El misterioso silencio que rodea a Melania Trump
La primera dama de EE UU cumple 50 años hermética ante la prensa y pendiente de una biografía no autorizada
En Sevinca, un pueblo rural de menos de 5.000 habitantes ubicado a hora y media de Liubliana, la capital de Eslovenia, por 18 euros venden un salami de carne de cerdo Krškopoljc bautizado First Lady. Tambien tartas y mermeladas. La etiqueta no se debe a Tanja Pečar, la primera dama del país europeo, sino a su homóloga estadounidense Melania Trump. Hace medio siglo, cuando ese territorio pertenecía a la extinta Yugoslavia, Melanija Knavs nació un 26 de abril. La hija de Viktor, un vendedor de coches afiliado al Partido Comu...
En Sevinca, un pueblo rural de menos de 5.000 habitantes ubicado a hora y media de Liubliana, la capital de Eslovenia, por 18 euros venden un salami de carne de cerdo Krškopoljc bautizado First Lady. Tambien tartas y mermeladas. La etiqueta no se debe a Tanja Pečar, la primera dama del país europeo, sino a su homóloga estadounidense Melania Trump. Hace medio siglo, cuando ese territorio pertenecía a la extinta Yugoslavia, Melanija Knavs nació un 26 de abril. La hija de Viktor, un vendedor de coches afiliado al Partido Comunista y Amalija, una empleada de una fábrica textil estatal, creció contemplando el río Sava con un sueño: desfilar por las principales pasarelas de la industria de la moda. Sus planes se hicieron parcialmente realidad cuando obtuvo cierta fama en Nueva York, pero el mundo la terminó de conocer cuando llegó a la Casa Blanca de la mano —no en el sentido literal— de su marido y presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Melania estudiaba arquitectura y diseño en la Universidad de Liubliana cuando, en 1992, consiguió una oportunidad que marcó el resto de su vida. Jana, una revista femenina eslovena, organizó su concurso anual Look of the Year. A las tres ganadoras les ofrecían contratos en París, Milán y Viena, y Melania fue una de ellas. Abandonó la universidad y se mudó a la capital de la moda en Italia, donde trabajó varios años, principalmente como modelo para revistas. En 1996 dio el salto a Nueva York. Apareció en un anuncio publicitario de Camel en Times Square y en el especial de bañadores de la revista Sports Illustrated. La fotografió Testino y Demarchelier. El plan marchaba bastante bien. Una noche, en el Kit Kat, un club de moda de Manhattan, la modelo de 28 años conoció al magnate de 52, Donald Trump, con quien comenzó una relación que dio mucho juego a los medios amarillistas.
En 1999, cuando Trump ya había lanzado su carrera frustrada para llegar a la Casa Blanca, Howard Stern lo entrevistó por teléfono para su programa de radio. El candidato le puso a Melania, a quien le preguntó si estaba desnuda y con cuánta frecuencia tenía relaciones sexuales con Trump. Ella respondía sin filtro, en una actitud muy diferente a la Melania actual. La pareja terminó la relación durante un tiempo, pero volvieron. En 2001 ella recibió una visa de residencia popularmente conocida como “Einstein”, la que se otorga a personalidades extranjeras con “habilidades extraordinarias”; como por ejemplo, a los premios Nobel o artistas de reconocimiento mundial. Ese año, según The Washington Post, el programa EB-1 solo fue concedido a cerca de 3.000 personas, menos del 1% de los visados otorgados. Los abogados de la ahora primera dama no han querido revelar el papeleo que entregaron para solicitar el documento.
En la Gala Met de 2004, el evento anual más glamuroso de Nueva York —si no del mundo—, Trump le pidió a la modelo eslovena que se casara con él. Al año siguiente, en una boda en la iglesia episcopal de Palm Beach, Melania se convirtió en la tercera esposa del famoso showman. Y al siguiente, ella pasó a ser ciudadana estadounidense y dio a luz a su hijo Barron “Tengo dos hijos. Mi chico pequeño es Barron. Y mi chico grande es Donald”, dijo en una entrevista.
En la primera etapa matrimonial Melania abrió negocios de joyería y cosmética y llevó una vida bastante tranquila en Nueva York. En la segunda, desde que Trump lanzó su carrera presidencial a mediados de 2015, se ha sometido al escrutinio público. Desde entonces, se han filtrado fotos de ella desnuda, antiguas grabaciones, y un sinfín de rumores sobre la relación con su marido, acusado de pagar por el silencio de una actriz porno con quien habría tenido un amorío a los tres meses de que naciera Barron.
Son muy pocas veces las que Melania interviene en público. La mayoría de ellas son para referirse a su proyecto Be Best (Sé el mejor), enfocado principalmente en combatir el ciberacoso que sufren los niños. Ahora los medios locales sostienen que encontró “su propia voz” durante la pandemia. Se refieren a una foto que subió la exmodelo usando mascarilla y haciendo un llamamiento a seguir las recomendaciones de los expertos de salud sobre quedarse en casa y guardar distancia. Con un mandatario que apoya las protestas de quienes quieren poner fin al confinamiento, la publicación en redes de la primera dama capta los titulares.
El próximo 16 de junio se publica un nuevo libro sobre Melania Trump. La periodista de The Washington Post y ganadora del Premio Pulitzer Mary Jordan lanza una biografía no autorizada de la primera dama titulada The Art of Her Deal, un juego de palabras con la autobiografía de Trump que se llamó The Art Of the Deal (“El arte de negociar”). “La verdadera Melania Trump es mucho más interesante que la imagen que muchas personas tienen de ella”, dijo Jordan, que escribió el volumen en base a más de 100 entrevistas, pero ninguna de ellas con la primera dama. El muro impenetrable que ha levantado permite que el público solo conozca su historia y visión a través de terceros.