Carlos III suprime la asignación oficial de un millón de libras anuales al príncipe Andrés
El biógrafo real Robert Hardman revela en su nuevo libro que “el duque ya no es una carga financiera para el rey”. Un signo más de que el monarca británico está perdiendo la paciencia con su hermano menor y su obstinación por seguir viviendo en la residencia Royal Lodge, en los terrenos de Windsor
El rey Carlos III de Inglaterra (75 años) ha decidido suprimir la asignación oficial de un millón de libras al año ―alrededor de 1,2 millones de euros, al cambio actual― que recibía hasta ahora su hermano menor, el príncipe Andrés (64 años). Así lo revela una nueva biografía sobre el monarca británico escrita por el reconocido biógrafo real Robert Hardman, también analista y director de cine centrado en la realeza que ha cubierto la monarquía británica durante tres décadas. En su nuevo libro, Hardman detalla que el soberano, que fue coronado en mayo de 2023, ha dado instrucciones a su encargado de gastos privados para “cortar” el subsidio de vida de su hermano, el duque de York.
Los nuevos capítulos de Charles III: New King. New Court. The Inside Story (Carlos III: Nuevo Rey. Nueva Corte. La historia desde dentro), publicado por entregas por el diario británico Daily Mail y en librerías a partir del próximo 7 de noviembre, incluyen la confirmación por parte de un informante de palacio de que “el duque ya no es una carga financiera para el rey”. Esta noticia llega en medio de las continuas disputas entre el monarca y su hermano menor, caído en desgracia tras ser acusado de abusar de una menor a través de su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein, sobre su situación vital en la residencia Royal Lodge, de 30 habitaciones, situada en Windsor Great Park.
Así Carlos III, quien según la prensa británica estaba perdiendo la paciencia con el príncipe Andrés desde principios de verano por retrasar su mudanza, ha cortado ahora la financiación que le permite seguir viviendo en esta residencia, que tiene grandes requisitos de mantenimiento y se encuentra a tan solo 5,1 kilómetros al sur del castillo de Windsor. A mediados del pasado mes de agosto, por ejemplo, se hizo público que el monarca iba a eliminar el servicio privado de seguridad desplegado en casa del príncipe Andrés a partir de este mes de noviembre. Un equipo de seguridad que el propio rey financiaba desde que su hermano pequeño perdiese la protección policial pública en 2022, después de que su madre, la difunta reina Isabel II, le retirase al duque de York todos los títulos militares y patrocinios reales tras verse involucrado en el escándalo sexual. Epstein se suicidó en 2019 en una cárcel de Estados Unidos y ese mismo año el príncipe concedió una entrevista a la BBC para hablar de su amistad, después de que los medios publicasen fotos de 2010 en las que se veía al duque en la casa de Epstein en Nueva York, despidiéndose de una joven mientras esta se marchaba de la vivienda. Una entrevista que terminó por hundirlo y que han recuperado recientemente la película La gran exclusiva (Netflix) y la miniserie Un escándalo muy real (Max).
A la retirada del equipo de seguridad de la casa que comparte con su exmujer, Sarah Ferguson, se suma ahora el corte de los lazos financieros entre hermanos, que se estima que ascienden a más de un millón de libras, así como todos los pagos destinados a esa seguridad privada, que asciende a siete cifras. “A finales del verano de este año, la paciencia se agotó. El duque informó al monarca de que, independientemente de cualquier ultimátum, iba a permanecer en Royal Lodge”, escribe el biógrafo en el nuevo libro. “En ese momento, el encargado de gastos privados (el director financiero de la monarquía) recibió instrucciones de cortar su asignación de manutención”, detalla Hardman.
Una fuente familiarizada con las recientes disputas financieras entre los hermanos asegura que el príncipe Andrés afirma haber encontrado “otras fuentes de ingresos relacionadas con sus contactos en el comercio internacional”, según publica The Telegraph. El diario británico relata que estos ingresos son “suficientes para cubrir todos sus gastos”, incluida la pequeña fortuna necesaria para mantener la seguridad, así como el estricto y costoso mantenimiento de la casa, según los requisitos del contrato de alquiler. Uno de los términos del acuerdo de arrendamiento de 75 años del duque con Crown Estate ―la colección de tierras y propiedades en el Reino Unido que pertenecen al monarca británico como una corporación única―, que se firmó en 2003 y expira en 2079, podría obligarle, por ejemplo, a repintar su casa de Windsor “con dos capas de pintura” cada cinco años. Además, Hardman menciona también los costes que incluyen la protección de varias obras de arte y muebles valiosos e históricos de la casa, prestados por la Colección Real.
Amigos de la familia del monarca han comentado a The Telegraph que “la obstinación” del duque en este asunto “ha agriado” las relaciones familiares. Por otra parte, el biógrafo recuerda que la difunta reina Isabel II quería encontrarle otro hogar a su querido hijo menor. De hecho, Hardman cita a un antiguo asesor de la soberana en uno de los capítulos, que dice: “Si ella hubiera vivido un año más, él se habría ido. Era su plan trasladarlo fuera, poner fin al contrato de arrendamiento de los Sussex [el príncipe Enrique y Meghan Markle, ahora residentes en California] en Frogmore Cottage [de cinco habitaciones] y trasladar allí a Andrés. Fue principalmente una cuestión de dinero, ya que podía ver que se estaba volviendo insostenible”.
Según recoge el libro, Carlos de Inglaterra también le dijo a su hermano que desalojara la propiedad y se mudara a la cercana Frogmore, que fue el hogar en territorio británico de su sobrino, el príncipe Enrique, y su mujer, Meghan Markle, hasta 2023, cuando fueron desalojados por el rey. Sin embargo, la prensa británica asegura que el duque de York tiene la firme intención de cumplir los términos del contrato de arrendamiento de la Royal Lodge que firmó en 2003, al que le quedan todavía 55 años de vigencia. “Puede hacerse de forma ordenada o desordenada. Puede hacerse con gracia y dignidad o puede imponérselo. Es todo bastante triste. Pero tal como están las cosas, la vida en Royal Lodge se va a volver cada vez más fría e incómoda para el duque. La única pregunta ahora es cuándo se dará cuenta de que se ha convertido en prisionero de su propio orgullo”, describe la situación una fuente de The Times.