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Los sanitarios de atención a domicilio de Madrid se quedan sin chóferes

Auro, la compañía de VTC que presta el servicio en el oeste, sur y sureste de la capital hasta el viernes, acumula quejas por incumplir el contrato. Mientras, el nuevo concurso ha quedado desierto

El funcionamiento del transporte contratado para atender las necesidades de movilidad de los trabajadores de Atención Primaria madrileña está en el punto de mira. El sindicato CSIF critica a la empresa adjudicataria Auro, que presta este servicio en el oeste, sur y sureste de Madrid, porque “apenas cubre las necesidades del personal” de los ambulatorios. Este servicio se emplea con la intención de realizar visitas a domicilio a los pacientes para, por ejemplo, hacerles curas o extraerles muestras de sangre. Los problemas, según CSIF, son recurrentes y la situación se agrava porque ha quedado desierto el nuevo concurso, cuyo contrato tiene un valor estimado sin impuestos de 5,6 millones de euros en tres años.

Queda menos de una semana para que cese el contrato vigente, valorado en 8,5 millones sin impuestos durante cinco años, y no hay relevo. La última prórroga termina el viernes. CSIF considera que esto “es una muestra del fracaso de un sistema que nunca ha funcionado” y pide soluciones urgentes al Ejecutivo autonómico.

“De no ser así, los madrileños van a ver de nuevo cómo la sanidad pública de la Comunidad de Madrid avanza hacia el abandono total por parte de nuestros responsables políticos”, advierte el sindicato. El transporte se presta a través de vehículos con conductor y el contrato fue adjudicado en 2022 por la Comunidad de Madrid en lotes diferentes a tres empresas de VTC distintas: Auro, Zater Transportation y Autos Lavapiés.

Desde la Consejería de Sanidad insisten en que trabajan para que el concurso sea adjudicado a la mayor brevedad posible. “No obstante, y hasta entonces hay alternativas para que este servicio no se interrumpa, como el pago por kilometraje, la indemnización por transporte o el complemento fijo por desplazamiento, además de contar con vehículos específicos”.

Aseguran que el transporte está garantizado, pero los sanitarios denuncian problemas a la hora de solicitar los viajes con Auro. La reserva se realiza a través de una aplicación o de manera telefónica, aunque sin previo aviso, y en numerosas ocasiones, la empresa, que no ha respondido a las preguntas de este diario, cancela las peticiones a última hora sin dar opción de volver a reservar, según denuncia el sindicato.

Elia Ruiz, que ejerció como enfermera en una Unidad de Atención a Residencias, comenta que el servicio se puso en marcha tras la pandemia para aliviar la saturación del sistema sanitario y evitar contagios en el transporte público. “Auro nunca funcionó bien, pero ha ido a peor. Llegué a presenciar peleas entre los conductores por ver quién me recogía. A mis compañeras las han dejado tiradas al surgirles otro viaje que les interesaba más”, comenta la mujer de 43 años.

Las consecuencias de estos plantones y retrasos pueden ser graves. Si la muestra de sangre extraída al paciente en su domicilio no llega a tiempo al centro de salud para ser enviada al laboratorio, hay que tirarla, no es apta para ser entregada el día siguiente. “Es tiempo que las enfermeras perdemos y que podríamos tener para atender a otros pacientes en la consulta”, añade Ruiz. Sus compañeros se ven obligados a llevar su coche para no dejar abandonados a los pacientes, pero se exponen a multas porque no siempre les resulta fácil aparcar y ante la urgencia, a veces, dejan el vehículo en doble fila.

“Reservo el transporte, pienso que está todo correcto y cuando quedan 15 minutos para que me recoja, la empresa cancela el viaje. Si tengo suerte de que el conductor me coge el teléfono, me dice que está en la otra punta de la ciudad. Me deja vendida, intento coger otro vehículo, pero como ya hay más demanda, no hay forma de poder montarme en uno”, explica otra enfermera, de 44 años, que trabaja en un centro de salud de Vallecas y prefiere no ser identificada.

En ocasiones, opta por acudir a pie, pero si la vivienda está lejos es un problema. Ha tenido que aplazar citas por esta problemática. Ella atiende a domicilio a 16 personas. “La empresa cobra por un servicio que no ofrece, me parece una irresponsabilidad. Los pacientes se enfadan y con razón”, denuncia esta enfermera.

En su centro de salud han elevado la crítica a las direcciones asistenciales y reportan las quejas a través de una plataforma, pero asegura que nunca reciben respuesta. Solicita tener al menos un vehículo con conductor disponible para poder turnarlo con sus compañeras. También se muestra insatisfecha Ana Hijano, enfermera de 55 años en el centro de salud El Molar, ubicado a 40 kilómetros de la capital. Reporta que el servicio actual dificulta la atención a sus pacientes, la mayoría mayores, inmovilizados, en cuidados paliativos o que necesitan recibir curas y vacunas.

“Lo peor llega ante un aviso urgente, aquí no viene ningún conductor a tiempo para brindarnos el soporte que necesitamos”, comenta. Entonces, recurre a su vehículo. El problema surge cuando tiene que acudir a hogares situados en caminos poco transitables. “A veces, sale el paciente o sus familiares al encuentro para ayudarme a llegar”, refiere.

Cree que en las zonas rurales la mejor solución es que la Consejería de Sanidad facilite un vehículo al personal sanitario, algo que asegura que, de momento, en su caso no es así. “Al final, recurrimos a nuestros coches personales”, comenta. Cada seis meses, ella y sus compañeros reciben una tarifa de 200 euros en compensación por los gastos de desplazamiento. “Más allá de que este sea o no un importe suficiente, se trata de que nuestros vehículos no están adaptados para moverse por determinadas zonas”, comenta.

Hijano tacha al servicio de ineficiente. “Me ha causado más problemas que beneficios. Las enfermeras atienden al paciente en todas las etapas de la vida, desde que nace hasta que llega el fallecimiento, pero necesitamos buenos recursos para hacerlo”, manifiesta.

Nuevo contrato

En el contrato que ha quedado desierto, la Comunidad requiere que la adjudicataria tenga más de cuatro años de trayectoria y que todos los vehículos sean de cinco plazas. El nuevo texto incluye la obligación de que en los viajes urgentes el vehículo se presente en el centro de salud en un máximo de diez minutos. “Salvo fuerza mayor demostrable”, recoge el pliego de condiciones. En los servicios programados, aquellos que hay que solicitar el día anterior, no se permitirán retrasos, excepto por causas justificadas.

La Comunidad también ha reducido los lotes, de tres a dos, para cubrir las áreas de salud de la autonomía. En el primero, la entidad adjudicataria tiene que dar servicio a 131 centros de salud con 65.000 trayectos anuales previstos y en el segundo, a 117 con 70.000 viajes calculados. Además, se contempla una bolsa de tiempo extra a demanda por circunstancias especiales, hasta un total de 14.000 horas, a 30 euros cada una.

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