La monarquía de Luxemburgo renueva su plantilla tras el informe que retrataba el “miedo” y la “ansiedad” de su personal
La casa real del Gran Ducado, la más acaudalada de las coronas europeas, hace públicas una veintena de vacantes de empleo
La monarquía de Luxemburgo se encuentra en pleno proceso de contratación. Un anuncio en su página web oficial avisa: “¡Estamos reclutando!”. Y pide a los interesados que presenten su candidatura para los distintos puestos a ejercer en la casa del Gran Ducado, como el de dirección de la oficina de la Mariscal, el de jefe de protocolo y correo real, el de archivista y responsable de comunicación y también de informática, incluso de recursos humanos. Hay casi una veintena de huecos disponibles y la iniciativa responde a un propósito de real enmienda, después de la tormenta que cayó a principios d...
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La monarquía de Luxemburgo se encuentra en pleno proceso de contratación. Un anuncio en su página web oficial avisa: “¡Estamos reclutando!”. Y pide a los interesados que presenten su candidatura para los distintos puestos a ejercer en la casa del Gran Ducado, como el de dirección de la oficina de la Mariscal, el de jefe de protocolo y correo real, el de archivista y responsable de comunicación y también de informática, incluso de recursos humanos. Hay casi una veintena de huecos disponibles y la iniciativa responde a un propósito de real enmienda, después de la tormenta que cayó a principios de este año sobre los duques Enrique y María Teresa, cuando fue publicado un delicado y comprometedor informe sobre el funcionamiento interno de la casa real luxemburguesa.
El llamado informe Waringo, encargado el año pasado por el primer ministro del país, Xavier Bettel, con el fin de radiografiar el funcionamiento de una institución criticada por su opacidad y con una asignación de 11 millones de euros anuales, reveló una especie de casa del terror para muchos de sus empleados, los cuales desarrollaban sus funciones atemorizados bajo el control de la gran duquesa, María Teresa Mestre.
Redactado por Jeannot Waringo, un exdirector General de Finanzas de Luxemburgo con fama de incorruptible, el documento hablaba del “miedo” y la “ansiedad” palpables entre los empleados intramuros. Y dejaba constancia de los incómodos silencios entre los trabajadores. “Hay señales que no engañan. Me he dado cuenta de que en las conversaciones entre colegas, la jovialidad y el humor son raros. Todos están en guardia y miden muy bien sus palabras”, apuntaba entonces Waringo, al que abrieron las puertas de palacio durante meses e incluso contaba con un despacho propio.
El texto recogía, por ejemplo, que 51 trabajadores dejaron su puesto entre 2014 y 2019, sin contar con aquellos que se habían jubilado: 16 de ellos dimitieron, 11 fueron despedidos, y a 8 se les rescindió el contrato. También pedía relegar el papel de la gran duquesa a uno meramente representativo, “especialmente en el área de gestión del personal”, especificaba. “Debemos reformar el funcionamiento de nuestra monarquía en este punto esencial”.
La elaboración del informe fue la primera piedra para tratar de hacer borrón y cuenta nueva, y aportar mayor transparencia a una monarquía constitucional con una fortuna estimada en 3.500 millones de euros, según datos de Business Insider, lo que la convierte en la más acaudalada de Europa, y la sexta del globo, por detrás del monarca de Tailandia y un puñado de sultanes, reyes, jeques y emires árabes. Tras la publicación y el consiguiente escarnio público, el gran duque Enrique, de 65 años, protestó por el trato dispensado en los medios de comunicación a su esposa de origen cubano (su familia de hacendados y banqueros huyó de la isla tras la revolución), a quien, según defendió el monarca en un comunicado, se había puesto “injustamente en entredicho”.
Enrique asumió las conclusiones del informe Waringo, que recomendaba crear una nueva administración de la casa real. Así, en abril llegó el primer cambio, con la entrada como Mariscal de la Corte de Yuriko Backes, una diplomática avalada por una dilatada carrera como asesora del actual primer ministro, Bettel, y también del exprimer ministro y expresidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker.
A principios de octubre, coincidiendo con el 20 aniversario de la ascensión al trono de Enrique, el gobierno luxemburgués aprobó por decreto el establecimiento de una nueva institución, la Casa del Gran Duque, que estará bajo las órdenes de la mariscal Backes. Y finalmente, el pasado jueves 29 de octubre, se publicaron la veintena de vacantes para trabajar para la monarquía. Los interesados podrán enviar su currículo hasta el 11 de noviembre. “Postúlate hoy y únete a un equipo dinámico y comprometido”, afirma la web. Las medidas también incluyen un incremento presupuestario de la Casa Real en 2021, según indica el diario Luxemburger Wort, hasta los 20 millones de euros, casi el doble que en años precedentes, aunque estos ahora incluyen los fondos destinados por otros ministerios al buen funcionamiento de la jefatura del Estado.