Los últimos años de Robin Williams: insomnio, paranoia y la lucha por comprender la realidad

La viuda del actor ha desvelado que tras la autopsia después de su suicidio se descubrió que sufría una demencia degenerativa

El actor Robin Williams.

Susan Schneider, la viuda de Robin Williams, ha hablado de la enfermedad que sufrió el actor y le sumió en una depresión que acabó con su suicidio en 2014. Schneider, de 56 años, habló los últimos años de su esposo en el programa de la televisión de EE UU Today donde calificó de “monstruo invisible” su dolencia y el desconcimiento que tenían so...

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Susan Schneider, la viuda de Robin Williams, ha hablado de la enfermedad que sufrió el actor y le sumió en una depresión que acabó con su suicidio en 2014. Schneider, de 56 años, habló los últimos años de su esposo en el programa de la televisión de EE UU Today donde calificó de “monstruo invisible” su dolencia y el desconcimiento que tenían sobre ella. El legendario comediante fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson tres meses antes de su muerte, a los 63 años, pero en realidad sufría de demencia con cuerpos de Lewy, lo que llevó a Williams a tener dificultades para comprender la realidad. Schneider dijo que su situación lo llevó a preocuparse de que él y su esposa estuvieran separados cuando se les indicó que durmieran en camas separadas para aliviar el insomnio. Un documental Robin’s Wish contará la verdadera historia de sus últimos años y la enfermedad que lo llevó al insomnio, la paranoia y la lucha por comprender la realidad.

Schneider agregó que se sentía aliviada tras conocer el diagnóstico exacto del actor tras años de luchar contra un enemigo sin nombre. Los expertos sostienen que la enfermedad tuvo un efecto tan devastador en el cerebro de Williams que están sorprendidos de que todavía pudiera caminar y hablar antes de su muerte. Su viuda asegura que ha decidido hablar de todo ello para poner en orden su historia.

“Robin y yo sabíamos que estaban pasando muchas más cosas. Robin tenía razón cuando me dijo: ‘Solo quiero reiniciar mi cerebro”, recordó su viuda. Tras su muerte tuvo más información: “Me llamaron para que me sentara a repasar el informe del forense. Me sentaron y me dijeron que básicamente Robin murió de demencia difusa con cuerpos de Lewy. Empezaron a hablar de la neurodegeneración. No estaba en sus cabales. Me sentí aliviada de que tuviera un nombre. Robin y yo habíamos pasado por esta experiencia juntos, siendo realmente perseguidos por un monstruo invisible. Salí de allí con el nombre de la enfermedad, lo que Robin y yo estábamos buscando”.

La demencia con cuerpos de Lewy (LBD, por sus siglas en inglés) es la segunda forma más común de demencia degenerativa después del alzhéimer. A diferencia del alzhéimer, que ataca la memoria, el LBD afecta las regiones del cerebro responsables de la visión. Eso significa que los pacientes pueden comenzar con pérdida de memoria, pero con el tiempo los síntomas más debilitantes son alucinaciones, pesadillas y problemas de conciencia espacial. El LBD está estrechamente relacionado con la enfermedad de Parkinson, lo que significa que muchos pacientes desarrollarán Parkinson también, como le sucedió a Williams.

La tercera entrega de Noche en el museo fue el último rodaje de Robin Williams. La filmación finalizó en mayo de 2014 y tres meses después el actor fue hallado sin vida en su casa al norte de San Francisco, ahorcado con un cinturón. En las diferentes películas de esta saga infantil interpretó a la estatua del presidente estadounidense Theodore Roosevelt que acompaña en sus aventuras a Larry, el vigilante de seguridad que encarna Ben Stiller. Pero rodar el último largometraje fue especialmente difícil para él. Así lo ha revelado el director de la cinta Shawn Levy, que había trabajado con el actor también en las otras dos ficciones de la saga. “Yo diría que un mes después de la filmación, estaba claro para mí, estaba claro para todos nosotros en ese set de rodaje, que algo le estaba pasando a Robin”, ha contado el cineasta en el documental Robin’s Wish, centrado en los últimos meses de vida del intérprete. “Vimos que Robin estaba sufriendo de una manera que no lo había hecho antes por recordar frases y combinar las palabras correctas con la actuación”, ha recordado Levy.

Aquella situación preocupaba a Williams, que temía que el trabajo realizado no sirviera. “Cuando Robin me llamaba a las 10 de la noche, a las dos de la mañana, a las cuatro de la mañana, y me decía: ‘¿Se puede usar? ¿Se puede utilizar algo de esto? ¿Es una porquería? ¿Qué está pasando?’, yo le tranquilizaba”, ha comentado el director, que intentó animar al actor mientras “su moral se desmoronaba”: “Todavía eres tú. Lo sé. El mundo lo sabe. Solo necesitas recordar eso”.



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