Juan Avellaneda, de modista de Jaime de Marichalar a confidente de Tamara Falcó y Nieves Álvarez
El diseñador, popular por programas como ‘MasterChef Celebrity’, dirige desde hace cinco años su propia firma de ropa, además de crear joyas y perfumes
Paulo Coelho escribió en El alquimista: “Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño”. Esta frase quedó grabada en la mente del diseñador Juan Avellaneda (Barcelona, 1982), que muchos conocerán por programas como Cámbiame y MasterChef Celebrity, siempre destacando por sus atrevidos trajes con estampados florales, lentejuelas o tonos rosas, su color favorito. De niño curioseaba las revistas de moda que había en su casa, admiraba las fotografías ...
Paulo Coelho escribió en El alquimista: “Cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño”. Esta frase quedó grabada en la mente del diseñador Juan Avellaneda (Barcelona, 1982), que muchos conocerán por programas como Cámbiame y MasterChef Celebrity, siempre destacando por sus atrevidos trajes con estampados florales, lentejuelas o tonos rosas, su color favorito. De niño curioseaba las revistas de moda que había en su casa, admiraba las fotografías de Helmut Newton y soñaba con formar parte algún día de ese mundo de glamur. Sin embargo, la preocupación de unos padres que buscaban una profesión más estable para su hijo y sus propios miedos le orientaron por un camino más seguro. Estudió una ingeniería y acabó trabajando en el departamento de comunicación de un banco. Pero no era feliz. “Ahora con el tiempo lo veo y creo que hasta sufrí una depresión. Los domingos me daban ataques de ansiedad y esa noche no dormía porque pensaba: '¿Qué estás haciendo con tu vida?”, cuenta a EL PAÍS.
Con 29 años ese universo del que hablaba Coelho le inspiró para que alcanzara su sueño. Concretamente fue su pareja, el empresario Sergio Corbera, quien le “dio alas para saltar al vacío”. Aunque Avellanada califica aquella época como una de las peores de su vida por la incertidumbre de la situación. No se arrepiente pues fundó su propia firma hace cinco años y actualmente diseña ropa, joyas, vajillas y perfumes para el hogar: “No cambio mi momento ni loco. Ser emprendedor es muy duro, pero tengo la libertad, que al final es lo más valioso”. A pesar de los días caóticos que vive a raíz de la crisis del coronavirus asegura que su tienda se mantiene gracias a la gran apuesta por la venta online. También ayuda que él mismo sea la imagen de la marca, una idea que le sugirió Nieves Álvarez. El diseñador y la modelo se conocieron al poco de que él se aventurara en la industria de la moda, durante una sesión de fotos donde ella insistió en probarse el esmoquin que lucía Avellaneda. La imagen de la presentadora con el atuendo le evocó la fotografía tomada por Helmut Newton de una modelo vestida con un traje de Yves Saint Laurent. “Me quedé fascinado. Le dije: 'Al verte con el esmoquin he pensado que todo lo que he sufrido ha valido la pena”, rememora Avellaneda, que aquel día descubrió a su musa y halló una nueva amiga. No pararon de hablar, se fueron a cenar e incluso ese año veranearon juntos. “Nieves sabe de mí… sabe todo”, comenta el modista.
Pero Álvarez no es la única confidente de Avellaneda. Durante su paso por la cuarta edición de MasterChef Celebrity el diseñador entabló una estrecha amistad con Tamara Falcó con la que antes había coincidido en eventos y desfiles. “Hubo una conexión desde el primer día en las pruebas de exterior. Veíamos que éramos similares en la estética, la presentación en platos y la forma de relacionarse con la gente. Fue un poco como amor a primera vista”, comenta el estilista que, instalado durante aquel tiempo en un hotel de Madrid, acudía constantemente a casa de Falcó para practicar recetas. “A mí me pareció alguien superdivertida, con quien me moría de risa y que es hipergenerosa. Está todo el rato pendiente de que estés bien, si te ve mal lo detecta, te escucha. Es supercoherente con sus opiniones y supersincera”, cuenta sobre su amiga. Algunos predijeron que ese vínculo se extinguiría al finalizar el programa, pero no fue así. “Nos llamamos cada día. A veces estamos hablando a las cinco de la mañana”, reconoce entre risas. De hecho, lo primero que hizo cuando comenzó el desconfinamiento fue viajar a la capital para reencontrarse con sus amigos, especialmente con su compañera de cocina. No pudo estar a su lado cuando perdió a su padre, Carlos Falcó, que falleció de coronavirus el pasado mes de marzo. “Todos teníamos que arroparla un poco, pero por móvil y eso es muy cruel. Si estuviera en su lugar, creo que me chalaba. Yo necesito piel en momentos así”, lamenta Avellaneda de aquellos días en los que él se encontraba confinado en la ciudad condal.
Este verano también ha coincidido con Jaime de Marichalar, exmarido de la infanta Elena. Los paparazis les fotografiaron en julio paseando por Madrid y se armó cierto revuelo porque se desconocía dicha amistad. “La gente que vio las fotografías me decía: ‘¿Y esta chorrada? Si todo el mundo sabe que sois colegas’. No sé, alguien necesitaba un titular”, explica de su relación con el padre de Felipe y Victoria de Marichalar, al que describe como una persona esteta y que se adelanta a las tendencias.
Entre los contactos de Avellaneda destacan otros rostros conocidos como Aldo Comas, Boris Izaguirre y Vicky Martín Berrocal. Junto a esta última unió fuerzas al principio de la pandemia de la covid-19 con el fin de confeccionar batas y mascarillas para los sanitarios. El diseñador se percató de la vulnerabilidad de estos trabajadores cuando Oriol Castro, chef del restaurante Disfrutar, le advirtió de que su mujer, sanitaria, se estaba haciendo las batas con bolsas de basura. “Fue un shock. Me enseñó las condiciones en las que estaban trabajando y dije: 'Tengo que ponerme a buscar un tejido”, recuerda de aquellos complicados días en los que no se esperaba la gran respuesta que recibieron de empresas y particulares: “La gente se inventaba unas cosas para ayudar que era alucinante. Me pareció entrañable que estuvieran todos a una”.
A su cuenta de Instagram, donde acumula más de 287.000 seguidores, le llegan historias desgarradoras de gente que lo está pasando mal a consecuencia de la crisis económica derivada de la pandemia. Por ello está más volcado que nunca en las redes sociales porque “es un momento para estar próximo a la gente y no solo por ellos porque también es terapia para uno mismo”. Comparte sus reflexiones, recetas, noticias, ideas de decoración… e incluso expresa abiertamente si no pasa por su mejor momento: “Parece que en Instagram tienes que estar siempre feliz, siempre contento y que todo tenga que ser perfecto. Pero es bueno decir que hoy he tenido un día pésimo”. Intenta empatizar con sus admiradores y, aunque le resulta complicado, está aprendiendo a vivir el presente.