Jordi Cruz, un renacimiento tras ‘Art Attack’ a base de buena onda
El presentador estrena con Samantha Hudson el podcast de Netflix ‘¿Sigues ahí?’ tras una trayectoria discreta y continuada en radio y televisión que comenzó de niño
Este año ha sido una “montaña rusa” de experiencias para Jordi Cruz. “Empecé haciendo unas cosas, he terminado haciendo otras y entre medias han pasado cosas inimaginables”, resume por teléfono. El presentador logró mantener pegados al televisor —apuntes en mano para ser capaces de reproducir la siguiente manualidad— a una generación de niños y niñas al final de los noventa y principios de los 2000 que nunca olvidarán esa frase con la que arrancaba cada episodio de Art Attack: “El programa que demuestra que no hay que ser un gran experto para ser un gran artista”. Ahora Jordi Cruz tiene...
Este año ha sido una “montaña rusa” de experiencias para Jordi Cruz. “Empecé haciendo unas cosas, he terminado haciendo otras y entre medias han pasado cosas inimaginables”, resume por teléfono. El presentador logró mantener pegados al televisor —apuntes en mano para ser capaces de reproducir la siguiente manualidad— a una generación de niños y niñas al final de los noventa y principios de los 2000 que nunca olvidarán esa frase con la que arrancaba cada episodio de Art Attack: “El programa que demuestra que no hay que ser un gran experto para ser un gran artista”. Ahora Jordi Cruz tiene 44 años y acaba de estrenar el podcast de Netflix ¿Sigues ahí?, que presenta junto a la artista Samantha Hudson. Y este no es el único proyecto que ha comenzado este 2020.
Cruz no se atreve a decirlo muy alto, pero no niega que este año, al menos en lo profesional, ha contabilizado en positivo y ha supuesto un resurgir en su carrera. “Yo siempre he estado ahí”, matiza. “Sí ha habido como un volvernos a conocer, gradual y muy bonito”. En cierto momento se distanció, pero su trabajo siempre ha estado ligado a la comunicación. Desde 2016 hasta mediados de este año condujo el programa musical Afterwork en Cadena 100. Este otoño regresó a la televisión como presentador en Neox (Atresmedia) con el primer reality-talent de videojuegos del mundo, Top Gamers Academy; y a mediados de diciembre se estrenó en el mundo del podcast.
Netflix unió a través de una videollamada a Jordi Cruz y a Samantha Hudson, de 21 años. Ambos vivían en Mallorca cuando el videoclip Maricón, un proyecto de instituto de una Samantha Hudson de 15 años, se hizo viral. Y la cantante, como muchos niños de su generación, desayunaba con Art Attack. Pero en esa videollamada hablaron por primera vez. “Los proyectos tienen una parte de magia que no hay que contar”, comienza el presentador con un toque de misterio. Pero en ese primer encuentro, que en principio iba a ser de media hora y solo para conocerse, sacaron todos los temas que abordará el podcast, uno por episodio. “Conectamos en muchas cosas. Yo creo que ahí vieron que éramos los indicados”, explica.
El presentador suma al proyecto “el conocimiento de la radio, el saber estructurar, el saber a dónde vas y de dónde vienes”. ¿Y Samantha? “Samantha… Cuando estamos grabando el podcast, a veces después de que diga algo me quedo un rato pensando en silencio, reflexionando sobre lo que ha dicho. Porque sí que tiene esos latigazos de humor, pero luego dice verdades como templos. Me gusta mucho y me gusta mucho viniendo de una persona que tiene solo 21 años. Que piense así, que tenga tanta historia en su cabeza, que tenga una pequeña enciclopedia en su cabeza, es genial”.
