La habitación del futuro se fabrica en una cadena de montaje y puede instalarse en cualquier lugar
Room2030, un proyecto asturiano de “inteligencia habitacional”, aboga por la sostenibilidad, la movilidad y la eficiencia energética en hoteles y residencias
La habitación del futuro se crea en una fábrica, como si fuera un coche en una cadena de montaje: en cada área se coloca una parte hasta que el producto final llega al concesionario. Así trabaja también la arquitectura modular que permite crear estancias modernas utilizando la tecnología más reciente y adaptadándolas a la voluntad del cliente. En ella se basa Room2030. El proyecto, ideado por el arquitecto asturiano Sergio Baragaño junto a un consorcio de once empresas, permite crear estancias bajo la consigna de la rapidez, la eficacia, la...
La habitación del futuro se crea en una fábrica, como si fuera un coche en una cadena de montaje: en cada área se coloca una parte hasta que el producto final llega al concesionario. Así trabaja también la arquitectura modular que permite crear estancias modernas utilizando la tecnología más reciente y adaptadándolas a la voluntad del cliente. En ella se basa Room2030. El proyecto, ideado por el arquitecto asturiano Sergio Baragaño junto a un consorcio de once empresas, permite crear estancias bajo la consigna de la rapidez, la eficacia, las herramientas punteras y el respeto medioambiental.
Así explica Baragaño el proceso: “Fabricamos una habitación en una semana, un día de transporte y una hora de instalación”. La calidad y la aceleración de los tiempos son valores añadidos que ofrecen a clientes potenciales –hoteles, residencias de mayores o de estudiantes– que buscan personalizar diversos aspectos de la sala. “El tiempo también es dinero”, recuerda el arquitecto.
Entre las capas de tecnología que se incorporan a este espacio futurista de “inteligencia habitacional” se incluyen lo que han denominado como Biobath, un espacio de aseo donde prima la salud. Cuenta con medidores de constantes vitales y del estado del organismo. El uso de grafeno en el suelo o las paredes permite calentar la habitación de forma que se reduzca el consumo energético y los líquenes que emplean mejoran la calidad del aire. El descanso también es una prioridad en estas estancias y se cuida mediante la iluminación. Dependiendo de su intensidad, esta facilita el sueño o activa al organismo por la mañana. Además, las fachadas y cubiertas verdes contribuyen al bienestar medioambiental generando un sistema de vanguardia excepcional.
El proyecto está comprometido con la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas, basada en la ecología, la salud, la innovación y la búsqueda de alternativas no contaminantes. El consorcio, que se coordina para ir haciéndose un hueco en el sector, confía en que el incremento de la conciencia social contribuya cada vez más a desarrollar esta clase de proyectos eficientes y respetuosos con su entorno natural.
Room 2030 tiene su base de operaciones en Avilés y cuenta con al apoyo de la compañía ArcelorMittal, en cuyas instalaciones se están fabricando los primeros prototipos. La demanda, afirma Baragaño, va al alza en un “mercado maduro” en el que se han hecho sitio gracias a su competitividad y por su capacidad de construir un hotel de 150 habitaciones en nueve meses, cuando lo común, según él, es tardar dos años. La pandemia, admite el promotor de la start-up, ha acelerado los ritmos porque ha empezado a valorarse más la flexibilidad y la rapidez. “Los clientes nos buscan tanto por el producto como por quién está detrás”, añade.
El público ya ha podido ver las características de la Room 2030 en el centro Niemeyer de Avilés, donde estuvo expuesta tres meses y permitió una experiencia de usuario completa al ofrecer la posibilidad de dormir en ella. Las estancias, de cuatro metros de ancho y doce de largo, las grandes, y cuatro por seis, las pequeñas, se montan en un camión y se transportan hasta donde sea pertinente. El arquitecto destaca que se pueden tanto “apilar” para formar estructuras como depositar individualmente en espacios naturales. Se trata de habitaciones sostenibles con apenas impacto en el entorno y que se pueden ubicar como “caravanas o bungalows” para posteriormente poder ser trasladarlas a otro lugar si eso es lo que se desea. “Una grúa la desmonta y luego se instala donde corresponda”, explica el arquitecto.
Baragaño gestiona su propio estudio de arquitectura en Madrid y cuenta con cinco trabajadores dedicados a este innovador proyecto. Confía en duplicar la cifra a lo largo de 2021. El Principado de Asturias los considera una “empresa de base tecnológica” y les ha proporcionado una subvención de 120.000 euros. El único secreto hasta el momento es dónde van a ubicar la fábrica. Tienen claro que será en suelo asturiano, pero aún están ultimando los detalles para seguir produciendo las habitaciones del futuro.