La moda española quiere reconquistar la calle
La sostenibilidad, la cercanía y los formatos redimensionados se consolidan como alternativas a los desfiles tradicionales en la nueva edición de Madrid Es Moda
El pasado 11 de abril, mientras en IFEMA concluía la semana de la moda Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, en el Paseo del Prado la policía municipal cortaba el tráfico durante unos minutos para que un batallón de modelos recorriera la distancia entre CaixaForum y la verja del Jardín Botánico...
El pasado 11 de abril, mientras en IFEMA concluía la semana de la moda Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, en el Paseo del Prado la policía municipal cortaba el tráfico durante unos minutos para que un batallón de modelos recorriera la distancia entre CaixaForum y la verja del Jardín Botánico. Lo hicieron con diseños de diez firmas españolas, con música en directo, enarbolando pancartas y bajo la amenaza de la lluvia, que cesó solo unos minutos antes.
Estos días, las inclemencias climatológicas no son el único motivo para cruzar los dedos en la moda española. Así lo reconoce Pepa Bueno, directora de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) e impulsora de Madrid Es Moda, el programa de eventos que se inauguró el domingo con el desfile al aire libre y concluye este jueves. “La situación económica del sector es muy complicada”, explica. “La mayoría de las firmas hacen prendas para ocasiones especiales, y debido a la pandemia no hay celebraciones de ningún tipo. La caída de ventas ha sido muy pronunciada”.
A diferencia de MBFWMadrid, que presenta con antelación novedades para la prensa y los distribuidores, Madrid Es Moda se ocupa de una fase más avanzada del ciclo vital de una colección: su venta al público. Por eso, la edición de esta primavera se ha desplazado casi en su totalidad a tiendas, talleres y espacios de la ciudad. Reliquiae ha presentado su trabajo artesanal en MediaLab Prado. Roberto Verino y Juana Martín han fotografiado su campaña en la calle y Carlota Barrera ha estrenado un fashion film con modelos en directo.
Manuel García, fundador de García Madrid, presentó su colección de primavera en su tienda a través de visitas guiadas por él mismo. Sus prendas para hombre adoptan tejidos ligeros —algodón, seersucker, lino— en tonos intermedios que buscan más sosiego que espectáculo. “Madrid Es Moda nació en nuestras reuniones de la ACME con la idea de alejarnos de la imagen de torre de marfil o elitismo que a veces suponen los desfiles”, explica. “Nuestro objetivo es hacer algo más orgánico, fluido y humano”.
Con él coincide Pepa Bueno. “El proyecto surgió de una reflexión entre los diseñadores”, apunta. “Nos dimos cuenta de que los desfiles de IFEMA no repercutían en la ciudad y a veces no llegaban al consumidor final”. En sus primeras ediciones, desde 2015, la plataforma se centró en el diseño gráfico, la comunicación o el escaparatismo. En septiembre de 2020, sin embargo, la mayor implicación —y aportación presupuestaria— del ayuntamiento de la capital ha permitido ampliar la programación.
“Para un diseñador es importante tener opciones más allá de un desfile”, explica Juanjo Oliva. “Hubo un momento en que no había alternativa a las grandes semanas de la moda, e iniciativas como esta permiten ajustar mejor el tamaño, las dimensiones y el nivel artístico”. El martes, el diseñador madrileño celebró un evento en la floristería de Loreto Aycuens. Presentó 15 modelos, tanto de prêt à porter como nupciales, en un canto a la delicadeza y a la claridad de ideas a las que es fiel desde hace dos décadas. Tras cerrar su tienda el otoño pasado —”no fue el mejor modo de empezar el curso”, apunta—, su firma se está redimensionando. “Por ahora, mi forma de trabajar es más cercana al taller”, apunta. “Es algo que no queremos dejar de hacer. Además, es lo más sostenible”. Otro de los incentivos de Madrid Es Moda, la posibilidad de vender las colecciones en el showroom instalado en MediaLab Prado y en la tienda Es Fascinante, le está permitiendo explorar otras formas de negocio.
La venta online es una de las fortalezas de Duarte Madrid, la firma de moda masculina que el pasado miércoles abrió su taller para presentar su colección de otoño como manda la nueva normalidad: en la calle. “Cualquier evento que ayude a que nuestro mensaje llegue al público es fundamental”, afirma Carlos Duarte, su fundador. “Hacer que el público se sienta partícipe de la creatividad, de la magia que rodea a la moda, es una invitación a comprar calidad frente a cantidad”.
Precisamente en esa disyuntiva cobra sentido una iniciativa que, por una vez, no se mira necesariamente en las pasarelas internacionales, sino en la realidad del sector textil español: pymes con equipos reducidos, que trabajan a medida o en pequeñas producciones. Lo que hace unos años parecía una desventaja frente a los tótems del lujo internacional hoy aporta credenciales a la hora de abrazar el nuevo orden de la industria: sostenibilidad, artesanía, cercanía, longevidad y consumo lento. “Acudir a marcas con producciones pequeñas no es ninguna tontería”, explica Pepa Bueno. “Trabajan en proximidad, hacen colecciones y tiradas cortas. El precio puede ser algo más alto, pero se debe a la economía de escala. La moda española paga sueldos, talleres y Seguridad Social. Está claro que no vamos a convencer a todo el mundo, pero es un discurso que tiene sentido”.