Lo que un vídeo de un atrapadedos en TikTok puede hacer por la gestión de las emociones
Cada vez son más los usuarios que buscan consejos y terapeuta a través de cuentas de profesionales que se prodigan en redes sociales. “No sustituyen al psicólogo, pero ayudan a mucha gente. Eso sí, no todo vale”, advierten los especialistas
Muy pocos pensarían que una clave para gestionar las emociones y la ansiedad pasa por saber cómo funciona un atrapadedos, un juego milenario de origen chino, en forma de cilindro y hecho de fibra de bambú. Es una de las analogías que más se utiliza en la terapia de la aceptación y el compromiso, creada por el psicólogo Steven Hayes en 1984, y que ahora también se ha convertido en un éxito en la red social TikTok.
“Cuando la ansiedad y la tristeza te sobrepasan intentas huir, escapar de ellas, haciendo muchos planes, bebiendo, comiendo… pero cuanto más las evitas, más te aprietan control...
Muy pocos pensarían que una clave para gestionar las emociones y la ansiedad pasa por saber cómo funciona un atrapadedos, un juego milenario de origen chino, en forma de cilindro y hecho de fibra de bambú. Es una de las analogías que más se utiliza en la terapia de la aceptación y el compromiso, creada por el psicólogo Steven Hayes en 1984, y que ahora también se ha convertido en un éxito en la red social TikTok.
“Cuando la ansiedad y la tristeza te sobrepasan intentas huir, escapar de ellas, haciendo muchos planes, bebiendo, comiendo… pero cuanto más las evitas, más te aprietan controlando tu vida”, explica de frente a la cámara, con un atrapadedos entre sus índices, la psicóloga Eva Álvarez a sus más de 232.000 seguidores en @psicologiaconeva, su cuenta en TikTok. El vídeo, publicado el pasado 12 de junio, ya arrastra en un mes 24 millones de visualizaciones, ha sido compartido más de 51.000 veces y guardado por 281.000 usuarios de la red social. “Quería saber el truco y me dio una explicación de la vida”, “Me encantó esta referencia❤️”, “Gracias en el momento exacto 🥺” o “Qué hermosa explicación 😍” son solo algunos de los más de 6.000 comentarios que suma esta publicación.
“Me gustaba la idea de transmitir y divulgar con la mayor calidad posible en vídeos de un minuto. Y luego también creo que ayuda a normalizar y desestigmatizar la psicología un poco más. El hecho de ver a un profesional en redes sociales, que es el medio donde sobre todo los jóvenes pasan más tiempo, nos acerca a esa meta”. Álvarez, de 31 años, empezó en octubre de 2021 su actividad en Instagram y TikTok como un hobby y ahora hace malabares con la gestión de su tiempo para poder atender siete u ocho consultas cada día. El goteo de mensajes para pedirle hora o consejo es constante. Para cuadrar la agenda de su gabinete psicológico, su mejor aliado es el reloj mundial de su móvil, que le indica automáticamente qué hora es en Finlandia o Tokio, donde residen algunos de sus pacientes.
La pandemia del coronavirus, que dura ya algo más de dos años, ha sido el gran termómetro para tomarle la temperatura a la sociedad y a la necesidad de esta de priorizar la salud mental como otro elemento más del bienestar. Con un sistema sanitario público colapsado —en España, solo hay seis psicólogos por 100.000 habitantes dentro de la sanidad pública, tres veces menos que la media europea— y consultas psicológicas en centros privados que cuestan entre los 40 y los 120 euros (siendo el coste medio en España de 51 euros, según un estudio elaborado por el Observatorio de Precios de Mundopsicologos.com), cada vez son más los terapeutas que abren perfiles y dan consejos a través de las redes sociales. Y cada vez son más las personas que, tratando de dilucidar qué sienten o qué les pasa, acuden a su feed para encontrar aquellos perfiles que les den respuestas.
Las redes sociales, el móvil y el resto de los dispositivos con acceso a internet se han convertido, especialmente en estos últimos años de confinamientos y aislamiento social, en una herramienta fundamental y diaria de comunicación (84,1%), pero también en la búsqueda de información (83,6%) y ocio (79,9%), según un informe de abril de 2022 de la Fundación FAD Juventud. Pero la red también tiene un lado oscuro, que de no saber usarla puede generar estrés, adicción, frustración, pérdida de autoestima, reducción de la actividad física, aislamiento y desinformación. Por eso la advertencia de todos los profesionales consultados para este reportaje es la misma: sus publicaciones no son sustitutos de una terapia real, ya sea presencial u online, son tan solo la puerta a un acompañamiento que siempre debe hacerse de la mano de un especialista.
Encontrar terapeuta a través de las redes
“Con el confinamiento empecé a preocuparme por temas de crecimiento personal y de repente en mis redes empezaron a aparecer publicaciones de heridas de la infancia, la niña interior... Y me llamó la atención. Yo ya había ido a terapia, pero me pareció que lo hacían de una manera más novedosa que la terapia tradicional, que es a la que iba yo”, explica Naiara Cáliz, de 42 años, que trabaja en comunicación y marketing. A su terapeuta, Mireia Rodríguez (@psicoand en Instagram), la encontró navegando por su timeline. “Quería reordenar mi cabeza después del confinamiento, porque empecé a tener miedos muy tontos y puse solución antes de que fuera a más”, añade Cáliz.
