Paul Whybrew, el hombre que decidirá qué secretos de Isabel II salen a la luz

El mayordomo principal de la reina estuvo a su servicio durante 44 años y se convirtió en uno de sus mayores confidentes. Eran tan cercanos que fue de los pocos que tenía permiso para acercarse a ella durante la pandemia. Ahora, Carlos III le ha encargado la tarea de decidir qué documentos privados de la monarca podrán publicarse en los próximos años desde los Archivos Reales

Paul Whybrew, mayordomo de la reina Isabel II, asiste al servicio funerio en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, el 19 de septiembre de 2022 en Windsor, Inglaterra.Max Mumby/Indigo (Indio / Getty)

Cada noche, desde que cumplió los 15 años, Isabel II se sentaba en su escritorio y escribía en su diario, una costumbre que, con toda probabilidad, heredó de su padre, el rey Jorge VI. Se sabe que la reina de Inglaterra dio orden a su personal de no interrumpirla mientras escribía al final de su jornada, salvo en casos de emergencia nacional. Se sabe también que escribía en cuadernos de cuero negro y que cada mañana pedía que se destruyera el papel secante utilizado la noche anterior, para que nadie pudiera llegar a descifrar el contenido. Se sabe que solo la propia Isabel II tenía la llave del cajón de su despacho donde guardaba su preciado cuaderno. Y se sabe que únicamente su marido, Felipe de Edimburgo, leyó por encima algunos de sus pensamientos. Poco más se conoce del contenido que la reina redactó religiosamente durante 81 años. Ahora es otro hombre, Paul Whybrew, persona de máxima confianza de la monarca, quien tendrá acceso a ellos y decidirá si su registro diario se hará público o permanecerá privado.

Su título oficial fue el de Page of the Backstairs, o mayordomo principal, hasta el 8 de septiembre de 2022, cuando falleció Isabel II. Aunque las labores de Paul Whybrew (Braintree, Essex, 64 años), quien estuvo al servicio de la reina de Inglaterra durante 44 años, eran difíciles de clasificar. Su tarea, sobre el papel, era la de atender las necesidades diarias de la reina: desde despertarla para su desayuno, gestionar su correspondencia y sus llamadas telefónicas o recibir a sus visitas, hasta encargarse de sus preciados perros corgi. Tantos años siendo la sombra de la monarca convirtieron a Whybrew, conocido en palacio como Tall Paul (Paul el alto) debido a sus 192 centímetros de estatura, en una de las personas más cercanas a Isabel II, con quien compartía sentido del humor y a quien la reina invitaba algunas noches a ver la televisión o a ayudarla a terminar sus puzzles. Isabel II le consideraba una persona tan leal que llegó a condecorarle con las insignias de la Real Orden Victoriana, que reconoce los servicios prestados a la monarca.

Como la propia corona, la confianza en Whybrew también ha sido heredada por el hijo de Isabel II, Carlos III. El rey le ha encomendado la tarea de revisar las cartas, diarios y demás documentos privados de su madre junto a un equipo para decidir qué partes seguirán siendo confidenciales y cuáles podrán publicarse en los próximos años desde los Archivos Reales. Existe un precedente, creado por la misma Isabel II, quien en el año 2012 dio la autorización para publicar los diarios de su tatarabuela, la reina Victoria. Esta también comenzó a escribir una bitácora a una edad temprana, concretamente a los 13 años, y mantuvo la costumbre de la escritura hasta 10 días antes de su fallecimiento. En total, llenó 121 cuadernos. Tras su fallecimiento en 1901, fue su hija, la princesa Beatriz, convertida en albacea literaria, la que releyó todos sus diarios y, siguiendo las instrucciones de su madre, eliminó todo aquello que pudiera molestar a la familia real británica. De esta edición quedaron 111 volúmenes. Estos diarios están disponibles en los Archivos Reales del castillo de Windsor y también a través de su página web.

La reina Isabel II y su ayudante, Paul Whybrew, miran tras una puerta para revisar la limusina que espera al presidente francés Jacques Chirac y su esposa para partir del castillo de Windsor, el 19 de noviembre de 2004.Pool/Tim Graham Picture Library (Tim Graham Photo Library via Get)

Paul Whybrew se hizo mundialmente conocido el 9 de julio de 1982. Fue aquella noche cuando el irlandés Michael Fagan, de 32 años, perpetró la mayor brecha de seguridad en la corona británica del siglo XX, entrando en los aposentos de Isabel II en el palacio de Buckingham a las siete y cuarto de la mañana. “Estaba más asustado de lo que he estado nunca en mi vida. Después ella me habló: ‘¿Qué estás haciendo aquí?”, recordó Fagan en una entrevista con el tabloide británico The Independent en 2012, sobre el momento en el que corrió las cortinas de la habitación y despertó a Isabel II. Según un informe de Scotland Yard, la reina consiguió mantener la calma y una conversación de 10 minutos con él. Antes de ser detenido por la policía, fue Paul Whybrew quien le encontró y quien consiguió calmar al joven ofreciéndole un cigarro y una copa de whisky escocés en su propio despacho.

Desde entonces, su alta figura siempre apareció en un discreto segundo plano junto a Isabel II, tanto en grandes celebraciones como en eventos de menor calibre. Su nombre volvió a sonar durante el confinamiento, cuando se conoció que Whybrew era de los pocos que, junto a Angella Kelly, su asistente personal y encargada de su vestuario, y el propio duque de Edimburgo, tenían permitido romper la distancia social y acercarse a la monarca. También estuvo en un discreto segundo plano el 19 de septiembre de 2022, durante el funeral de Estado de Isabel II, donde pudo verse a Paul el alto caminar detrás del féretro en la procesión a la abadía de Westminster para celebrar el servicio religioso. Whybrew iba detrás del cortejo familiar de la monarca.

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