Transgresiones bajo las mantillas de la Semana Santa
Seis diseñadores andaluces actualizan los clásicos vestidos negros para incorporar a nuevas generaciones a esta tradición
La manga al codo, el largo de la falda por debajo de la rodilla, el cuello a la caja, las medias de cristal, los zapatos de salón y, como colofón, la mantilla sobre una peineta de carey. Todo de riguroso negro. Estas normas no escritas han regido durante décadas la indumentaria de las mujeres que se visten de mantilla durante la Semana Santa. Un protocolo “obsoleto”, en opinión de ...
La manga al codo, el largo de la falda por debajo de la rodilla, el cuello a la caja, las medias de cristal, los zapatos de salón y, como colofón, la mantilla sobre una peineta de carey. Todo de riguroso negro. Estas normas no escritas han regido durante décadas la indumentaria de las mujeres que se visten de mantilla durante la Semana Santa. Un protocolo “obsoleto”, en opinión de Raquel Revuelta, directora de la agencia de moda Doble Erre, una de las promotoras del proyecto Sí Mantilla que nació en 2018 y con el que diseñadores y artesanos, con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla, persiguen revisar la indumentaria de esta tradición para incorporar a nuevas jóvenes.
Qlamenco, asociación andaluza de moda y artesanía flamenca, participa en esta iniciativa con los diseños de seis creadores, la firma de complementos Fina Estampa y la fábrica de mantones y mantillas Juan Foronda. Propuestas atrevidas con transparencias, faldas de vuelo, mangas de farol, bordados en azabache y hasta algún buen escote con las que los creadores han reinterpretado los cánones de la indumentaria de luto que las mujeres han llevado durante generaciones en las procesiones de Semana Santa. Las mantillas de Juan Foronda, empresa sevillana que funciona desde 1923, han sido el denominador común en las propuestas de Francisco Tamaral, Antonio Gutiérrez, Gil Ortiz, Atelier Rima, Yolanda Rivas y Carmen Latorre. Una docena de modelos que pudieron verse por las calles del centro de Sevilla, desde el barrio de Santa Cruz hasta la catedral, el pasado viernes y que volverán a salir a la calle el próximo día 8, en un homenaje a la Feria de Abril que tampoco se celebrará a causa de la pandemia.
La cita con las mantillas de fiesta, las blancas y las crudas, continuará el 8 de abril con la jornada Origen y evolución de la mantilla en sociedad en la sede de la Fundación Cajasol. Además de una mesa redonda en la que participarán expertos en la materia habrá una clase práctica para aprender a ponerse la mantilla y una exposición fotográfica. El programa terminará con un recorrido de mujeres ataviadas con la mantilla blanca en coche de caballos por el centro de la ciudad.
“Nuestras mantillas se hacen en pueblos de Granada, Sevilla y Ciudad Real. Las hay de muchas clases, desde las de chantilly, el encaje más ligero bordado con motivos florales o geométricos; de blonda, que suelen ser más tupidas, o de tul. Es una prenda que tiene poco uso, la negra se usa en Semana Santa o en bodas y la blanca y la cruda para ir a los toros, bodas o trajes de novia. Hay diseñadores que nos piden que hagamos alguna de colores, pero son excepciones”, ha comentado Juan Foronda, tercera generación al frente del negocio que fabrica también mantones de Manila, su producto estrella. La mantilla puede estar confeccionada a máquina y costar unos 60 euros o bordada a mano con seda natural y llegar hasta los 4.000 euros.
Vestirse de mantilla, que se pone sujeta a una peineta generalmente de carey sobre un moño, es una tradición que se mantiene en algunas familias, pero cada vez son menos las jóvenes dispuestas a guardar este luto oficial por la muerte de Cristo. Para animarlas, Raquel Revuelta y Qlamenco idearon este proyecto, que este año se organiza bajo el lema: “La mantilla. Sevilla del dolor a la alegría”, y que en 2020 no se celebró por causa del coronavirus. El paseo del viernes, animado por la banda de metales Air Brass Quintet, ha sido el primero que ha sacado las mantillas a la calle en un año que, como el anterior, no habrá procesiones. Lo que sí se verá, y desde el Ayuntamiento de la ciudad se está animando a ello, es muchas mujeres vestidas de mantilla para acudir a los templos en los que se han expuesto las imágenes procesionales. Y a cuyas puertas se ven ya largas colas de fieles, al menos, contemplar a las imágenes en sus parroquias.
“Queremos revitalizar nuestra artesanía y demostrar a las jóvenes que pueden llevar mantilla e ir a la moda, no hace falta que se vistan como sus abuelas”, ha afirmado Pedro González, presidente de Qlamenco. Juan Francisco Gil Ortiz (Almonte, Huelva, 27 años) es el más joven de los diseñadores y se dedica habitualmente al traje de flamenca, un sector que en estos momentos está totalmente parado. “Dentro de un mes voy a presentar, por primera vez, una colección de boda. Algo que he hecho antes, pero solo por encargo”, ha comentado el diseñador que ha presentado un vestido ceñido escotado que termina con un gran volante abullonado.