Ana Obregón: “Hoy es el cumpleaños más triste de mi vida y así serán todos”
La actriz cumple 66 años, su primer aniversario tras la muerte de su hijo Aless, sumida en el dolor de su pérdida y dando pequeños pasos para recobrar su vida profesional
“No voy a celebrarlo”, ha declarado Ana Obregón respecto a este jueves, en el que cumple 66 años. La actriz y presentadora tiene su vida en impasse tras el fallecimiento de su único hijo, Aless Lequio, el pasado 13 de mayo a causa de un cáncer y así parece querer mantenerse al menos por ahora. Desde entonces su cuenta de Instagram ha sido el reflejo más direc...
“No voy a celebrarlo”, ha declarado Ana Obregón respecto a este jueves, en el que cumple 66 años. La actriz y presentadora tiene su vida en impasse tras el fallecimiento de su único hijo, Aless Lequio, el pasado 13 de mayo a causa de un cáncer y así parece querer mantenerse al menos por ahora. Desde entonces su cuenta de Instagram ha sido el reflejo más directo de sus sentimientos. 57 publicaciones en 46 semanas que para Obregón han significado un antes y un después. De esas manifestaciones, 42 están dedicadas a su hijo, a su ausencia, al recuerdo, a la fuerza a la que se agarra para seguir viviendo, a los momentos de meditación en los que se sumerge para poder pensar que seguir tiene un sentido para ella tras la marcha de la persona más importante de su vida. También al proyecto que ahora impulsa su energía por encima de todas las cosas: la creación de la Fundación Aless Lequio, una organización desde la que quiere potenciar la investigación para luchar contra el cáncer, y a la que ya ha manifestado destinará algunos de los ingresos que ha recibido por entrevistas exclusivas en revistas o por promociones publicitarias en redes sociales.
A mediodía del día de su cumpleaños, Obregón ha publicado un texto en Instagram junto a dos fotografías de ella con Aless, en las que los dos hacían una pequeña celebración hace dos años. “Como es la vida...”, escribía la actriz. “Este post lo subiste el año antepasado el día de mi cumple. Después de un año de luchar contra el cáncer de una forma ejemplar todo parecía ir bien. ¡Estabas tan contento de tener barba! Decías: Mamá por lo menos estamos aquí. Fue el cumpleaños más feliz de mi vida porque habías vuelto a nacer”, confesaba Obregón.
“El año pasado no lo celebrábamos, estábamos los dos solos en el hospital del que nunca saliste”, continúa su texto. “No pudo ser. No estamos aquí, ni tú ni yo. Hoy es el cumpleaños más triste de mi vida, y así serán todos. Solo me hace ilusión pensar que cada año que cumplo es un año menos para estar juntos otra vez. Gracias de corazón por todas vuestras felicitaciones, vuestro cariño acaricia mi alma”.
Solo cuatro días antes de su efeméride publicó uno de sus últimos recuerdos hacia su hijo, acompañando a una fotografía en la que aparecía sonriente y feliz mirando a los ojos a Aless cuando era pequeño mientras se bañaban en el mar: “Cuando tienes un hijo dejas de necesitar un espejo. Tú eras el espejo donde me miraba para seguir viviendo. Diez meses sin ti”. El día antes de su cumpleaños, Obregón puso una imagen de ambos juntos en sus stories de Instagram, donde se leía: “Mañana te echaré insoportablemente de menos”.
A pesar de lo doloroso de las palabras que comparte, Ana Obregón ha recuperado la calma tras el tsunami que significa una pérdida como la suya y poco a poco va dando muestras de que quiere intentar seguir con sus proyectos desde la serenidad y sin olvidar la ausencia. El primer paso lo dio presentando, junto a Anne Igartiburu, las campanadas de Fin de Año en TVE, precisamente al final de un tiempo duro para los españoles y para el mundo a causa de los efectos de la pandemia por la covid-19. Su representante, Susana Uribarri, afirmó a mediados de enero que Obregón se encontraba en “un momento de absoluta paz”, y que había recibido muchos proyectos pero ninguno a realizar a corto plazo. “Estudiaremos todo detenidamente, pero no hay nada decidido porque Ana ahora está en modo tranquilidad”, añadió.
Las personas que están cerca de la artista afirman que nunca volverá a ser la de antes, ese torbellino aparentemente siempre feliz que contaba anécdotas que algunos ponían en duda y que hacía su posado anual en bikini o bañador, que se había convertido en una icónica y metafórica imagen que daba el pistoletazo de salida hacia las vacaciones de verano.
