Javier Sánchez Santos, 30 años de lucha para demostrar que Julio Iglesias es su padre
Afirma que llegará a Estrasburgo si es necesario para demostrar que es hijo del cantante. El ADN lo corrobora pero la Justicia considera que el caso ya se juzgó en los años 90 aunque sin esta prueba
Han pasado más de tres décadas y Javier Sánchez Santos, de 44 años, sigue luchando para que los tribunales le reconozcan como hijo de Julio Iglesias, uno de los artistas con más discos vendidos de la historia y dueño de una fortuna incalculable. La exbailarina portuguesa María Edite Santos, con la que el cantante mantuvo una relación en 1975, fruto de la...
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Han pasado más de tres décadas y Javier Sánchez Santos, de 44 años, sigue luchando para que los tribunales le reconozcan como hijo de Julio Iglesias, uno de los artistas con más discos vendidos de la historia y dueño de una fortuna incalculable. La exbailarina portuguesa María Edite Santos, con la que el cantante mantuvo una relación en 1975, fruto de la cual, sostiene, nació Javier, lo intentó en la década de los 90, pero sin prueba de ADN —el artista se negó a hacérsela—, perdió el proceso. Hace cuatro años, esta vez con una prueba genética en la mano, Sánchez Santos volvió a los juzgados y aunque el juez le dio la razón, la demanda fue desestimada en apelación. El caso está ahora en el Tribunal Supremo. “El Supremo no lo ha rechazado, nos ha pedido alegaciones a las partes”, precisa el abogado de Javier, Fernando Osuna, dispuesto a llevar la demanda hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo. El pasado viernes presentaron las alegaciones para continuar con su lucha.
El hijo, que la portuguesa afirma que fue fruto de su relación con el astro musical, contactó con Osuna Abogados a finales de 2016, animado por su éxito en otra conocida reclamación de paternidad al torero Manuel Benítez, El Cordobés. El bufete aceptó su caso a sabiendas de que iba a toparse una y otra vez con el argumento de “cosa juzgada”, es decir, su reclamación ya había sido rechazada en otros dos procedimientos anteriores, lo que impide entrar a analizar el fondo del asunto.
Pero, lejos de amilanarse, Osuna mandó a Miami a dos detectives que pasaron siete días en la ciudad norteamericana siguiendo a Julio José, el segundo hijo del artista con Isabel Preysler. Recogieron 15 objetos con su material genético —botellas vacías, servilletas, chicles...—, que reflejaron una coincidencia del 99,9% con su presunto hermano.
El juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia aceptó la demanda de Javier y le dio la razón: quedaba probado que era hijo del cantante. El magistrado tuvo en cuenta que Julio Iglesias nunca quisiera hacerse la prueba de paternidad, también el parecido físico entre ambos, y creyó el minucioso testimonio de María Edite de los siete días que compartió con el artista a mediados de los 70 en una casa en Sant Feliu de Guixols, en la Costa Brava, según la demanda.
Pero el cantante recurrió y la Audiencia de Valencia resolvió que no podía entrar en el fondo del asunto porque ya se juzgó años atrás. Solo queda “que la ley avale a la ciencia”, dijo entonces decepcionado Javier Sánchez Santos. “Mi lucha es sobre todo por limpiar el nombre de mi madre y demostrar la verdad, y eso ya lo he hecho”. declaró.
El bufete de Osuna impugnó la decisión ante el Tribunal Supremo y este ha pedido ahora a las partes —Julio Iglesias, la Fiscalía, y Javier Sánchez— que ante la posibilidad de que el caso “puede ser cosa juzgada”, aleguen en un sentido u otro antes de pronunciarse. “El Tribunal Supremo no ha dicho que el caso esté cerrado porque ya se juzgó. Es muy distinto. Hemos hecho alegaciones, las vamos a presentar y mantenemos que no hay cosa juzgada y el caso debe seguirse en el Supremo. Luego veremos. Que al final dice que no, pues nos iremos al Tribunal Constitucional. Y si ahí tampoco, nos iremos al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo”, adelanta el abogado, sin perjuicio de un posible acuerdo: “Hemos intentado zanjar el litigio a cambio de un anticipo de posibles derechos hereditarios que tenga Javier sobre su presunto padre”.
Osuna asegura que el tribunal de Estrasburgo ha analizado litigios de paternidad parecidos al de Javier en Turquía, Eslovenia, Rumanía, Bélgica o Francia y se muestra optimista si al final el caso acaba en este tribunal europeo porque su criterio es que la realidad genética prevalece en los casos de filiación ya juzgados. “Asegura que por encima de la cosa juzgada está la verdad científica cuando se trata de probar si una persona es hija de otra”, argumenta el letrado.
El letrado, que lleva ganadas unas 140 reclamaciones de paternidad, insiste en que el caso de Javier Sánchez puede sentar jurisprudencia. “El Supremo nunca se ha pronunciado sobre si hay cosa juzgada en estos temas de paternidad. Nunca. Tiene doctrina, por ejemplo, sobre contratos de compraventa, cláusulas hipotecarias..., pero en materia de filiación no hay un criterio sobre si se puede repetir el caso si hay pruebas nuevas”, advierte a la vez que confía en que el alto tribunal español atienda a la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Para el bufete, la demanda de Sánchez es diferente a la que su madre presentó en 1992 después de dar a conocer a la prensa su relación con Julio Iglesias. El hijo era muy joven y la que reclamó fue su madre. “Son sujetos distintos María Edite y Javier, y él tiene derecho a defenderse a sí mismo por muy bien que lo hiciera su madre. Ahora reclama porque tiene la prueba [de ADN]. La causa de la petición es distinta”, concluye.