Justin Bieber cumple 30 años alejado de los focos: ¿dónde está el niño prodigio más famoso del siglo?

El cantante, que alcanzó la fama mundial a los 15 años con sus vídeos en YouTube, lleva dos años desaparecido del mundo de la música, después de que una parálisis facial le obligase a cancelar su última gira. A pesar de su extensa lista de fallos, como conducir borracho o insultar a su público, sus fans lo echan de menos

Justin Bieber, fotografiado durante un partido de hockey, el pasado 3 de febrero, en Toronto (Canadá).Dave Sandford (NHLI/Getty Images)

“Esto es grave, chicos. Obviamente, mi cuerpo me está diciendo que vaya más despacio”. En junio de 2022, el niño prodigio más famoso del siglo, Justin Bieber (London, Canadá, 1994), lanzó un escueto mensaje a través de sus redes sociales en el que mostraba cómo el síndrome de Ramsay Hunt le había paralizado un lado de la cara, y en consecuencia se veía obligado a cancelar su gira, Justice World Tour, y retirarse temporalment...

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“Esto es grave, chicos. Obviamente, mi cuerpo me está diciendo que vaya más despacio”. En junio de 2022, el niño prodigio más famoso del siglo, Justin Bieber (London, Canadá, 1994), lanzó un escueto mensaje a través de sus redes sociales en el que mostraba cómo el síndrome de Ramsay Hunt le había paralizado un lado de la cara, y en consecuencia se veía obligado a cancelar su gira, Justice World Tour, y retirarse temporalmente de los escenarios. Hoy, 1 de marzo de 2024, el chico canadiense que saltó a la fama con tan solo 15 años por subir vídeos a YouTube, cumple 30 años, con un futuro incierto, y con una enorme cantidad de fans ―en Instagram, acumula casi 300 millones de seguidores― que esperan impacientemente buenas nuevas. Justin Bieber, que era un habitual en los platós de televisión, en los titulares de la prensa internacional y en cualquier plataforma mediática, ha desaparecido del foco y todo el mundo se preguntan por qué no quiere volver a cantar sus mundialmente populares temas, como Baby o Sorry, sobre los escenarios. Las últimas noticias que se tienen de Bieber se han hecho públicas este mes de febrero, cuando el cantante Usher, cuya trayectoria en la industria musical no se entiende sin Bieber, invitó al canadiense a participar en el espectáculo del intermedio de la Super Bowl, la cita más esperada del año que acumuló, este 2024, más de 200 millones de visualizaciones. “Justin no estaba preparado para ello, simplemente no lo sentía”.

Usher fue, junto al manager Scooter Brown ―que también ha trabajado con nombres como Demi Lovato o Taylor Swift― quien sacó a flote el talento de Bieber. Por entonces, él tan solo era un crío con un padre desaparecido del mapa y cuya madre, que tenía tan solo 17 años cuando se quedó embarazada, traficaba con drogas y había intentado suicidarse en alguna que otra ocasión. “Es como un hijo para mí”, llegó a decir el cantante estadounidense, que se ha convertido en un mentor para el canadiense y que le ha seguido en cada uno de sus pasos. Hasta cuando Justin cayó en el mundo de las drogas, y su comportamiento fue tachado por los medios de comunicación como el de un “niño caprichoso”, Usher actuó como un padre tanto de puertas para fuera como para dentro. “¿Sabes qué creo? Siento que estoy hablando de alguien que ha tenido dificultades”, llegó a replicar a favor de su amigo en 2016 en el programa The Howard Stern Show.

Hubo un par de años, entre 2013 y 2015, en los que internet se levantaba cada mañana con una nueva noticia de Justin Bieber. Un día lo arrestaban, otro le daba un puñetazo a un fan, otro ofendía a un colectivo, a un país o a una cultura milenaria. Detrás de aquella sarta de gamberradas, que convirtieron a Bieber en “la persona más odiada del mundo”, según sus propias palabras, había ansiedad, abuso de drogas y alcohol, y promiscuidad. Si alguien puede presumir de una extensa lista de cagadas que ha cometido en público, ese es Justin Bieber: desde una denuncia por conducir ebrio por las calles de Miami, a abandonar a su mono, Mally, en Alemania. Una cantidad de travesuras que le llevaron a convertirse en una personalidad especialmente criticada en los medios de comunicación: insultar a Bill Clinton mientras micciona en el cubo de una fregona; visitar la casa-museo de Anna Frank y afirmar que la judía asesinada a manos de los nazis durante la II Guerra Mundial “hubiese sido una belieber”; barrer el suelo de su casa con una bandera de Argentina; rezar en el monumento budista equivocado en Japón; lanzar chistes racistas en sus redes sociales; terminar un concierto tras cantar tan solo una canción, ignorar a sus fans... Incluso las autoridades chinas vetaron la entrada al artista por considerarle un ejemplo de mal comportamiento.

