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“Censura” en los espacios de igualdad del Ayuntamiento: veto al morado y a hablar de empoderamiento y orgasmos femeninos

Empleadas de estos centros denuncian el intento del PP y Vox de intentar acabar con un recurso que lleva 20 años dando asistencia a las mujeres

La Plataforma en defensa de los Espacios Igualdad denuncia que el Ayuntamiento de Madrid, dirigido por José Luis Martínez-Almeida (PP), está censurando diariamente las actividades que las profesionales llevan a cabo en estos centros. “Nos han ordenado desde no hablar del orgasmo femenino hasta no utilizar el color morado en las carteleras. Han acabado con todos los folletos que promocionan las actividades que hacemos”, asegura una fuente que actúa como portavoz bajo la condición de que se preserve su anonimato. Actualmente, el Consistorio cuenta con una red de 18 centros distribuidos en 18 de ...

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La Plataforma en defensa de los Espacios Igualdad denuncia que el Ayuntamiento de Madrid, dirigido por José Luis Martínez-Almeida (PP), está censurando diariamente las actividades que las profesionales llevan a cabo en estos centros. “Nos han ordenado desde no hablar del orgasmo femenino hasta no utilizar el color morado en las carteleras. Han acabado con todos los folletos que promocionan las actividades que hacemos”, asegura una fuente que actúa como portavoz bajo la condición de que se preserve su anonimato. Actualmente, el Consistorio cuenta con una red de 18 centros distribuidos en 18 de los 21 distritos de la ciudad. Todos se dedican a la promoción de la igualdad y a dar un espacio seguro para las mujeres. El programa arrancó hace 20 años, y solo en 2024 han atendido a 15.689 mujeres y han dado 9.096 atenciones psicológicas, 7.019 orientaciones jurídicas y 5.315 orientaciones laborales, según los datos del Ayuntamiento.

El PAÍS ha podido ver cómo los responsables del Ayuntamiento piden limitar las charlas sobre placer femenino después de que en un pleno Vox se refiriera a ellas como “chochocharlas”. En otra comunicación puede leerse que se reclama suprimir la Q, que se corresponde con el colectivo Queer, del término LGTBIQ+.

El Ayuntamiento, por su parte, asegura que no existe ningún tipo de censura porque la programación de los espacios de igualdad es responsabilidad del Área de Políticas Sociales, Familia e Igualdad. “En ningún caso la deciden las entidades que gestionan estos recursos ni los usuarios”, explica un portavoz municipal. “Así está establecido en el acuerdo de competencias del Área. No son espacios autogestionados”, explican.

Las trabajadoras, según este argumento, no tienen capacidad de iniciativa, y son meras ejecutoras de las directrices municipales. En consecuencia, el equipo de Martínez-Almeida habría cambiado las que se aplicaron en tiempos de Manuela Carmena (alcaldesa de 2015 a 2019) y durante la mayor parte del primer mandato de Almeida, que entre 2019 y 2023 gobernó con Ciudadanos.

Algunas de las usuarias de estos centros, principales perjudicadas, explican que allí han aprendido a reconocerse, a sanar, a ponerle nombre a las violencias, a sostenerse y a alzar la voz. Por eso, cuando han visto todos estos cambios en lo que antes consideraban su lugar seguro, se han unido en un grupo en redes sociales que ya reúne a 541 personas para manifestarse en defensa de estos espacios.

“Una de las acciones que hemos hecho es poner quejas en masa. Fue una iniciativa de la plataforma, pero llevada a cabo por las usuarias”, explica una de las afectadas.

Concepción Pascual, trabajadora de un Espacio de Igualdad de Madrid y afiliada a la Plataforma en defensa de los espacios de Igualdad, piensa que todo lo que ocurre forma parte de una estrategia mayor: “Buscan acabar con cualquier movimiento que defienda los derechos de las mujeres”.

Esto añade otra trabajadora, Griselda Sánchez: “Llevo cinco años trabajando en los Espacios de Igualdad. Poco después de entrar se produjo un cambio político en el Ayuntamiento y, a partir de ahí, hemos visto cómo ha ido creciendo la censura hasta hacerse hoy muy explícita. A mí lo que más me ha dolido es el veto al uso de palabras como morado o bruja”.

