Mujeres desnudas, hombres armados, cientos de ‘emmys’: cómo HBO dio la vuelta al prestigio en televisión hace 50 años
Un nuevo libro, ‘Tinderbox’, reconstruye la historia de cómo, en 1972, una cadena de pago nació dispuesta a cambiar la forma en que se podía hacer y consumir televisión
Una placa situada en una plaza en el centro de la ciudad de Wilkes-Barre (Pensilvania) conmemora el lugar de nacimiento de HBO. Allí emitió la cadena de pago sus primeras imágenes, enviadas a 365 hogares a través de microondas desde Nueva York. Eran las siete de la tarde del 8 de noviembre de 1972 y se estrenaba el concepto de televisión por cable en EE UU. Jerry Levin, jefe de programación dio la bienvenida al público: “Bienvenidos a la taqu...
Una placa situada en una plaza en el centro de la ciudad de Wilkes-Barre (Pensilvania) conmemora el lugar de nacimiento de HBO. Allí emitió la cadena de pago sus primeras imágenes, enviadas a 365 hogares a través de microondas desde Nueva York. Eran las siete de la tarde del 8 de noviembre de 1972 y se estrenaba el concepto de televisión por cable en EE UU. Jerry Levin, jefe de programación dio la bienvenida al público: “Bienvenidos a la taquilla de sus casas [Home Box Office, o saa, HBO], que estará aquí eternamente”.
La idea era introducir en los hogares estadounidenses una taquilla como de cine o de un estadio deportivo. El canal se comportaría como si no fuera un canal de televisión. Su lema sería: It’s not TV. It’s HBO (”No es televisión, es HBO”). Ofrecían deporte en directo, monólogos de comedia explosivos y películas de estreno. Más tarde, crearon sus propios documentales, películas y finalmente series. Cuando aparecieron Sexo en Nueva York, Los Soprano y A dos metros bajo tierra, HBO se convirtió en sinónimo de ficción televisiva de prestigio.
Esa es la parte que más conocida de la historia. Hay otra. En el nuevo libro Tinderbox, el periodista James Andrew Miller, reúne entrevistas con cientos de ejecutivos, guionistas y actores del pasado y el presente de HBO para construir una historia oral que desvela otra historia, una con luces y sombras, una de éxitos antológicos y errores casi catastróficos: “La búsqueda implacable de las nuevas fronteras de la televisión”. Repasamos algunos de ellos.
1. Toma de contacto con la América profunda: por favor, no metan al demonio en mi casa
Ya que era la primera cadena de pago, HBO necesitaba recordar que ofrecía lo que la televisión en abierto no: palabrotas, sexo y violencia. Esto llevó a un curioso episodio en Misisipí. “Hacíamos promociones de fines de semana en las que ofrecíamos gratis nuestra señal a un territorio”, cuenta el ejecutivo Matt Blank. En una de esas promociones, HBO emitió El exorcista.
“El operador recibió muchas quejas, pero no por las escenas explícitas: la gente estaba enfadada porque la película introducía al demonio sin previo aviso dentro de sus cuartos de estar”, prosigue. Era el primer contacto de HBO con el llamado cinturón bíblico, el área del sureste del país conocido por su población hiperreligiosa. En algunos operadores de cable de Texas, HBO era conocida como “El canal de las películas sucias”. “Las protestas eran una bendición porque significaban publicidad gratis”, cuenta en el libro el ejecutivo Robbin Ahrold.
2. Decir las burradas prohibidas en otra parte puede inventar un género
Junto con el boxeo y el tenis, la comedia fue uno de los pilares fundacionales que ayudaron a HBO a crecer. Los monólogos eran producciones relativamente baratas, y la cadena ofrecía a los cómicos algo que las demás televisiones no podían: libertad para transgredir.
“Hay una cosa nueva llamada HBO en la que puedes decir palabrotas y hacer cosas que no has dicho o hecho antes en televisión”, avisó en su día el mánager de Bette Midler. Robert Klein, Steve Martin, Billy Cristal, Robin Williams, Ellen DeGeneres, Jerry Seinfeld o Sarah Silverman tuvieron en HBO monólogos tan trascendentales para sus carreras como influyentes en el mundo del stand up: en 1972 había 10 grandes clubs de comedia en Estados Unidos; a finales de la década la cifra se había multiplicado hasta los 400.