Jordi Cruz jugaba de niño a ser presentador de televisión. “Siempre me ha gustado mucho la comunicación”, cuenta. Así que a los 19 años envió una cinta y le ficharon para conducir el programa infantil Club Disney, que comenzaba a emitirse en Telecinco. Así comenzó a fraguarse su popularidad entre los más pequeños. Allí coincidió con otros rostros conocidos en los medios como Vanessa Martyn, David Carrillo, Jimmy Castro y Elena Jiménez. “Pasé de hacer programa en una televisión local y en una radio local en Barcelona, donde me lo pasaba muy bien, a hacerlo a nivel nacional. Pero el espíritu, la forma y el trabajar eran, entre comillas, el mismo.” La clave, según Cruz, estaba en que fuera una experiencia positiva para todos. Por eso, en sus palabras siempre resalta el equipo.
“No recuerdo tanto lo que hice, sino cómo lo hicimos”. Eso afirma al poner la vista en el proyecto con el que, irremediablemente, siempre se le asociará: Art Attack. Condujo este formato desde 1998 hasta 2004. Con el paso del tiempo y la lucidez que da la perspectiva, Cruz cree que el programa ha tenido dos vidas: la primera durante el rodaje, en la que no sintió el impacto que tendría el formato; y la actual, en la que aquellos niños se han hecho mayores y le agradecen el programa a través de las redes sociales, donde es muy activo y se le conoce como “el Jordi Cruz bueno”, para diferenciarlo del otro famoso Jordi Cruz, el cocinero e implacable jurado de MasterChef. El presentador se ha ganado este calificativo con su buena actitud y su sentido del humor, aunque él considera que es “muy poco gracioso”.
El rotundo éxito y el fenómeno fan que creó, sobre todo en Latinoamérica, no estaba en los planes del presentador. “Estuve de gira de manualidades en Chile y el día anterior había estado Coldplay en el mismo sitio. No llenaron el recinto. Y al día siguiente fui yo y llené todo por la mañana y por la tarde”, contó en el programa La resistencia en 2019. “Tú haces tu trabajo de la mejor forma. De lo que sí me siento orgulloso y muy satisfecho es que lo que buscábamos en Art Attack era conectar con el público, y viendo esta respuesta creo que lo conseguimos. No solo conectamos, sino que llegamos al corazoncito de la gente”, resalta ahora a EL PAÍS. No recuerda dónde estaba exactamente, si en Madrid o Barcelona, cuando comenzaron a llegarle cartas y correos electrónicos de gente de Latinoamérica. “Me puse en contacto con una amiga de ahí, y me dice: ‘Sí sí, si estás en los yogures”. Así comenzó el fenómeno fan que le persigue hasta ahora.
En 2008 falleció el presentador del formato en Latinoamérica, Rui Torres, y Cruz pasó a ser el rostro del programa en todos los países hispanohablantes. También comenzó otro fenómeno que el presentador aún recuerda como un momento “raro” y con mucho “impacto”, los bulos sobre su muerte al confundir la gente en las redes sociales a los dos presentadores. “Aún hay gente que me manda mensajes diciendo: ‘¿Pero tú no estabas muerto?’. Y es como: ¿pero entonces a quién le estás escribiendo?”.
No todo han sido alegrías este año para Jordi Cruz. Comenzó los meses de confinamiento como uno de los pocos que pudieron caminar por las calles de Madrid al tener que acudir a la radio cada día. Pero el pasado septiembre falleció su padre, como él mismo comunicó entonces en su cuenta de Twitter. “No por coronavirus, sino por una operación”, aclara. “Entonces viví muy de cerca lo que ha sido esa parte del duelo y sobre todo lo que ha sido el no poder celebrar una despedida pues como a ti te gustaría y sobre todo como se merece la persona que se va. Así que en ese aspecto ha sido un año complicado”, reconoce. El presentador concluye la charla recordando la importancia de ser optimistas en estas fechas. “Sin ser positivo, porque para ser positivo te tienen que pasar cosas, señales que te den esa posibilidad. Pero optimista hay que serlo, porque todo tiene que ir a mejor, no hay otra”.