Las adicciones le llevaron a caer en un pozo negro del que aún sigue recuperándose. En aquella época, mientras dormía, sus agentes hacían turnos por las noches para comprobar si respiraba con normalidad. En 2015, cuando fue realmente consciente de su comportamiento, Bieber se embarcó en una campaña vertiginosa de disculpas públicas que volvió a colocarlo en lo más alto de la industria musical. “Pasé de ser un chaval de pueblo a alguien a quien todo el mundo le decía que era genial. A quien todo el mundo quería. Y si te lo repiten muchas veces te lo acabas creyendo. No tenía que hacer nada, siempre había alguien dispuesto a hacerlo por mí, así que nunca aprendí el concepto fundamental de la responsabilidad. Tenía millones en el banco, podía hacer lo que me diera la gana y no poseía ninguna habilidad real”, relató en un post de Instagram de 2019.

Justin Bieber, fotografiado el 7 de diciembre de 2014, en Burbank (California).Allen Berezovsky (Getty Images)

Is it too late now to say sorry? (¿Es muy tarde para pedir perdón?) ―estribillo del single Sorry (2015)―. A pesar de lo antes mencionado, los fans de Justin Bieber siempre han sido fieles a su ídolo. La madurez llegó después de años de espera. A pesar de que todo el mundo se pregunte cómo lo hizo, su talento musical es indiscutible: “Todo el mundo, cuando empieza a crecer, se da cuenta: ‘Hombre, hice algunas tonterías cuando era más joven’. No soy solo yo... Si pudiera volver atrás, realmente no cambiaría mucho. Creo que es todo mi viaje. Esas cosas me hicieron ser quién soy”, confirmaba el artista en 2016 durante una entrevista con la revista estadounidense GQ. Una transformación personal que también se notó en su, por entonces, nuevo álbum Purpose, cuyo éxito, tal como el propio Bieber ha sentenciado en múltiples medios de comunicación, atribuye a Dios.

“No necesitas ir a la iglesia para ser cristiano. Ir al Taco Bell no te convierte en un taco”. Con este símil, Bieber explicaba cómo le ayudó acudir al más allá para superar sus problemas emocionales y físicos. “He dejado que mis inseguridades se lleven lo mejor de mí. He dejado que mis malas relaciones dicten la forma en que actúo y trato a la gente. He dejado que la amargura, los celos y el miedo conduzcan mi vida”, afirmaba en 2017 en uno de sus ya clásicos posts de desahogo en Instagram.

Una relación disfuncional y un matrimonio prematuro

La carrera musical de Justin Bieber siempre se ha visto eclipsada por su vida sentimental. En 2009, el canadiense conoció a Selena Gomez, que por entonces era una de las reinas de Disney Channel. Con ella, mantuvo una relación intermitente de ocho años que se hizo especialmente popular en los medios de comunicación, y de la que aún se sigue hablando. Lo de la actriz y el cantante fue de todo menos estable, protagonizando escenas que han quedado en la memoria de muchos fans, como cuando Orlando Bloom le metió un puñetazo a Bieber en 2014 en la cara. El diario británico The Guardian lo tachó como “la riña de famosos más patética de la historia”. La disputa se propició después de que el cantante se insinuara a Miranda Kerr―aun estando con Gomez―, la modelo de Victoria’s Secret, y entonces esposa de Bloom. Lo realmente interesante de toda la historia es que, después de años de enemistad, en 2016 la situación volvió a calentarse cuando saltaron los rumores de que Gomez y Bloom habían tenido una aventura.

Selena Gomez y Justin Bieber capturados en un partido de baloncesto en Los Ángeles (California), el 17 de abril de 2012.Noel Vasquez (Getty Images)

Quizá Jelena, tal y como los seguidores de ambos nombraban su relación, haya sido más perjudicial para la joven actriz que para el canadiense. O quizá para ambos. Pero con el paso de los años ha sido Selena Gomez la que ha querido compartir con sus fans cómo se sentía en su relación, y cuáles han sido las secuelas que ha experimentado después de haber vivido inmersa en una relación tóxica y de que Bieber contrajera matrimonio con la modelo Hailey Baldwin, el 30 de septiembre de 2019, pocos meses después de terminar con ella. Han sido muchas indirectas las que ambas se han lanzado a través de sus redes sociales.

La guerra entre ambas es otro desafortunado caso de dos mujeres a las que el público enfrenta por el hecho de que hayan compartido una pareja. Sin embargo, la persona a la que el ejército de fans de los dos cantantes han dirigido su odio durante todos estos años por la supuesta simultaneidad y a la que han exigido una y otra vez que aclare qué pasó no ha sido Justin Bieber, sino su nueva compañera, a la que se ha acusado una y otra vez de rompehogares. “Mucho del odio continuado viene del lema de ‘Oh, le robaste a Justin’. Y supongo que eso simplemente viene del hecho de que desearían que hubiera terminado con otra persona. Y no pasa nada. Puedes desearlo todo lo que quieras, pero simplemente no es el caso”, declaró la que sigue siendo su esposa en el podcast Call Her Daddy, en septiembre del 2022.

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