En la plataforma denunciante consideran que el promotor del recorte en su capacidad de acción es el delegado del área de Políticas Sociales, José Fernández (PP). Pese a que su partido tiene mayoría absoluta, este concejal, opinan, no está soportando la presión constante de Vox, que desde hace años considera que estos espacios constituyen un ejemplo de lo que ellos denominan “chiringuitos”, un recurso sobrante que debe ser eliminado por fomentar el feminismo, algo en lo que no creen. Por ello, la formación ultra ha llevado a cabo más de 17 intervenciones en el Ayuntamiento pidiendo el cierre de los Espacios de Igualdad.

Fernández, precisamente, fue quien defendió el martes el voto favorable del PP a una propuesta de la extrema derecha que hacía obligatorio informar a las mujeres del supuesto síndrome posaborto, que no está avalado por la ciencia. Dos días después, este jueves, el alcalde rectificó públicamente el voto de su propio grupo.

El PP ha pasado de poner sobre la mesa una posible ampliación para que los espacios de igualdad llegaran a todos los distritos, como hizo en septiembre de 2023, a acabar paulatinamente con ellos y convertirlos en Centros Integrales de Atención a la Mujer (CIAM).

“Nos censuran. Nos quitan actividades. Han cerrado revistas después de cinco años. El concejal dice que no quiere escuchar más sobre estos espacios y que no quieren que llamen la atención”, aseguran trabajadoras que hablan bajo condición de anonimato por temor a represalias.

Estas mujeres aseguran que la fiscalización del Ayuntamiento ha llegado incluso al lenguaje. No pueden hablar, dicen, en femenino, cuando casi todas las usuarias son mujeres, y tienen prohibido, aseguran, hacer alusiones a efemérides como el Día Internacional del Orgasmo Femenino, cuando antes lo hacían. También han recibido, explican, toques de atención por emplear conceptos como el de empoderamiento femenino: “Nos ha dicho que no podemos hablar de mujeres que empoderan el barrio, sino que tenemos que hablar de mujeres a las que les gusta su barrio”, explican.

De puertas para afuera, aseguran las representantes de la plataforma, se les pide que eviten crear cartelería demasiado llamativa, al tiempo que se les instruye en que deben descartar el uso de colores como el violeta o el morado, que han sido desde hace años símbolo de la lucha feminista. Además, han recibido instrucciones, aseguran, de moderar las referencias a la visibilidad trans. Las consecuencias de incumplir alguno de estos mandatos, cuentan con miedo, se traduce en la exigencia de exhaustivas explicaciones sobre sus actividades y en gritos por parte de la coordinación general de políticas sociales, familia e igualdad cuando entienden que las trabajadoras se han excedido. Este diario no ha accedido a pruebas directas de esas instrucciones y quejas, aunque sí ha visto conversaciones cruzadas entre las afectadas denunciando los hechos.

“Censura, censura y más censura. Sin ninguna explicación, más allá de que es una decisión del gabinete”, resumen desde la plataforma. “Nosotras, como trabajadoras de los espacios, tenemos técnicas referentes (la secretaria general técnica del área de Igualdad), que a su vez tienen jefes referentes (la coordinación general de Igualdad). Nosotras hacemos llegar nuestras propuestas a nuestras técnicas, y ellas a sus jefes, que son quienes dan el visto bueno [o no]”, explican las trabajadoras cuando se les pregunta quién es realmente quien censura su trabajo.

Mural del 8M

Lo peor, relatan las empleadas, es que esto no es algo que ocurra solo en un lugar. Ocurre, según su versión, por todo Madrid. Así, otra de las trabajadoras de uno de los centros de igualdad de otro distrito asegura que les han obligado a eliminar todo cartel que fuera visible desde la calle, con lo que se pierde la oportunidad de dar a conocer el recurso, al menos, a quienes caminan por delante del centro.

“Nos prohibieron hacer un mural conmemorativo del 8M, y eso que el mural se hacía dentro del espacio”, asegura. Otra compañera dice que en su centro los regidores han impuesto vetos a talleres sobre prácticas sexuales no normativas.

Ahora, explican, todo tiene que pasar por un gabinete de comunicación del Consistorio que revisa y debe dar el visto bueno a sus iniciativas, incluso cuando lo que se propone es el visionado de una película para la que no hay problemas de derechos de autor.

Carolina Elías, concejala de Más Madrid, tiene claro que detrás de las dificultades de los espacios de igualdad está el alcalde, José Luis Martínez Almeida: “La igualdad le da alergia. Lleva años maltratando a las trabajadoras de igualdad y a las que trabajan en la red de prevención de violencia de género. En los espacios de igualdad se censuran cada vez más contenidos”.

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