El nuevo desplante de Melania a Donald Trump al bajar del avión
La primera dama le retira la mano al presidente en varias ocasiones. No es la primera vez que el matrimonio protagoniza este tipo de desencuentros en público
Melania Trump ha vuelto a dejar patente la mala relación que le une al que es su marido y presidente del país, Donald Trump, en un gesto que ya no es nuevo entre el matrimonio presidencial y solo unos días después de conocer la muerte de su hermano, Robert Trump. La primera dama ha rechazado la mano del mandatario...
Melania Trump ha vuelto a dejar patente la mala relación que le une al que es su marido y presidente del país, Donald Trump, en un gesto que ya no es nuevo entre el matrimonio presidencial y solo unos días después de conocer la muerte de su hermano, Robert Trump. La primera dama ha rechazado la mano del mandatario cuando este intentaba ayudarla a bajar las escaleras del avión en la base de la Fuerza Aérea Andrews a su llegada a la Casa Blanca procedentes de Nueva Jersey el pasado domingo.
En el vídeo, que ya se ha vuelto viral, se ve a la eslovena retirar en repetidas ocasiones la mano de su esposo, prefiriendo sujetar con fuerza su bolso contra la falda de su vestido para evitar que se volara por el fuerte viento. En las imágenes se aprecia incluso cómo el político pellizca ligeramente el brazo de su mujer ante tal rechazo. El hijo de ambos, Barron Trump, de 14 años, desciende tras sus padres por la misma escalinata del avión presidencial sin parecer percatarse de lo ocurrido.
Se trata de un gesto más que sumar a la larga lista de desplantes entre el matrimonio estadounidense. El pasado mes de junio, cuando el presidente de EE UU y la primera dama del país visitaron el parque memorial en homenaje al papa Juan Pablo II de la capital, Washington D. C., volvieron a protagonizar una escena que también fue muy comentada. La pareja se acercó hasta la estatua del Pontífice y posaron ante los medios. Entonces Donald Trump le pidió a una muy seria Melania que sonriera ante las cámaras. Sin embargo, ella permaneció impávida. Ante la discreta insistencia del mandatario, al final la primera dama esbozó un conato de sonrisa para los fotógrafos, mientras que el presidente sacó a relucir toda su dentadura.
En febrero de 2018, Melania Trump volvía a rechazar la mano de su marido cuando iban de camino al helicóptero presidencial por los jardines de la Casa Blanca. Entonces, el presidente intentaba alcanzar la mano de su esposa, pero se topaba con la manga de su abrigo amarillo; ella evitaba la mano de Trump y caminaba hacia delante cuando él trataba de agarrarla para saludar a las cámaras.
Un año antes, en mayo de 2017, en una visita de Estado a Israel, la primera dama se zafaba de nuevo de Donald Trump a su llegada a Tel Aviv, con un incluido leve manotazo, mientras caminaban junto al primer ministro del país, Benjamín Netanyahu y su esposa, Sara. Pocos días después, cuando aterrizaban en Roma para una visita al papa Francisco, el presidente volvía a intentarlo pero ella disimulaba su incomodidad apartándose un mechón de pelo de la cara.
Otro de los momentos más sonados fue cuando, un día de lluvia y también en los jardines de la Casa Blanca, la pareja salió a hablar con la prensa. El presidente llevaba un paraguas y dejó en más de una ocasión a Melania Trump al descubierto.
Una tensión entre el matrimonio de la que hay constancia desde su llegada al poder. El día antes de jurar como presidente, Donald Trump presentaba a su mujer a los líderes republicanos y la forzaba veladamente a acercarse al micrófono y hablar ante los presentes. Ella cedió y, tras unos momentos tensos, acabó pronunciando unas palabras.
Un día después, en la toma de posesión de Trump como presidente de EE UU, en enero de 2017, se vio a una Melania taciturna, que solo sonrió en un momento en el que su esposo se giró hacia ella; después, dio un paso atrás, agachó la cabeza y volvió a poner un rostro serio. Ese mismo día, a su llegada a la Casa Blanca, Melania no entró junto a su marido, pues este se adelantó unos pasos y la dejó a ella sola saliendo del coche en el que llegaban a la residencia en una imagen que fue muy criticada. Cuando entraba a la misma, la primera dama era recibida y acogida por el saliente matrimonio Obama, a quienes entregó un presente y que le dio la bienvenida de forma cariñosa cuando su marido ya estaba dentro de la mansión.