Y por supuesto, los especiales eran blasfemos y controvertidos. George Carlin enumeró siete palabras que no se podían decir en televisión (y las dijo con todas las sílabas). Chris Rock pronunció en un solo monólogo fuck (joder) 230 veces, shit (mierda) 171 y un faggot (maricón). Por esto último pidió perdón en 1996.
5. Por hombres y para hombres (los arrogantes y los machistas incuidos)
“Había cierta arrogancia en HBO por entonces, una actitud de ‘¿Cómo osa alguien competir con nosotros?”, rememora Blank. “En la cultura corporativa que estábamos creando nosotros éramos los reyes del mundo y continuaría durante décadas”. Esa filosofía se originó, según se apunta en el libro, en la personalidad de Michael Fuchs, uno de los ejecutivos más influyentes de los primeros años de la cadena: “Tuve una visión para HBO desde el primer día”, cuenta él mismo. “Pensaba que HBO pegaba con mi personalidad, o quizá yo había impuesto mi personalidad en HBO. Arriesgada, irreverente, divertida, no tradicional, conflictiva, orientada al riesgo…”.
Hoy muchas mujeres han desarrollado carreras en HBO y han desempeñado papeles claves en su éxito (si bien no siempre visibles: está la productora de documentales Sheila Nevins, la jefa de recursos humanos Shelley Fischel o las ejecutivas Sue Naegle y Carolyn Strauss). Pero HBO ha sido una empresa dirigida por hombres e, históricamente, dirigida a hombres. El deporte, la violencia, los desnudos y los tacos atraían más al público masculino. Salvo algunas excepciones, como la película sobre el aborto Si las paredes hablasen o Sexo en Nueva York (1998-2004), HBO producía contenido para el espectador masculino. “Después del éxito de Thelma y Louise intenté argumentar que las historias adultas protagonizadas por mujeres tenían su público”, explica la ejecutiva Susie Fitzgerald. “Intenté una y otra vez crear programación femenina y una vez alguien me dijo: ‘Pero entonces la protagonista tendría que desnudarse y ninguna de las actrices que queremos va a hacer eso’. Y yo le pregunté a esta persona: ‘¿Por qué se tendría que desnudar?”. Sue Neagle tuvo una experiencia parecida: “En todo el tiempo que estuve allí, nunca fui capaz de producir una serie escrita por una mujer o liderada por una mujer excepto Girls (2012-2017). Quería The Affair. Fue una reunión desastrosa”.
El carácter masculino de HBO se respiraba en sus pasillos, que Fischel ha descrito como “una fraternidad”, admitiendo que muchas decisiones sobre el personal se tomaban desde una perspectiva masculina y asegurando que Michael Fuchs trataba especialmente mal a las mujeres. “A veces podía ser un lugar retorcido. Una secretaria se me quejó de que su jefe solía llamarla a la oficina diciendo ‘Trae aquí tus tetas y tu culo’. Pero no duró así mucho tiempo. Creció, y también lo hizo el equipo. Estaba claro que había un gran foco mediático sobre nosotros”.
A veces, los creadores de las series y películas tenían que parar los pies a los ejecutivos. El guionista de la serie 1st & Ten (1984-1991), Gary H. Miller, se oponía a abusar de los desnudos: “Me decían: ‘Hagamos una escena de fiesta en la que las camareras puedan ir sin sujetador’. Y yo les decía: ‘¿En qué fiestas habéis estado?’”. Pero no todos los desnudos eran bien recibidos. “¿Crees que Richard Pepler quería que Lena Dunham fuera la protagonista de una serie? No”, asegura Neagle sobre el que fuera presidente de la cadena entre 2007 y 2019. “Cada vez que alguien escribía algo sobre su aspecto desnuda tenía que oír las quejas de esos tipos”.
