Prendas que parecen cuadros: la obra de Abraham Cruzvillegas ahora se lleva puesta
Masscob y la Fundación Alttra fusionan moda y arte en una colección unisex diseñada por el artista mexicano
Desde siempre, la moda se ha nutrido del arte y sus movimientos, tanto en lo visual como en lo conceptual. Su conexión es particular e histórica, una relación prolífica y continuada en el tiempo. Ahora la firma gallega Masscob y la mallorquina Fundación Alttra han unido fuerzas demostrando que ambas disciplinas se inspiran mutuamente, se interpretan y reconfiguran, lanzando una colección conjunta basada en el trabajo del artista contemporáneo Abraham Cruzvillegas (Ciudad de México, 1968). Son un total de 30 prendas en tejidos naturales como algodón, lino y seda que parecen recrear algunas de las obras, estampados y colores del reconocido artista. “En esta primera colaboración entre Masscob y Alttra, hemos invitado al mexicano a explorar nuevos horizontes más allá de los límites convencionales, integrando de manera reflexiva los lenguajes del arte contemporáneo y la moda”, explican desde la fundación, que tiene como objetivo llevar y promover el arte contemporáneo a las Baleares y relacionarse con el mismo de otra manera, de ahí su nombre.
Además de ser estética e inspiradora, esta colección es el resultado de compartir valores como la responsabilidad, la creatividad y el diálogo cultural, la experimentación y la conciencia medioambiental. Y es que la ropa de Masscob (fundada por Marga Massanet y Jacobo Cobián) se distingue por su sutil sofisticación y su compromiso con la artesanía local, en sintonía con la misión de Alttra de promover el talento y fomentar conexiones entre los artistas y el público. También se aleja de lo promocional y las tendencias comerciales. Al revés, es un bello y genuino cruce disciplinario que coloca el arte en la vida cotidiana y que lleva detrás un proceso muy cuidado: se percibe que la colaboración se ha desarrollado con sentido, con respeto, con contenido, con tiempo, aportando significado y profundidad a cada pieza, poniendo el arte de Cruzvillegas en el centro. Así, los vestidos, chaquetas, camisas, pantalones, accesorios y prendas de punto beben de la obra del mexicano pero son tan Cruzvillegas como Masscob. Está la esencia del artista y a la vez son llevaderas y singulares, hechas a mano. Una colección unisex cómoda y natural que refleja que la moda también puede ser mensaje, discurso, reflexión y expresión.
Tras un primer proyecto de arte con la fundación en 2024 impulsado por una de sus fundadoras, Rosario Nadal, surgió la idea. “Decidimos, antes de nada, que la serie tendría que distanciarse de la forma en la que muchas veces los museos producen merchandising, souvenirs u objetos inertes, en lugar de dialogar con las obras o los artistas”, comienza Cruzvillegas. “Mi trabajo juega con la capacidad de improvisar con los recursos disponibles sin apelar al virtuosismo o a la destreza técnica. Más bien insiste en que todas las personas tenemos capacidades creativas, y que podemos ejercer nuestro derecho al arte y a la cultura con gestos simples, intentando renovar el deseo desde lo cotidiano, desde lo ínfimo, en cualquier circunstancia, incluso en las peores”. Autoconstrucción, entorno, improvisación, transformación, son términos que definen su obra y también estas prendas libres, livianas, versátiles, con texturas y movimiento y formas simples: líneas de colores, estampados sutiles, tonos neutros y alguna raya. “Muchas veces he usado telas y ropa en mis esculturas junto a cualquier otro objeto, tanteando relaciones entre materiales, imaginando que entre ellos pueden construir sus propios diálogos. Crear esos encuentros me provoca demasiado. También me gusta mucho la curiosidad que lleva a algunas personas a inventar algo que por revolucionario se vuelve perfectamente normal o convencional, como creo que sucede en la moda. Diseñadores como Vivienne Westwood, John Galliano o Alexander McQueen han cambiado indudablemente nuestra percepción de la realidad, de nuestros cuerpos y comportamiento. Hêlio Oiticica, un artista de Río de Janeiro, con sus vestimentas llamadas Parangolé, transformó el concepto de dignidad con un espíritu festivo y generoso en la favela de Mangueira. He sido distante de las marcas, pero he tenido roces caprichosos con Yamamoto, Paul Harnden, Hysteric Glamour, A.P.C., Agnès B y con mi muy querida Bárbara Sánchez Kane”, prosigue.
Los diseñadores de Masscob han sabido crear un estilo propio y sereno basado en una elegancia atemporal, entre lo masculino y lo femenino, lo clásico y lo contemporáneo, con el talento de saber convertir lo sencillo en especial. Desde un pequeño detalle, la selección de un tejido, un material o un color... Diseñan y elaboran prendas únicas y de gran calidad y fabrican en talleres locales, incorporando las tradiciones al proceso de producción. Todo este saber hacer y buena confección han confluido con las características presentes en el arte de Cruzvillegas. “Por un lado, hay un grupo de dibujos de primates –que he venido haciendo desde hace más de tres décadas– que se han reproducido en playeras, chaquetas y en las etiquetas de la colección. Hay otro conjunto de prendas que juegan con una combinación de colores que inunda mi obra y que he usado por veinte años ya: el verde y el rosa, que en las piezas se conjuga combinando distintas telas y texturas. Retículas de papeles procedentes de mi vida cotidiana, como billetes, recortes, notas, recetas, cartas, servilletas y demás, pintadas por el reverso con colores planos, como azules o cremas pálidos, lo que yo llamo Autorretratos Ciegos, han dado pie a otra parte de la colección, donde la referencia juega como una abstracción, en piezas como faldas y blusas donde mi trabajo se vuelve ligero y dinámico. Finalmente, vestidos y otras prendas se apropian de dibujos que hago como si fueran rutas, trayectorias simples entre lugares favoritos, mapas mentales de los sitios y las personas amadas”, explica el mexicano.
“Lo que más he disfrutado de todo el proceso es el aprendizaje. También la felicidad de ver los resultados, de tratar de comprender los procesos técnicos de diseño, la manufactura y dimensionar la capacidad de llevar el arte, lo que yo hago, a un territorio tan divertido y placentero como el de la moda. Luego pensar en que alguien llevará puesta una prenda, un sombrero, una bolsa, un pantalón o una camiseta con algo mío, simplemente me produce un enorme placer. Mis piezas favoritas son: el short Caleta en punto de seda color fucsia, un jersey verde con un filo rosa en el puño llamado Gibón, todas las camisas, el vestido Guadalupe con líneas gestuales de colores y el precioso pareo Damián con un dibujo mío de un gorila”, remata satisfecho el artista.