Mujeres que visten a mujeres: el homenaje del Met de Nueva York a un siglo de grandes diseñadoras
El Instituto del Traje en el museo neoyorquino celebra su exposición de otoño, una muestra de 80 obras de más de 70 creadoras que recorren la historia de la moda del último siglo
La exposición de otoño del Instituto del Traje en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) rinde homenaje a la creación en femenino. Women Dressing Women es una declaración de intenciones desde el primer panel de la muestra. Mujeres creadoras, artesanas y artistas, que han revestido el universo femenino ...
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La exposición de otoño del Instituto del Traje en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) rinde homenaje a la creación en femenino. Women Dressing Women es una declaración de intenciones desde el primer panel de la muestra. Mujeres creadoras, artesanas y artistas, que han revestido el universo femenino con sus diseños y sus distintas visiones de la mujer: haciéndolas protagonistas siempre, a veces, objetos, pero nunca sujetos pasivos en lo relativo a la indumentaria. Los más de 80 trajes expuestos, pertenecientes a la colección permanente del Instituto, recorren cronológica, artística y comercialmente la industria de la moda con dos ejes principales, París y Nueva York, en un entramado de nombres y casas —lo que ahora se llaman firmas—, que enlaza la alta costura y la moda de la calle, la tradición más depurada del Viejo Continente y la vanguardia y el utilitarismo americanos.
La muestra, que se inaugura este jueves y permanecerá abierta hasta el 3 de marzo de 2024, arranca con una selección de fotografías en blanco y negro, proyectadas en bucle, que muestran la labor de modistas, sastras y costureras de talleres anónimos entre 1907 y 1962. También las tímidas pruebas a una clienta o imágenes de los primeros desfiles en salones particulares, cuando las diseñadoras no tenían nombre ni mucho menos la dimensión planetaria que han adquirido en las últimas décadas (y en los últimos años, gracias a celebraciones como la gran exposición anual de moda del Met y la gala de la moda, el fenómeno de la primavera).
En ese homenaje en blanco y negro están las precursoras de las más de 70 creadoras que dan vida, con aguja y dedal, a los sueños. La exposición traza el linaje de las más influyentes casas de moda (aunque Casa solo siguen siendo un par de ellas, la Maison Dior y la Casa Chanel) dirigidas por mujeres en el último siglo. Pioneras como los textiles venecianos de Adèle Henriette Nigrin de Fortuny, la exquisita Madeleine Vionnet, la española Ana de Pombo, una de las últimas diseñadoras de la casa francesa Paquin (1891-1956); o Elsa Schiaparelli, responsable de su propia marca, tal vez la primera creadora con nombre y apellidos y objeto a su vez de una exposición en el Met en 2012, en la que la italiana mantenía un diálogo imaginario con otra compatriota célebre, Miuccia Prada. En la muestra no falta ninguno de los grandes nombres (Chanel, la citada Miuccia Prada, Marchesa, Rodarte) pero también descuellan los desconocidos y los olvidados por el tiempo, como la selección de etéreas creaciones de las primeras décadas del siglo XX.
En los talleres donde costureras, sombrereras, aprendizas y sastras se afanaron durante décadas se forjó la figura de la diseñadora con nombre y apellidos. Como recuerda un panel introductorio que acompaña la selección de fotografías anónimas, “en los centros de la moda francesa y europea, el derecho de las mujeres a vestir a otras mujeres fue un privilegio ganado lentamente”, ya que eran los hombres los que dominaban la industria. Hubo de pasar mucho tiempo, hasta la desregulación de los gremios, para que las profesionales ganaran su terreno. En Estados Unidos, sin embargo, la vocación fue vista como una extensión natural, industriosa, de las responsabilidades domésticas: la costura como ocupación inherentemente femenina.
Porque la moda creada por mujeres ha contribuido a empoderar a la mujer, pero también, en ocasiones, a las propias creadoras, explicaba Max Hollein, director del Met, en la presentación a la prensa de la muestra, este lunes. “Esta exposición invita a reflexionar sobre la contribución vital de las mujeres a la moda desde principios del siglo XX hasta el presente, al amplificar voces históricamente infravaloradas y celebrar la celebridad que han alcanzado. Las prendas expuestas son un ejemplo de las innumerables mujeres cuyas contribuciones fueron, y siguen siendo, el alma de la industria mundial de la moda tal como hoy la conocemos”.
En la presentación intervino también el comisario de moda más influyente del mundo, Andrew Bolton, conservador principal del Instituto del Traje y mano derecha de Anna Wintour, la todopoderosa editora de moda de Condé Nast y artífice de la gala de la moda del Met. “Las mujeres han sido fundamentales para el éxito del Instituto del Traje desde su creación. Entre sus fundadores se encuentran varias mujeres inspiradoras; por eso la institución sigue dedicándose a celebrar los logros artísticos, técnicos y sociales de las mujeres. Son parte de la historia de la moda”.
Para Mellissa Huber, conservadora asociada del Instituto del Traje, la exposición de otoño ofrece la oportunidad de “conocer las historias cruciales de diseñadoras innovadoras que desempeñaron un papel fundamental en la concepción de la moda tal como la conocemos. La contribución de las mujeres a la moda no se puede cuantificar, pero nuestra intención con esta muestra es celebrar la colección permanente del Instituto del Traje, que representa una rica cronología de la moda occidental”. Como subrayó Hollein, la moda es símbolo del poder femenino, de emancipación, pero también el resultado de un gigantesco trabajo colectivo. A través de esas tres dimensiones (la cronológica, la conceptual y la comercial), la moda es también el triunfo del progreso social, el poderoso vehículo de autonomía social, financiera y creativa de las mujeres. Como señala en un comunicado Ted Pick, copresidente de Morgan Stanley, que patrocina el lujoso catálogo de la muestra, no podía obviarse “el hito de que, hoy, tres casas parisinas de alta costura —Chanel, Dior e Iris van Herpen— están dirigidas por poderosas mujeres”.
“El hilo conductor entre distintas generaciones de mujeres profesionales revela cómo las posteriores han construido y ampliado el legado de sus predecesoras. La muestra refleja el diálogo intergeneracional, en una perspectiva temporal, entre estas diseñadoras y las mujeres de talento que trabajaron junto a ellas, desde un enfoque contemporáneo”, explica Karen Van Godtsenhoven, cocuradora de la exposición. En efecto, por citar solo un ejemplo de esos diálogos silentes entre las piezas expuestas, que resaltan gracias a la austera escenografía, el hilo directo entre el característico plisado Fortuny y la papiroflexia textil de Comme des Garçons revela el continuum al que aluden los especialistas que han organizado la muestra. Igual que entre el punk conceptual de Vivienne Westwood y el rompedor vestido con piezas de metal insertadas en seda con el que en 1924 la casa Vionnet reinterpretó la sintaxis de la pintura cerámica griega antigua: la tradición como modernidad, y viceversa; el eterno de la moda y del arte.
Como detalle de ese legado vale fijarse en la cabeza de las maniquíes que exhiben los vestidos de la primera sala, la de las pioneras: están rematadas por las formas imperecederas de una columna clásica griega.