5. La primera piedra de Friends
Los creadores de Friends (1994-2004), Marta Kauffman y David Crane, tuvieron su primera serie en HBO, Sigue soñando (1990-1996), una sitcom sobre un hombre divorciado que mezclaba sus escenas con cortes del cine clásico. Kauffman y Crane procedían del mundo del teatro y llevaban años intentando sacar adelante algún proyecto en televisión. “Acumulábamos propuestas que no llegaban a nada”, explica Kauffman. “Hubo un ejecutivo en CBS que casi se duerme durante una de nuestras reuniones”, añade Crane en el libro.
Cuando HBO siguió adelante con Sigue soñando no podían creérselo. “Recuerdo que no nos pagaban muy bien”, dice Kauffman. El dinero fue la razón por la que no continuaron escribiendo la serie cuando se rescindió el contrato a los tres años, lo que les llevó a crear Friends. “Lo más irónico sobre Sigue soñando es que nosotros queríamos continuar con David y Marta, y ellos querían seguir con la serie, pero no me los podía permitir”, explica Chris Albrecht, por aquel entonces presidente de programación original. Él fue el que les puso en contacto con Les Moonves, entonces presidente de Warner Bros. Television.
7. Ejecutivos creativos
HBO siempre ha tenido fama de dar libertad a sus guionistas, pero en Tinderbox se subraya que también dan buenos consejos. El mismo Albrecht habla así de Anne Thompoulos: “Anne, nuestra ejecutiva en Oz [una de las primeras series al estilo HBO como se la conoce ahora], tuvo un peso muy grande. Durante el desarrollo de la serie, ella básicamente inventó el estilo HBO de un ejecutivo de programación, uno que cuida de la cadena pero también se convierte en una parte del equipo creativo y de producción con la prioridad de sacar adelante el mejor trabajo, en vez de dar observaciones arbitrarias que rara vez funcionan”.
Lo normal en la televisión en abierto es que la propia cadena emita recaditos sobre los guiones (donde pide cambos pequeños) hasta el punto de que la idea original se vuelve irreconocible. En HBO los ejecutivos sugieren sin imponer y a menudo esos detalles mejoran la serie sustancialmente. Cuando Albrecht vio el piloto de A dos metros bajo tierra (2001-2005), su recado fue: “Más inquietante”. Unos años después el actual jefe de contenido de HBO y HBO Max, Casey Bloys, vio el piloto de Girls y tuvo una idea. “Había cuatro personajes y estaba Lena [Dunham], pero no pasaba nada realmente”, cuenta la ejecutiva Kathleen McCaffrey. “Entonces Casey dijo: ‘¿Y si sus padres le cortan el dinero?’. Y eso puso en marcha la serie”.
De entre todos los nombres, hay uno que aparece por encima de todos: Carolyn Strauss, presidenta de HBO Entertainment entre 2005 y 2008. Ella propuso a Alan Ball la idea de una familia que regentaba una funeraria, que se convertiría en A dos metros bajo tierra, y estuvo involucrada en Sexo en Nueva York, Los Soprano y Larry David. Compró los derechos de Juego de Tronos. Aun así, fue despedida de la empresa por tensiones internas con un ejecutivo.
8. ¿Ofendido por Los Soprano? “Sois mierda”
Según Albrecht, HBO solo ha hecho una proyección de prueba con público en su larga historia: con Los Soprano (1999-2007). “Por entonces aún no confiábamos en nuestro instinto. Así que hicimos una prueba y resulta que había mucho que no gustaba sobre el protagonista”, desvela el ejecutivo. “Y yo pensaba: ‘Sí… va por ahí matando a gente’. Ahí nos columpiamos un poco, no teníamos el coraje, la convicción o un historial que dijera claramente: ‘Esto es lo que nos va a funcionar’. Habíamos hecho Oz. Creo que Sexo en Nueva York aún no había se había estrenado. Aún estábamos encontrándonos”.
Algunos no estaban muy seguros de que un mafioso asesino fuera una cara adecuada para representar a HBO. Además, una asociación de italoamericanos alzaron sus voces en contra, y David Chase se reunió con ellos para escuchar sus quejas. “Que les jodan”, responde en el libro el creador de la serie. “Les enviamos los capítulos y me reuní con ellos. Explicaron por qué les resultaba tan ofensivo y dijeron que los italianos son algo más que gánsters. A mitad de la reunión le digo a uno: ‘Espera un momento. ¿Has visto la serie? Eso que dices no ocurre en ella”. Y él dijo que no la había visto aún. Les dije: ‘Sois mierda. Sois unos hipócritas. Sois unos holgazanes’”. Ya sabemos de dónde sacaba Tony Soprano su verborrea.