También su supuesta frivolidad pública ha mutado en conciencia de los problemas con los que se encuentra la investigación o para pedir la responsabilidad de todos frente a la pandemia. Por ejemplo, el Día Mundial del Cáncer Obregón recordó a su hijo y reclamó más ayudas del Gobierno para la investigación de esta enfermedad, además de homenajear a los que luchan contra ella. “Su lección de vida debería llegar al corazón de tantos que se quejan por las restricciones, a los miles de adolescentes que siguen haciendo fiestas ilegales, a los políticos que se han vacunado sin tocarles, a la falta de un capitán en el Gobierno que dirija esta pandemia...” dijo en una publicación de su perfil de Instagram, donde tiene 733.000 seguidores.
En sus 66 años de vida, quien se asomó a los medios como la jovencísima novia de un Miguel Bosé casi barbilampiño se ha retratado mayoritariamente con una sonrisa, pero la enfermedad y fallecimiento del único hijo que tuvo con Alessandro Lequio no ha sido el único de sus dramas, aunque sí el peor. Obregón se licenció en Biología, estudió tres años de Veterinaria, 10 años de ballet clásico en el conservatorio y varios cursos de danza moderna y jazz en Inglaterra y Estados Unidos.
Su simpática verborrea a lo largo de estos años ha dado pie a una expresión que refleja el lado feliz y tendente a la exageración de esta mujer que se mantenía empeñada en seguir a pie de obra: “Eres como Anita La Fantástica”. Una definición que tiene que ver con algunas anécdotas contadas por ella misma que han alcanzado nivel de trola máxima por mucho que hayan sido reales: la paella que preparó al director Steven Spielberg en Los Ángeles (hay pruebas gráficas), cuando vivió durante dos años en la casa de Miami de Julio Iglesias después ser atracada en su piso, o cuando Victoria Beckham se lio a gritos con ella en un gimnasio porque estaba celosa por su relación (¿amistosa?) con su marido David Beckham, entonces jugador del Real Madrid.
Es verdad que en los años ochenta le sobraban los sueños y no dudó en desplazarse para estudiar Arte Dramático en el prestigioso Lee Strasberg Theater Institute de Nueva York o probar suerte en Los Ángeles, donde consiguió un papelito en la película Bolero, protagonizada por Bo Derek y un gran éxito de taquilla en 1983. También es cierto que ha probado como actriz, como presentadora e incluso como bailarina y que vivió momentos de estrella presentando Qué apostamos, siendo pareja de Ramón García en las campanadas de varias noches de Fin de Año o dando vida a una dulce stripper que cuidada de la numerosa prole de un atareado viudo en Ana y los siete. O que en 1990 hizo un máster en Dirección de Empresas Inmobiliarias y de la Construcción porque siempre que no estaba rodando ayudaba en la constructora de la familia, Jotsa, un imperio inmobiliario que se tambaleó con la crisis económica y que tuvo sus cimientos en el padre del clan, Antonio García Fernández, que actualmente tiene 95 años y que fue uno de los fundadores de la exclusiva urbanización madrileña de La Moraleja.
La cara b de Ana García Obregón no ha sido solo su éxito moderado como actriz. De adolescente sufrió un tumor en el duodeno que la retuvo mucho tiempo en la cama y fue la mecha que, según ha confesado ella misma, encendió su imaginación desbordante. A los 28 años la enfermedad volvió a presentarse con un tumor de útero. Ana Obregón, fantástica o no, siguió con esa vida que tantos han desmenuzado sin atender a valores o infortunios. Su vida sentimental refleja la noria de momentos brillantes y épocas de ausencias. Los amores reales de la actriz conforman un rosario de nombres de variopinta procedencia: desde Miguel Bosé al jugador de baloncesto Fernando Martín, el futbolista Davor Suker, el modelo Darek, el actor Miki Molina y el padre de su hijo, Alessandro Lequio. Con otros, los que se han quedado en nivel de rumor, se podría crear el guion de una telenovela de larga duración. Pero, entre los importantes, la fidelidad no ha sido una característica y ese otro sueño de familia, que rozó con Lequio, se quedó por el camino en más de una ocasión.
Todo ha quedado en otra dimensión tras la desaparición de su hijo. Los suyos esperan que Ana Obregón resurja de su propio dolor y vuelva a empujar el timón de su vida como parece decidida a hacer.