Carlos III y Camila se mudarán finalmente a Buckingham, pero será en 2027 por las obras en palacio
El informe anual sobre la subvención de la corona británica detalla que el monarca ha decidido reducir la temperatura de la calefacción de las residencias reales para evitar las emisiones contaminantes, así como reducir el gasto
Cuando Carlos III accedió al trono británico el 8 de septiembre de 2022, lo hizo a sabiendas de que su nuevo rol no sería fácil. Un puesto para el que se había estado preparando durante 70 años y que alcanzaba a una avanzada edad. Desde el primer momento, el monarca dejó claro que ...
Cuando Carlos III accedió al trono británico el 8 de septiembre de 2022, lo hizo a sabiendas de que su nuevo rol no sería fácil. Un puesto para el que se había estado preparando durante 70 años y que alcanzaba a una avanzada edad. Desde el primer momento, el monarca dejó claro que iba a reinar para cambiar las cosas, desde una neutralidad institucional que le faltó durante su época como príncipe de Gales, años en los que alertó del cambio climático o señaló las desigualdades económicas y sociales en el Reino Unido durante el gobierno de Thatcher. Una de las primeras decisiones que tomó como rey fue la de no mudarse a Buckingham, residencia oficial de los monarcas anteriores. Nueve meses después cambia de opinión y acepta trasladarse al palacio londinense, según la publicación este jueves del informe anual sobre la subvención de la Corona.
De momento, Carlos III y Camila seguirán viviendo en Clarence House, el que ha sido su hogar durante más de 20 años y que no quieren abandonar. Se mudaron allí en 2003, un año después del fallecimiento de la reina madre, que había residido en esa casa durante más de medio siglo junto a su hija menor, la princesa Margarita. El pasado mes de octubre, según informaron al diario británico The Sunday Times fuentes cercanas al rey, Carlos de Inglaterra considera que Buckingham “no es apto” ni adecuado “para el propósito del mundo moderno”. Además, decía que su mantenimiento “no es sostenible”.
El palacio cuenta con 775 habitaciones, por lo que vivir ahí supone un elevado gasto, además del alto coste medioambiental que esto conlleva por ejemplo para mantenerlo caliente en invierno o fresco en verano. La fuente también afirmó que Carlos no lo veía como un hogar futuro o casa. Pero aunque en un principio no quiso residir en palacio, todos los asuntos institucionales y de Estado tiene que celebrarlos en Buckingham, tal y como marca la tradición. Según el informe publicado ahora, ha habido un cambio de opinión y los reyes lo convertirán en su hogar. En cualquier caso, la mudanza no es inminente.
Hasta 2027 no podrán trasladarse, ya que el palacio se encuentra en mitad de un proyecto de remodelación, que acumula un considerable atraso. Las obras están siendo controladas por el rey personalmente, para comprobar que esas renovaciones sean adecuadas para el futuro de las instalaciones. La reforma ha tenido un coste de 369 millones de libras (440 millones de euros) y está financiada por los contribuyentes. Es la primera obra que se realiza desde la II Guerra Mundial, por lo que se están llevando a cabo tareas de cambios en el cableado, en los caños y en los sistemas de calefacción. “El modo más eficiente económicamente de reemplazar estos servicios esenciales y asegurar que el palacio queda preparado para cumplir con sus funciones los siguientes 50 años, es llevar a cabo un programa de obras en varias fases durante 10 años”, explicó la institución al inicio de las obras en 2015.
Las principales preocupaciones de Carlos III desde que se proclamó monarca son la lucha contra el cambio climático, a favor de la ecología y de la sostenibilidad. No es una pose, puesto que lleva décadas defendiendo esa posición. Su último gesto para controlar el derroche y las emisiones es bajar a 19ºC la calefacción de sus residencias. Y no es solo una cuestión económica, puesto que son los contribuyentes los que pagan los gastos de las residencias oficiales de la monarquía británica. En su despacho de Buckingham, el rey acostumbra a tener las ventanas abiertas. Encender la calefacción es la última opción para él, que obliga al personal de servicio e incluso a su mujer a llevar abrigo en las estancias.
“No necesitarás que te recuerde que el informe de este período se refiere a un año en el que las presiones inflacionarias aumentaron significativamente el precio de muchos bienes y servicios para todas las organizaciones, en particular con respecto al costo del combustible y energía”, dijo Michael Stevens, el tesorero real, sobre las cifras del nuevo Sovereign Grant. Según declaraciones recogidas por la agencia Reuters, Stevens señala que las emisiones de gas y calefacción han bajado un 19% en el último año, en parte impulsado por el rey. El informe anual también señala que en el ejercicio 2022-2023 la corona gastó casi dos millones de libras solo en el funeral de la reina y otros actos relacionados. Solo para la coronación de Carlos III, se estimó un gasto de 162 millones de libras. El gasto real aumentó un 5%, hasta los 108 millones de libras (unos 126 millones de euros al cambio actual), a pesar de haber reducido los viajes reales y el consumo en las propiedades pertenecientes a la Corona.
Con este cambio, se desconoce si Carlos mantendrá Clarence House, a 400 metros de Buckingham, como su segunda residencia o si la cederá a otros miembros de la familia real, como ya ocurrió con su abuela y él mismo. Este no es el único traslado anunciado de las últimas semanas. Los duques de Sussex, Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, acaban de entregar las llaves de Frogmore Cottage —donde residían en sus visitas al Reino Unido— por deseo de Carlos III. Una propiedad que no iba a quedar abandonada, puesto que el monarca tenía otros planes para ella: trasladaría allí a su hermano, el príncipe Andrés, que tendrá que abandonar también Royal Lodge.