9. Pasaron de Mad Men y Breaking Bad
Si bien HBO inventó la televisión de prestigio con Los Soprano, no aprovechó los sucedáneos de su fórmula: ni Mad Men (2007-2015), ni Breaking Bad (2008-2013), ni The Walking Dead les interesó y acabaron en una cadena hasta entonces ignorada, AMC. “Creo que perder la oportunidad de Mad Men fue un punto de inflexión para el negocio de las cadenas por cable”, opina Richard Parsons, presidente de Time Warner —de la que HBO es filial— entre 1995 y 2007.
En Tinderbox se citan dos razones. La primera es que el creador, Matthew Weiner, trabajaba en Los Soprano, y la cadena no quería robarle un guionista a David Chase. La otra es que varios ejecutivos de la cadena veían a Weiner como “una pesadilla” y no querían trabajar con él en una serie en la que fuera el jefe. Además, por aquel entonces les parecía que una serie de época en Nueva York no era una idea con mucho potencial comercial. “Fue rechazado unas seis veces”, ha lamentado Weiner, hoy acusado de acosar sexualmente a las guionistas de su serie. En cuanto a Breaking Bad, Carolyn Strauss asegura que le encantaba el guion y quería comprarla, pero pensó que no era lo que necesitaba la cadena en ese momento. “Se nos estaban echando encima los de marketing y otros departamentos porque nuestras series eran demasiado oscuras. Sería imposible venderla dentro de la cadena”.
10. La khaleesi se queda en HBO...
Juego de Tronos (2011-2019) estaba entre las cuatro primeras pruebas de casting en la vida de Emilia Clarke, hoy una de las caras más conocidas de la serie. “Me dieron un mes para prepararme, así que me leí el libro, y el otro día encontré en mi ordenador vídeos de mí misma preparando los monólogos”, recuerda la actriz en el libro. HBO le pagó un vuelo en clase business y Clarke se quedó todas las bolsas de té, las botellitas de alcohol que regalaban y la manta. “Pensé: ‘No me van a dar el papel, nunca más voy a tener esta experiencia, así que más me vale sacarle partido”.
Se presentó en la prueba tras semanas haciendo una dieta sin azúcar para que su piel fuera reluciente. La pusieron en un escenario frente a lo que ella recuerda como 50 personas, y empezó a leer las escenas junto a Harry Lloyd, el actor que haría de su hermano en la serie. “Al final, me volví con nerviosismo hacia ellos y les pregunté si podía hacer algo más. Y Benioff en toda su gloria dijo: ‘Bueno, podrías hacernos un baile’. Y eso hice: primero el robot y después el pollo funky. Después me dijeron que habían oído que había estado entrenando, e intenté hacerles una demostración de boxeo, pero llevaba una falda y fue una pesadilla”.
Salió de esa sala pensando que no había conseguido el papel. Pero antes de abandonar el edificio llegaron los creadores corriendo e interceptaron su paso. “No queríamos que te subieras al avión sin saberlo. Felicidades, Princesa, eres nuestra Daenerys”, le dijeron. ¿Cómo lo celebró? “No conocía a nadie en Los Ángeles, así que me volví a mi habitación de hotel y, como ya tenía el papel, podía comer todo el azúcar que quisiera. Me puse Friends, comí Oreos y bebí leche”.
12. ...pero la Reina de Inglaterra se va a Netflix
“Fuimos a HBO relajados y con buenas intenciones”, rememora en el libro Peter Morgan, el creador de The Crown (2016-). “Conocían nuestra experiencia como artistas. No había sorpresas”. Era enero de 2014, y Morgan había viajado a Estados Unidos para vender su proyecto de serie sobre la vida de la Reina Isabel II. Iban a encontrarse con Showtime, FX y Netflix, pero su opción preferida era HBO.