Pero el atrapadedos no es el único artilugio, analogía o herramienta que los terapeutas y profesionales usan en sus publicaciones para explicar un concepto de forma sencilla y captar la atención de los internautas, tan volátil, frágil y etérea en nuestros días: frases motivacionales, decálogo para autocuidados, gráficos, dibujos, vídeos sobre la autoestima y también bromas y memes para divulgar sobre temas muy serios, como las adicciones, las relaciones tóxicas, la depresión y la soledad, pero con sentido del humor. “He descubierto pautas nuevas para poder gestionar la ansiedad y la depresión sin llegar a perder el control, y también me rio mucho con sus memes”, asegura Griselda Leal, de 42 años, dependienta en Terrasa (Barcelona), que desde hace ocho meses sigue a @lapsicologajaputa y lleva años yendo a terapia presencial. “¡Se lo recomiendo a todo el mundo! ¡Te cambia la vida! Pero sí, es muy caro, y en las circunstancias que corren es un privilegio poder pagarse un terapeuta. Así que yo voy presencial con mi psicóloga una vez al mes y sigo a esta cuenta porque también es otro apoyo más”, añade Leal.
Un refuerzo parecido es el que encuentra Teresa, de 62 años, en las publicaciones de Tomás Navarro (@tomasnavarropsi), terapeuta, psicólogo y autor del libro Fortaleza emocional (Planeta, 2015). “Sus pequeños vídeos sobre personas tóxicas, en concreto, me han ayudado mucho a identificar comportamientos que me chirriaban, pero no acababa de entender”, explica Teresa, que ha hecho terapia presencial con Navarro, que vive en Andorra y dirige sesiones en la montaña andando, esquiando, con raquetas de nieve, escalando o pedaleando. “La naturaleza es inspiradora y el resultado es mucho mejor. Es una experiencia vital que jamás se olvida”, asegura el divulgador.
Sin embargo, y a pesar de los beneficios de la risa y los consejos a través de un post en redes sociales, los especialistas advierten de los inconvenientes de tratarse solo a base de scroll, clics y Me Gusta en Instagram y TikTok: “Algo es mejor que nada, pero ese algo debe ser fiable. Esas frases vacías están provocando mucho dolor. Algunas personas no necesitan ir al psicólogo, pero sí que tienen que aprender algunos conceptos o entender algunas cosas y vía redes sociales se puede. Las redes no sustituyen al psicólogo, pero ayudan a mucha gente. Eso sí, no todo vale”, explica Navarro. Con al menos 120.000 seguidores en Instagram, el autor de Eres más fuerte de lo que crees (Planeta) recibe cerca de 30 peticiones de terapia al día a través de sus perfiles. “Consultan para saber cómo se les puede ayudar en problemas, principalmente de pareja, amor y desamor e hijos adolescentes, pero también de trabajo, ansiedad o depresión”, añade el especialista.
“Nosotros no damos terapia a través de redes sociales ni damos consejos. Esto sería muy poco prudente y tampoco es ético. Lo que digo en mi perfil es que podemos atenderlo en nuestro centro de psicología y hacer terapia online”, aclara Patricia Ramírez (@patri_psicologa), psicóloga, escritora, conferenciante, actriz de teatro y divulgadora en diferentes medios de comunicación de la psicología de la vida cotidiana, como se define ella. Ramírez comenzó en 2011 a colgar sus frases, consejos y reflexiones en Twitter, animada por los jugadores del Betis tras una de sus charlas en las concentraciones del equipo.
El salto de Ramírez a Instagram y TikTok, donde suma más de 500.000 seguidores, ha sido más reciente, durante la pandemia, y en este caso han sido sus hijos los que la animaron. “Durante la pandemia nos hemos ocupado cada día de un tema concreto relacionado con el bienestar emocional. Ahí me impliqué muchísimo, con mucho desgaste también para mí, pero muy satisfecha, porque creo que pudimos llegar a mucha gente y ayudarla”, reflexiona Ramírez, que cree que ha habido más demanda de este tipo de contenido por la necesidad de saber lidiar con la incertidumbre que la covid ha generado y “la liberación” de abrirse y expresar las emociones. “Las ventajas de divulgar a través de las redes sociales es que la gente ya conoce mi método de trabajo. Saben que soy una persona muy pragmática y ya se hacen una idea del tipo de terapia que se van a encontrar”, explica la divulgadora, que este año también ha estrenado un pódcast y una obra de teatro junto a Cristina Mitre titulados Nena, no te compliques.
Pero no solo los expertos son conscientes de los inconvenientes de consultar solo las redes sociales para encontrar alivio. “Hay mucho charlatán y muchas cuentas que nomás están publicando por publicar y no tienen una base teórica, pero cuando ya llevas un tiempo en terapia e investigando vas depurando”, explica Abril Mulato, 37 años, periodista mexicana, que encontró a su psicóloga a través de las redes. La joven realiza terapia online en la Asociación de Psicólogas Feministas (SORECE), organización que también tiene cuenta en Instagram, y que sigue desde hace más de dos años.
Sin embargo, Mulato también encuentra ventajas a su uso. “No siento que estén dando terapia a través de sus posts, pero ayudan a reafirmar lo que estás tratando en tu proceso; puedes sentirte acompañada cuando ves los comentarios de otras personas que tal vez está atravesando por una situación similar a la tuya y sientes que no estás sola”, asegura. Sentirse acompañada, que tu problema o situación no es ajeno a otros y que tiene solución es algo que comparten los usuarios de terapia y de estos perfiles, y bien puede resumirse en una reflexión de Cáliz: “Yo estoy muy a favor de estos canales, porque, a veces, no sabes que te pasa y ves que, oye, eres humana, como diría Chenoa”.