Susan Cianciolo, figura fundamental de la escena creativa de Nueva York : “Soy de una generación que creció reutilizando las cosas que encontraba”
La creadora de Rhode Island transformó la moda de los noventa y ahora, como artista, cada recuerdo tiene valor propio
Unas sillas desordenadas en la galería Cibrián de San Sebastián son el testimonio de una sesión de meditación con la que la artista Susan Cianciolo (Rhode Island, 53 años) inauguró su primera exposición en España, This exhibition is made for a New dawn, New earth and New solar System, (Esta exposición está hecha para un nuevo amanecer, una nueva tierra y un nuevo sistema solar) y que, por su expreso deseo, permanecerán como registro de esta ceremonia colectiva hasta...
Unas sillas desordenadas en la galería Cibrián de San Sebastián son el testimonio de una sesión de meditación con la que la artista Susan Cianciolo (Rhode Island, 53 años) inauguró su primera exposición en España, This exhibition is made for a New dawn, New earth and New solar System, (Esta exposición está hecha para un nuevo amanecer, una nueva tierra y un nuevo sistema solar) y que, por su expreso deseo, permanecerán como registro de esta ceremonia colectiva hasta el final de la muestra. Rodeados de su trabajo más reciente y vestidos con diferentes piezas realizadas especialmente por Cianciolo, denominadas meditation jackets, los participantes se disponían en círculo, una forma constante en su obra, y atendían a sus indicaciones como guía espiritual. “Cuando trabajo, de alguna manera siento como si estuviera meditando, me invade una sensación de paz. Es casi como si ya no pudiera vivir sin esta simbiosis…”. Su trayectoria es una especie de tránsito interior que la ha llevado a manifestarse a través de la moda, el cine o el arte, y a alzarse como una de las figuras más radicales de la escena creativa del Nueva York de los últimos 30 años.
Tras licenciarse en la escuela Parsons de Nueva York en 1992, Cianciolo trabajó para firmas clásicas de la moda norteamericana como Geoffrey Beene (bajo las órdenes de Alber Elbaz) o Badgley Mischka. También colaboró con nombres de culto, como X-Girl, fundada por Kim Gordon, la bajista de Sonic Youth, y diseñó escaparates para los grandes almacenes de lujo Bergdorf Goodman. En 1995, la diseñadora creó su propia firma, Run Collection, que redefiniría la moda vanguardista de la ciudad. “La llamé Run Collection porque tenía poco más de 20 años y me sentía intrépida e invencible. Quería huir de todo lo que existía, ser subversiva, ir contra sistema”. Su trabajo como diseñadora era colaborativo e incorporaba técnicas como la reutilización o la customización, que en aquel momento se oponían frontalmente a los cánones del lujo convencional. La importancia que concedía al proceso convertía cada prenda en un proyecto artístico.
Fue precisamente en el momento más álgido de su carrera como diseñadora cuando Cianciolo se topó con los límites del sistema de la moda. “Me di cuenta de que intentaba romper ciertas reglas, pero no lo conseguía porque estaba atrapada en el sistema de las temporadas, que cada vez era más rápido y me impedía pensar con claridad en ideas más interesantes”, cuenta. En 2001 la artista decidió cerrar su marca para volcarse en proyectos más libres, como la autoedición de fanzines o pop-ups, que por entonces todavía se llamaban tiendas guerrilla. En varias ocasiones trató de retomar su trabajo en la creación de moda, pero todo había cambiado por culpa del consumo rápido. “Recuerdo que hice una colección y tuve algunos pedidos, pero estaba en el estudio trabajando la serigrafía y los gráficos de todas esas camisetas que hacía a mano y siempre tenía que tener una regla al lado: si me desviaba medio centímetro, el comprador no aceptaría la prenda. Se había asentado una idea de los acabados más regular e industrial. Yo no quería dejarlo, pero tenía que aceptarlo. Me dije que por lo menos había dado lo mejor de mí misma”. Su camino la llevó al mundo del arte: en 2014 conoció a la influyente galerista Bridget Donahue, quien la ayudó a definir su carrera a través de exposiciones en instituciones prestigiosas como el MoMA, el Whitney Museum o la South London Gallery.
Las 32 obras que conforman su nueva exposición en España han sido producidas este mismo año, durante un largo periodo de aislamiento en la naturaleza. “Tengo una buena amiga, coleccionista de mi obra desde hace mucho tiempo, que tiene una casa en el norte del Estado de Nueva York. Me dio un juego de llaves porque ella y su marido no iban a estar y me permitió quedarme todo el tiempo que necesitara. Es un espacio muy moderno desde el cual se oye el sonido del río Hudson... Antes solía ir durante periodos más cortos, pero esta vez he pasado allí casi dos meses. Parece una tontería, pero llegué a un punto en el que realmente sentí que me fundía con la naturaleza y que cruzaba a esa otra dimensión. Es una sensación similar a la de cuando medito”. Las teorías espirituales y las técnicas artísticas de Cianciolo convergen en sus recordings, o registros sensoriales. La exposición incluye dibujos, pinturas y collages para los que ha utilizado desde piezas antiguas de su marca hasta fragmentos de telas que su madre, Donna Dipetrillo, recortó a mano en los años setenta. Hay cajas con objetos encontrados, una filmación y hasta hamacas. “Los elementos que componen mi trabajo tienen que ver con lo que tengo alrededor, lo que me regalan amigos o mi hija, Lilac Sky. Soy de una generación que creció reutilizando las cosas que encontraba”. Todo confluye en una experiencia donde pesa tanto el arte como las prácticas de sanación. “Confío en lo desconocido porque nunca sabemos lo que nos depara el mañana. Es algo increíble. Ya sabes, no tienes por qué saber todas las respuestas”.
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