 'Shock Treatment' es, qué duda cabe, una hermana menor, secuela espiritual o derivada de la función tangente de esa formidable chaladura que fue (y sigue siendo) 'The Rocky Horror Picture Show', pero sus creadores no sintieron la necesidad de pregonarlo a los cuatro vientos. Se conformaron con que los ya iniciados en ese culto mercurial y subterráneo supiesen que iban a encontrar en ella a la pareja que formaban Brad y Janet y el previsible surtido de villanos de opereta, sangre, purpurina, androginia, sarcasmo, desfachatez y demencia fértil. Hoy no resulta tan mítica como su predecesora, pero demuestra que existen universos de cartón piedra tan sugerentes y bien amueblados que siempre pueden seguir expandiéndose sin riesgo de que implosionen.IFTN (United Archives/IFTN / Cordon Press)GARGANTA PROFUNDA, PARTE II (1974) – Como un gazpacho sin hortalizas o una paella sin arroz. La secuela de la película pornográfica más célebre de la historia no tiene ninguna escena de sexo real. Los productores, en un alarde de audacia digno de mejor causa, pretendían así que pudiese estrenarse en cines convencionales y dejase en nada los cerca de 50 millones de dólares recaudados por su predecesora. Joe Sarno, arquitecto de tan descabellado plan, convirtió en comedia erótica de serie B lo que había sido una desopilante y rupturista epopeya genital. Para aderezar el guiso, pergeñó un guion risible en el que el personaje de Linda Lovelace, la enfermera que no disfrutaba del coito porque el clítoris se le había desplazado al umbral de la tráquea, se convertía en objeto de intriga y deseo para agentes de la CIA y la KGB. Por supuesto, la segunda garganta obtuvo ingresos muy inferiores a los de la primera.LMPC (LMPC via Getty Images)RAMBO (1985) – 'Acorralado' ('First Blood', 1982), de Ted Kotcheff, no era una obra maestra, pero sí una película notable. Abordaba sin grandes sutilezas, pero con nervio y empaque, la historia de John Rambo, un pobre diablo, un juguete roto, un veterano de guerra con la psique hecha unos zorros que solo buscaba un rincón en que procesar en paz su estrés postraumático o caerse muerto y que, hostigado por una caterva de policías palurdos que mascaban chicle, acababa derribando helicópteros a pedradas. Tres años después, al personaje le extirpaban los últimos destellos de rebeldía, inteligencia o escrúpulos para convertirle en un siniestro matarife al servicio del neo-imperialismo pomposo y patriotero de Ronald Reagan. Semejante desplazamiento de sentido dio origen a una de las franquicias más rentables (y, por qué no decirlo, aborrecibles) de finales del siglo XX.Jt Vintage (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)