Dos chaquetas de Mick Jagger se venden por 150.000 euros en la subasta de L’Wren Scott, siete años después de su muerte
La casa Christie’s exhibe y saca a la venta 53 prendas de la diseñadora estadounidense que vistieron Nicole Kidman o Penélope Cruz. Se han recaudado 426.000 euros
Quienes durante el recién acabado mes de junio hayan decidido pasar por la sala de la casa de subastas Christie’s en Londres habrán encontrado una exposición digna de un museo o de la mejor calle comercial de cualquier capital. Decenas de bolsos Hermès compartían espacio con maletas de Louis Vuitton, delicados abrigos pintados a mano de Marni, carteras de mano de Chanel e inc...
Quienes durante el recién acabado mes de junio hayan decidido pasar por la sala de la casa de subastas Christie’s en Londres habrán encontrado una exposición digna de un museo o de la mejor calle comercial de cualquier capital. Decenas de bolsos Hermès compartían espacio con maletas de Louis Vuitton, delicados abrigos pintados a mano de Marni, carteras de mano de Chanel e incluso un par de zapatillas Air Jordan de Nike en colaboración con Dior, vendidas por más de 8.000 euros. Pero las protagonistas eran 53 prendas (más dos maniquíes), la mayoría largos vestidos de lentejuelas, bordados a mano, de la diseñadora L’Wren Scott. Eran los que llenaban la primera y principal sala del espacio expositivo. Una muestra del legado de la diseñadora que se ha sacado a subasta y vendido con gran éxito durante el último mes y hasta este 1 de julio.
Scott nació en Estados Unidos y falleció en marzo de 2014, al suicidarse en su casa de Nueva York. Durante ocho años insufló ilusión y vida a su marca homónima, cuyo último desfile en Londres (un mes antes) canceló, y que apenas un año después de su muerte desapareció. Nacida en la América profunda y hecha a sí misma gracias su trabajo desde su juventud como modelo para grandes marcas como Chanel o Mugler, siempre fue una mujer fuerte e independiente que quiso mantenerse a sí misma. Odiaba ser calificada como “novia de”, una etiqueta con la que cargaba frecuentemente por haber sido durante casi 15 pareja de Mick Jagger.
Estos días se la recuerda con esta exposición y venta, de carácter benéfico: lo recaudado ayudará a jóvenes talentos del mundo de la moda en una beca con el nombre de Scott en la prestigiosa escuela Central Saint Martins, como ha explicado el propio Jagger. Tanto en Londres como en internet (donde el paseo por la sala también se ha podido hacer en línea), quien haya querido ha podido comprar un vestido que ha llevado Nicole Kidman, Penélope Cruz, Daphne Guinness, Sarah Jessica Parker, Olivia Munn, Tina Fey, Amy Adams o Madonna. Y el concepto “quien quiera” encaja mucho más que el “quien pueda”. Las prendas de las estrellas han podido comprarse desde apenas 300 libras (menos de 350 euros), y varias de ellas han cerrado sus precios en 400, 800 o 1.000 libras, entre 500 y 1.200 euros. Un precio sorprendentemente bajo para una marca de moda de lujo, de una célebre diseñadora cuya marca ya no existe —es decir, sin más producción— y para unas prendas que han llevado grandes estrellas. Sin embargo, otras prendas han despuntado. En especial dos chaquetas de Mick Jagger que se han vendido por casi 150.000 euros; un traje-kimono usado por la propia Scott que se vendió por casi 38.000 euros; un vestido de Madonna por 72.000 euros; otro de plumas que llevó Naomi Campbell por 11.600, y cinco que llevó Nicole Kidman y que juntos han superado los 43.000 euros. Hasta los maniquíes han sido un éxito: se han vendido por nada menos que 3.800 y 5.000 euros. En total, la subasta ha recaudado 426.000 euros.