“Una vez en la oficina, un experto en lenguaje corporal habría tenido trabajo para todo el día”, cuenta Morgan. “Había una atmósfera tensa. Me puse a la defensiva”. Solo hablaba uno de los ejecutivos, que tenía los brazos cruzados y hacía “preguntas hostiles”. Había mala sangre entre ellos: Morgan había abandonado una película de HBO justo antes de empezar el rodaje. El ejecutivo se lo recordó a Morgan en la reunión: “Nos fallaste en nuestra película, por si no te acuerdas” (según Morgan, durante la producción su madre fue diagnosticada de una enfermedad terminal).
La reunión con Netflix, una plataforma de la que Morgan no esperaba nada, fue genial: se comprometieron a invertir unos 70 millones de dólares por temporada y se comprometieron a dos temporadas desde el primero (algo que HBO, según dice Lombardo, nunca habría hecho). “Inmediatamente sentí que estaba con una familia, y ha sido un hogar feliz para mí desde entonces”, asegura Morgan. La quinta y penúltima temporada llegará a la plataforma en noviembre. La serie ya tiene 21 premios Emmy.
13. Llegan las horas bajas, llegaWestworld
Cuando los encargados de adaptar el libro de ciencia ficción de Michael Crichton, Jonathan Nolan y Lisa Joy, empezaron a desarrollar su trabajo para HBO, les parecía que todo lo que habían oído era mentira. No dejaban de recibir recados de los ejecutivos ordenándoles cambios a menudo absurdos, e incluso contradictorios. Uno de ellos exigía que le cambiaran el nombre a un personaje. Muchas veces pedían más planos detalle de pechos y otras partes del cuerpo cuando había escenas sexuales.
En 2015 HBO estaba en un momento delicado: por el camino se habían desechado proyectos interesantes y con mucho potencial sobre el papel como obras nuevas de Ryan Murphy, del creador de Deadwood David Milch o de la creadora de Orange Is the New Black Jenji Kohan. “Empezamos a darnos cuenta de que las políticas internas de la cadena eran extremadamente complicadas”, asegura Nolan. “Después de rodar siete episodios, nos pararon la producción. La verdad es que lo hicieron porque uno o dos ejecutivos estaban más interesados en la serie que querían hacer ellos que en la que nosotros estábamos haciendo, y nos negábamos a cambiarla”.
Michael Ellenberg, jefe del departamento de drama en aquel momento, asegura que paralizó el proyecto porque los guiones no estaban llegando a tiempo. Quería darles margen a Nolan y Joy para escribirlos, a pesar del gran coste que supone parar una producción antes de que acabe. “Puede que perdiera mi trabajo por esa decisión”, declara Ellenberg. En 2016 abandonó la empresa. La primera temporada de Westworld acabó siendo un éxito de audiencias en HBO y recibió 21 nominaciones en los Emmy (de las cuales ganó cuatro).
14. Si la vida te cancelaVinyl, haz Succession
“Hay una línea directa entre Vinyl (2016) y Succession (2018-)”, afirma Casey Bloys. Aquella primera serie, producida por Martin Scorsese y Mick Jagger, sobre la industria musical en los años setenta, solo daba HBO “en la superficie, no por dentro”. Gastarse un pastón en una superproducción sin éxito que no pasó de la primera temporada supuso en cierto sentido una epifanía para Bloys. “Con Succession tomamos una decisión muy consciente: no forma parte de una propiedad intelectual, no está basada en un libro, no contratamos a grandes estrellas. Dijimos: ‘Volvamos al momento en el que creábamos estrellas en vez de ficharlas’. Si estás inseguro sobre tus talentos creativos dices: ‘Es Martin Scorsese, es Mick Jagger, es Ryan Murphy”.
Succession, convertida en el producto más prestigioso de la HBO actual, no parecía alta televisión en su estreno. Solo había un guionista con visión y buenos actores. “Es más parecido al tipo de series que HBO hacía antes”, reflexiona Boys. Y los ejecutivos volvían a dar buenas ideas. “Mi idea era que Logan muriera al final del primer episodio, o sin duda al principio de la temporada”, confiesa Armstrong. “Y ellos me persuadieron amablemente a considerar la posibilidad, al menos, de que eso no pasara. Creo que fueron muy listos”.
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