Latinos, evangélicos y judíos con Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid multiplica por cuatro el presupuesto para la Fiesta Hispanidad, que terminó el domingo en Madrid después de nueve días y cientos de actividades gratuitas

Isabel Díaz Ayuso se fotografiaba el sábado con participantes en la cabalgata de la Hispanidad, en Madrid.FERNANDO VILLAR (EFE)

Los barrios más mestizos de la capital aparecieron empapelados con una cartelería diseñada con la bandera de España y un llamado a participar en la Fiesta Hispanidad. Este domingo terminaron nueve días consecutivos de celebración de un evento desconocido hasta hace cuatro años, pero al que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dedica más atención y dinero cada año, disparando el gasto durante una larga semana llena de ...

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Los barrios más mestizos de la capital aparecieron empapelados con una cartelería diseñada con la bandera de España y un llamado a participar en la Fiesta Hispanidad. Este domingo terminaron nueve días consecutivos de celebración de un evento desconocido hasta hace cuatro años, pero al que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dedica más atención y dinero cada año, disparando el gasto durante una larga semana llena de guiños a sectores habitualmente fuera del radar, pero cada vez más importantes electoralmente. Además de los emigrantes hispanos, Ayuso estuvo el viernes en la sinagoga Beth Yaacov, celebrando con la comunidad judía el Yon Ki pur.

Pero el gran desembolso se lo llevó la Fiesta de Hispanidad, que comenzó el 4 de octubre y terminó este domingo. Cientos de conciertos simultáneos, bailes, teatro, exposiciones, ferias gastronómicas, un pregón y hasta un desfile de carrozas. Si en 2021 hubo 250 artistas y 17 conciertos dedicados a la comunidad latina, la semana pasada se llegó a 750 artistas y 60 conciertos. Y todo gratis.

En la calle no faltó ningún país de habla hispana. Bandas como La 33 de Colombia o cantantes como la Yegros de Argentina, Yotuel de Cuba o Alondra de la Parra de México, que movilizaron a miles de personas. Merengue, bachata, salsa, arepas, tortillas, tequeños, pupusas y tacos… tomaron las plazas y calles más céntricas de la capital. Nada de periferia, sino lugares emblemáticos como la plaza Mayor, Callao, Gran Vía o la plaza de España, que movilizaron a miles de latinoamericanos como Ernesto Quijano, de Guatemala, que asiste con sus dos hijos a la cabalgata. “Están bonitos los trajes y los disfraces. Y se agradece que hagan cosas así para los extranjeros. Es un día bonito”, dice, ajeno a la controversia que genera al otro lado del Atlántico.

Desde que, en 2021, Ayuso creó la Oficina del Español, el Festival Hispanidad se ha convertido en el niño mimado de Ayuso, que cada año aumenta un 40% el presupuesto, apuntalando su popularidad entre los hispanos. En 2021, se gastó 850.000 euros y, este año, se ha llegado a los cuatro millones de euros, según fuentes de la Comunidad de Madrid. El desembolso ha hecho de Ayuso el nombre de referencia entre 400.000 votantes de origen latino, un 8% de los casi cinco millones de votantes del censo. Se trata de una parte importante del pastel pero, sobre todo, es el que crece más rápido. Hoy, en el área metropolitana de Madrid residen siete millones de personas y una de cada cinco ha nacido fuera de España.

Ayuso ha apuntalado su popularidad entre un colectivo de corte conservador. Las últimas elecciones argentinas retratan un perfil de derechas y, tanto en Madrid como en Barcelona, la derecha ganó con claridad, pero la diferencia fue más marcada en Madrid, donde la conservadora Patricia Bullrich logró un 41% de los votos, el ultra Javier Milei un 31% y el peronismo apenas llegó al 18%.

En la Comunidad de Madrid están eufóricos con la asistencia a los festejos por la Hispanidad y, según sus cálculos, ha pasado de 100.000 espectadores a más de medio millón. El Partido Socialista defiende que ellos no ponen “carrozas”, pero logran “más derechos para ellos como la subida del salario mínimo vital o las mejoras para las asistentas del hogar”.

La habilidad de Ayuso ha sido acercarse a colectivos ignorados por la izquierda, como los hispanos o los evangélicos. Desde algunos templos estos días se animaba a disfrutar de las fiestas de estos días en Madrid por su carácter “tranquilo y familiar”. Ayuso es también el nombre de referencia entre la religión que más aumenta en España, multiplicando por 10 sus fieles en los últimos años y que cuenta con un número similar al de musulmanes (1,5% de los que se consideran religiosos), según los datos del Observatorio del Pluralismo Religioso. Un 2% de la población española es protestante y, de ellos, casi dos tercios son evangélicos, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Ayuso y hasta el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, invitaron el año pasado a un macroevento de campaña a la polémica pastora evangélica Yadira Maestre. Feijóo incluso bailó aquel día El Tiburón. Tanto la presidenta madrileña como el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, han sido condecorados por esta líder durante un acto religioso multitudinario en Fuenlabrada organizado por ella.

Todos estos movimientos le garantizan a Ayuso un importante respaldo, a los que la presidenta suma su entusiasta acercamiento a los judíos. El pasado viernes estuvo en una sinagoga de la capital celebrando el Día del Yom Kipur y, desde ahí, pidió ante los asistentes que “las ideologías totalitarias que protagonizaron los peores episodios del siglo XX no vuelvan a sembrar de odio. A diferencia de las bestias, aquí lloramos a todos”.

Las palabras de apoyo de Ayuso han incluido también guiños concretos durante el año. En enero, se adjudicó la sede de la calle Castelló, 21 a la creación de un museo nuevo sobre la Fundación Judía, adjudicado tras un concurso público por 30 años a un precio de 19 millones de euros. Al museo se suma el convenio firmado entre la Agencia de Vivienda Social y la Comunidad Judía de Madrid para la cesión 13 de viviendas públicas en régimen de arrendamiento. Aunque la inversión israelí en España es mínima, unos 20 millones de euros, el 90% de esta se hizo en Madrid.

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