La venta parece demostrar que el legado de L’Wren Scott no ha perdido en estos años ese brillo, esa chispa que la caracterizó y la colocó en los mejores armarios del mundo. Durante la pasada década, la diseñadora de Utah logró situar sus modelos en fiestas, estrenos y galas como las de los Globos de Oro o los Oscar. Su glamur clásico, con marcados cortes de sirena, muchas lentejuelas y brillo por doquier convencían a las estrellas y a sus estilistas. “Fue increíblemente talentosa”, ha dicho de ella Penélope Cruz en declaraciones a la casa de subastas Christie’s con motivo de la venta. “Creó muchas piezas únicas que vestí en estrenos y en los Oscar”, explica sobre la diseñadora, a la que conoció cuando era estilista y con la que conectó de inmediato. De hecho, el vestido que la española llevó en esos premios en febrero de 2011, y que cerró el desfile llamado Serengeti Sunset (Atardecer en el Serengueti) de la creadora ha sido uno de los más caros de la subasta. Se estimaba que se vendería por entre 900 y 1.400 euros y logró superar los 4.000. El dorado, largo hasta los pies, que llevó Cruz al estreno de Skyfall, al que acudió con Javier Bardem, ha rozado los 3.000.
Antes de convertirse en diseñadora estrella del Hollywood dorado, L’Wren fue estilista en Hollywood y trabajó para fotógrafos como Helmut Newton o Herb Ritts. Y, antes de eso, modelo, una profesión a la que sus más de 190 centímetros de altura la catapultaron. “Me quedé asombrada por esa chica altísima y tan femenina”, dice de ella, también para Christie’s, Naomi Campbell, que la conoció con 16 años en un desfile de Thierry Mugler en París y que después contó con ella como estilista y diseñadora. “Tenía un corazón inmenso”, afirma. “Nunca habrá otra igual”. Piropos que se repiten de multitud de amigos, como la crítica de moda Cathy Horyn, que escribió su obituario en The New York Times y esta vez ha prologado el catálogo de la venta y que la ha recordado como discreta, divertidísima y una gran amiga.
Cuando quemó esa etapa de trabajar para los demás con diseños ajenos, Scott quiso crear los suyos propios. La cartera de clientas ya la tenía: muchas amigas y, de ellas, muchas famosas. Pero sobre todo ella misma, a la que le costaba dar con la pieza exacta que quería llevar y que fue la primera modelo de su firma. Además, reflexionaba que no tenía nada que perder probando en esa profesión, y que si no lo intentaba no pararía de pensar qué habría sido de ella y de su posible marca. Por eso se lanzó al diseño y la primera que apostó por ella en una alfombra roja fue Nicole Kidman, una de sus mejores embajadoras, que llevó un vestido suyo en 2006 en Roma, vendido ahora casi 9.500 euros. Kidman contó en una revista en 2011 que eran buenas amigas y que la creadora sabía cómo potenciar el cuerpo para que la portadora se sintiera “sexi y sofisticada”. Además, recuerda que tenían una constitución física parecida, lo que permitía que conociera su cuerpo y lo que le favorecía. Hasta 11 piezas de la australiana han estado en la subasta. Todas, esas 11 y las otras 44, provienen de un vendedor individual que no se ha identificado.
El arte, los viajes (África o Los Ángeles, donde vivió durante años, eran sus inspiraciones), la arquitectura y el cuerpo de la mujer fueron claves en su forma de ver la moda y de vestir a sus clientas. “Esta venta es una celebración del destacado trabajo de L’Wren y una oportunidad maravillosa para que el público vea y disfrute de sus creaciones”, ha explicado Mick Jagger. Al intérprete también le vistió con chaquetas diseñadas solo para él. De hecho, dos de ellas, cómodas, pero a la vez cargadas de lentejuelas, se han vendido en la subasta. Una, negra y azul con mariposas, la lució en verano de 2013 en un concierto en Hyde Park y como homenaje al fallecido Brian Jones, músico de los Stones; la otra, verde e imitando la ropa de camuflaje, la llevó en Glastonbury en 2013 ante 135.000 espectadores. Ambas han sido las piezas con mayor precio de salida y, finalmente, las más caras: 70.000 y 73.000 euros, respectivamente. Piezas icónicas, pero no las únicas ni las más recordadas. L’Wren Scott ha conseguido, siete años después de morir, que la figura de Jagger no ensombrezca su brillante legado.