Paula Echevarría: “No quiero soltar algo por mi boca y que alguien pueda cambiar su manera de pensar”
La actriz y reina patria de Instagram cuenta que ha rechazado proyectos que no le permiten estar cerca de su familia y asegura que, con la edad, ha “aprendido a dar prioridad a las cosas que de verdad importan”
No es una exageración decir que Paula Echevarría (Candás, 45 años) es una de las mujeres más famosas de España. A su trabajo en cine y televisión, donde debutó hace más de dos décadas, se suma su indiscutible influencia como una de las reinas patrias de Instagram. La asturiana ha sabido aprovechar las posibilidades de las redes sociales para multipl...
No es una exageración decir que Paula Echevarría (Candás, 45 años) es una de las mujeres más famosas de España. A su trabajo en cine y televisión, donde debutó hace más de dos décadas, se suma su indiscutible influencia como una de las reinas patrias de Instagram. La asturiana ha sabido aprovechar las posibilidades de las redes sociales para multiplicar su visibilidad y acercarse a un público diverso. Después de un tiempo alejada de los platós (su último trabajo como actriz fue en la película de 2019 Si yo fuera rico), este año ha vuelto al medio televisivo, pero de una manera diferente. Echevarría debutó el pasado septiembre como jurado de Got Talent. El programa emitido en Telecinco ha sido para la intérprete “un regalo”. Después de toda una vida de exposición mediática, con todo lo que eso conlleva, esta vez es ella la que debe juzgar: “Suelo ponerme en el lado del concursante porque yo he vivido mucho esa situación. A mí me han juzgado bastante, he hecho muchos castings y han determinado si valgo o no valgo, si encajo o no encajo… Dar un ‘no’ a un participante cuesta, pero son muchos y no todos pueden pasar, pero cuesta”, explica.
Su regreso al prime time no le quita tiempo para atender sus otros proyectos profesionales. La alfombra roja es como una segunda casa para la actriz y por ella se pasea cómoda y cercana con la prensa y los fotógrafos. Así lo demostró en la fiesta de Moët & Chandon Effervescence, celebrada el pasado 30 de noviembre en el Palacio de Cibeles para dar la bienvenida a la Navidad y brindar por la iniciativa benéfica Toast for Cause, que esta vez apoya la visión sostenible del chef gaditano Ángel León, encargado de diseñar el menú de la velada.
“Me considero una afortunada porque tengo muchas cosas, la gente me pregunta: ‘¿Cuándo vuelves al trabajo?’. ¡Pero si no he parado! Entienden el trabajo como estar rodando, pero tengo otras mil vías abiertas y gracias a ellas puedo permitirme elegir ahora mismo los proyectos que me llenen y me hagan feliz”. Eso sí, hay cosas que no entran en sus planes. Por ejemplo, presentar la gala de los Goya. “Me gusta mucho ir a la gala y ver a mis compañeros, pero creo que no me atrevería a presentarla si me lo propusieran”, y califica a Clara Lago y Antonio de la Torre, conductores de la edición de 2023, como “supervalientes”.
Las nuevas prioridades de la actriz son claras, por eso ha rechazado varios proyectos “muy chulos” pero con rodajes a miles de kilómetros de su hogar, de Estambul a Hungría o República Dominicana. Lo que le hace “feliz por encima de todo”, dice, es pasar tiempo en familia. Pero eso no significa que no eche de menos actuar en televisión y cine. De momento, confía en que “salga un proyecto aquí, para poder hacerlo y volver a casa”.
En casa está su hija adolescente de 14 años y su hijo de año y medio, además de su pareja, el exfutbolista Miguel Torres. Los tres son responsables de que 2022 haya sido “un grandísimo año” para Paula Echevarría. “A veces da miedo decirlo, puede que sea la mejor etapa de mi vida a todos los niveles”, reflexiona. El trabajo y la familia están ahí, pero su nueva forma de afrontar el día a día ha sido clave en su camino a la felicidad: “Con la edad, he dejado de fijarme en gilipolleces y he dado prioridad a las cosas que de verdad importan. Estoy en ese momento personal de poner atención a lo que realmente merece la pena”.
Es muy activa en redes sociales, donde aglutina más de 3,6 millones de seguidores en su cuenta de Instagram, y su naturalidad es, quizá, una de las razones de su éxito. Sin estrategia premeditada, publica lo que le apetece y cuando le apetece. No obstante, tiene sus propias líneas rojas y evita dar opiniones acerca de cosas “demasiado trascendentales”. ¿El motivo? “No quiero soltar algo por mi boca y que alguien pueda cambiar su manera de pensar. Cara a cara contigo puedo discutir del tema que queramos, pero no me gusta en una red social”, argumenta.
Actriz de profesión, no tiene nada en contra de aquellos que han seguido un camino inverso al suyo: ser primero influencer y, gracias a la visibilidad en redes, dar el salto a la interpretación. No duda al ser preguntada si está de acuerdo con quienes señalan cierto intrusismo en el sector: “Para mí la palabra intrusismo no existe. Todo el mundo es válido para hacer algo, puede hacerlo. De hecho, Dulceida está haciendo una película ahora, me parece fenomenal. Yo fui la primera que siendo actriz empecé a hacer portadas de revistas, campañas de publicidad…. O sea, si a ti se te da bien algo y puedes hacerlo, y si quien te contrata considera que eres la persona idónea, quién soy yo para decir nada”.
Basta con hacer una búsqueda rápida en internet para comprobar la abrumadora cantidad de noticias publicadas a diario con el nombre de la actriz como reclamo. “No me entero porque no veo mucha tele, ni navego para ver qué se dice de mí”, comenta al respecto. Incluso, en ocasiones, protagoniza titulares sin quererlo. Así sucedió a su paso por LOS40 Music Awards del pasado 4 de noviembre. Echevarría entregó, junto a la futbolista Alexia Putellas, el premio a mejor álbum del año a Rosalía. Hasta ahí todo normal, si no fuera porque en su discurso de agradecimiento la cantante de Motomami se refirió a Paula Echevarría como María. Un despiste sin importancia que Twitter se encargó de viralizar. Lo cierto es que ni la propia Paula se enteró de lo ocurrido hasta minutos después: “Estábamos en el escenario, todo el mundo gritando y cantando y había un retorno brutal. Cuando hablabas, te oías a ti misma, y no me enteré. Y cuando estaba ya sentada en mi mesa, ya habíamos bajado del escenario y todo, vino Rosalía a pedirme perdón”, recuerda riéndose.