Juan José Tomás
44 años / Técnico de mantenimiento de redes de Iberdrola
Tres de la madrugada, arrecia un temporal, los ríos se desbordan, las líneas eléctricas caen y pueblos enteros corren el riesgo de quedarse sin luz. Esas, precisamente esas, son las circunstancias en las que le toca actuar a Juan José Tomás en el área de Torrevieja, donde vive. Su labor en el mantenimiento de algunos tramos de los más de 3.500 kilómetros de líneas de alta y muy alta tensión y de los más de 66.000 kilómetros de media y baja tensión que i-DE, la distribuidora de Iberdrola, gestiona en la Comunidad de Valencia es fundamental en el día a día, pero se antoja de vital importancia en momentos críticos.
Tomás ya se enfrentó en los últimos meses a la gota fría que en diciembre y marzo azotó su comarca y, ante la pandemia del coronavirus, ha sido uno de los encargados de reforzar la instalación para que sea imposible que ni hospitales, donde se están salvando vidas, ni hogares en cuarentena se queden ni un minuto sin luz. “Simplemente, eso no va a pasar: hacemos muy buen trabajo”, dice Tomás.
"Nunca olvidaré las imágenes de las inundaciones de Benijófar desde el helicóptero. Y aun así hicimos nuestro trabajo y ayudamos a los vecinos"
Cuenta el técnico que durante su desempeño ha contemplado cosas que no habría imaginado jamás. Una noche de diciembre, aunque buena parte de la in-fraestructura está digitalizada y muchas torres admiten un control remoto des-de las centrales de Valencia o Castellón (se monitoriza su actividad las 24 horas y el envío de incidencias es inmediato), Tomás debió subirse a un “apoyo” –así se conocen en la jerga estas construcciones del tendido eléctrico– para apagar manualmente, con una pértiga, unos fusibles. Solo así podían saber si la avería estaba en ese tramo. Pero el agua le llegaba a la cintura. Para realizar sus ta-reas, durante esa tormenta, necesitó de la ayuda de los camiones de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y de las zodiacs de la unidad de buzos de la Guardia Civil. Fue, también, la primera vez que montó en helicóptero. “Nunca lo olvidaré, tengo clavadas esas imágenes de las inundaciones en Benijófar, el pueblo donde resido. Incluso en esa ocasión pudimos cumplir con nuestro trabajo con seguridad y además echamos una mano a los vecinos, cuando pudimos.”
Durante el estado de alarma ha seguido presentándose a las 7.30 de la mañana con su compañero (llevan 14 años juntos, son “como hermanos”, cuenta) en la base de Torrevieja para realizar el mantenimiento de líneas y transformadores, cada día en la zona asignada, y haciendo las guardias nocturnas pertinentes para solventar averías. Eso sí, con los debidos equipos de protección individual y desplazándose cada uno en su coche.
Los hospitales se han reforzado con grupos electrógenos durante la pandemia para evitar cualquier corte de suministro
Entre otras labores, corrieron a instalar grupos electrógenos a los dos hospitales de Torrevieja: de ninguna manera podía un corte de suministro interrumpir la encomiable labor de los sanitarios combatiendo el virus. Esa era la directriz. Iberdrola les había puesto sobre aviso desde la llegada del covid-19. “Pero, de veras, quiero insistir en esto: siempre con seguridad. No nos falta instrumental ni equipamiento nunca y no permiten que de ninguna manera nos expongamos a riesgos que no podamos controlar. Y, con todo, hemos conseguido que la luz no deje de fluir. Es fatigoso, llevamos mucha ‘tralla’ encima, pero adoro mi trabajo.”
En España, i-DE opera un sistema de distribución que posee 270.000 kilómetros de líneas eléctricas, distribuidas en 25 provincias de 10 comunidades autónomas, que atienden a una población de 17 millones.