Veraniego ‘ma non troppo’: incluso de vacaciones, el armario de Felipe VI está de servicio
El Rey destensa su imagen en agosto sin llegar a transmitir ocio total: trabaja un estilo que expertos definen como “plano, neutro y sin sobresaltos”
La ropa estival no solo responde al clima (¿cómo vestir en plena ola de calor sin perder la dignidad?), también al modo de vida. En verano se abandonan o semi abandonan las obligaciones laborales, el tiempo libre gana espacio y los hábitos se relajan. Algo similar ocurre con la ropa, que elimina las contracturas del resto del año. Eso le ocurre a usted, persona sin corona que nos está leyendo. En Felipe VI, rey de España desde 2014, ese mecanismo no funciona de una manera tan precisa. El monarca destensa su imagen porque sus compromisos se reducen, pero no puede transmitir que está de vacacion...
La ropa estival no solo responde al clima (¿cómo vestir en plena ola de calor sin perder la dignidad?), también al modo de vida. En verano se abandonan o semi abandonan las obligaciones laborales, el tiempo libre gana espacio y los hábitos se relajan. Algo similar ocurre con la ropa, que elimina las contracturas del resto del año. Eso le ocurre a usted, persona sin corona que nos está leyendo. En Felipe VI, rey de España desde 2014, ese mecanismo no funciona de una manera tan precisa. El monarca destensa su imagen porque sus compromisos se reducen, pero no puede transmitir que está de vacaciones todo-el-tiempo. Él, a diferencia del resto de los ciudadanos (y más de los activos en Instagram) no debe hacer excesiva ostentación de su tiempo libre. Sus vacaciones públicas son una trampa: se puede mostrar relajado, pero no demasiado, ocioso, pero durante poco tiempo. Su armario no desconecta. Un paseo por Palma con su familia será la situación más “natural” a la que se expondrá. Las comillas son las decenas de fotógrafos y paseantes que los observan con la atención y la distancia que se observa a las especies exóticas.
Felipe VI clava la ropa formal y se muestra más inseguro en la informal. “El Rey no disfruta vistiendo en verano, porque está siempre en el foco”, afirma el diseñado Juan Avellaneda. Vestir es un músculo y vestir informal, un desafío. Hacerlo en verano, además, puede ser un problema para alguien que representa a una institución en permanente cuerda floja. Él quiere ser un rey discreto, aunque sea eso un oxímoron, y por eso elige en sus vacaciones de verano la ropa que elegiría un abogado del Estado o un médico que prestan la atención justa a lo que se ponen. Él busca vestir como un ciudadano de a pie, como un padre tradicional que sale a cenar un buen pescado con su familia. Pero Felipe VI no lo es y en esa contradicción hace aguas su estilo veraniego.
Avellaneda, que en su canal de TikTok se atreve a sugerir mejoras en su look, afirma que tendría que ser coherente con esa realidad: “No es un padre de familia más”. Y sugiere: “Tiene un físico estupendo, es elegante, se mueve bien, tiene altura. Sin embargo, en verano, se queda a mitad de camino entre el rey y el ciudadano”. Felipe VI se muestra más encorsetado en esta época de lo que estaba su padre, el Rey Juan Carlos. Quizás tenga que ver con que es más escrupuloso que él. Su discreción, que no solo se cultiva en verano y en la que residen sus fortalezas y sus debilidades, es la manera más fácil de no fallar. No es fácil vestir ante millones de personas que están esperando a que lo hagas.
Estos meses alterna los actos oficiales con los momentos familiares; con frecuencia, ambos se funden. En ellos el Rey relaja el uniforme e introduce piezas como las abarcas o la guayabera, prenda que usó en Valldemossa, durante el posado oficial de este año. Esta pieza tiene varias caras: puede resultar fresca, ceremoniosa (Google: García Márquez recogiendo el Nobel) o lanzar algunos años encima. Felipe VI lució una de Mirto azul celeste este verano y se agradece ese pequeño intento de agitar su guardarropa. También se anima con un calzado más casual, como las deportivas de la firma mallorquina (guiño al comercio local) de Yuccs. No hay azar en la ropa de un rey que nunca se pone lo primero que encuentra.
Hay una situación veraniega en la que el Rey está cómodo: cuando navega. Tampoco es casual que ahí vista con uniforme y, por tanto, sin posibilidad de fallo. El estilista Josie tiene identificada una situación en la que el Rey brilla. “Me alucina especialmente vestido de frac y compartiendo escenario con otros políticos o diplomáticos, en ese momento pienso que el Gotha se está vengando del resto de los mortales... El misterioso Factor X de las monarquías sale a la luz vía Felipe VI y su sprezzatura [elegancia despreocupada] alcanza el máximo esplendor. Va sobrado de ese no sé qué necesario para sobrevolar y hacer creíble esa anacrónica y apetecible vestimenta (sobre todo en Europa), con Toisón bajo la pajarita incluido. Si eres extraterrestre y llegas por equivocación a ese escenario, sabes perfectamente diferenciar al rey del resto”.
El decalaje entre lo formal y lo informal que se ve en su vestuario no se aprecia en el de la reina Letizia, que se muestra, cada vez más, dueña de los dos escenarios. Ella acude a un acto oficial como un vestido cut-out y de él se ha celebrado que este año haya paseado con bermudas y mocasín de serraje; ahí también existe decalaje. Ella, en los últimos años, ha abrazado la ropa como herramienta de comunicación y no le importa que hable alto. El Rey, por el contrario, no sube la voz. Manuel García, fundador de la firma de sastrería contemporánea García Madrid, define su estilo como “plano, neutro y sin sobresaltos”. Estas dos últimas palabras también podrían definir el objetivo de su reinado.
J. Aso, ejecutivo de una importante marca de moda española y experto en moda masculina, lo tiene claro: “El Rey posee un físico imponente y es impecable en actos y ceremonias oficiales. Clava la sastrería tradicional, la uniformidad y la gala, y eso no es nada fácil. Sin embargo, en el sport da la impresión de encontrarse algo anquilosado”. Los vaqueros de fitting ancho y las camisas de rayas o microestampados ilustran esta idea. Este asiduo a Pitti Uomo piensa que podría permitirse introducir en verano elementos auténticamente sport: americanas en seersucker, lino o algún tejido técnico y patrón más ajustado, saharianas, pantalones de doble pinza o chinos con bajos ligeramente más cortos y estrechos, más mocasines sin calcetín o deportivas de alguna gran marca española. Su 1,97 de altura, además, se lo permite”. El Rey, como muchos hombres, flojea en el calzado y el cinturón; en cambio, domina la sastrería. Felipe VI cae en errores comunes en políticos y financieros: liarse entre la ropa formal y la informal. Combinar camisas o americanas de un estilo con pantalones de otro es algo que vemos cada año en sus apariciones en verano. Esto confirma que vestir sin aparente esfuerzo y con más de 30 grados es un arte reservado a pocos. Y una corona no hace más que complicarlo
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aquí a la Newsletter.