Ayuso ficha al exconsejero Mayor Oreja para el cargo que ocupaba Leguina desde hacía 22 años en la Universidad de Alcalá
El presidente de la Cámara de Cuentas sumó más de 100.000 euros en sus tres decenios en el consejo social del centro, al que llegó nombrado por Gallardón
Es como un viaje en el tiempo. El 28 de agosto, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso puso punto final a la carrera de un cargo de la Universidad de Alcalá que había sido nombrado para el puesto por el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón, hace casi 22 años. Se trata de Joaquín Leguina, que llegó al Consejo Social de la institución en diciembre de 2001, cuando las portadas de los periódicos aún ...
Es como un viaje en el tiempo. El 28 de agosto, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso puso punto final a la carrera de un cargo de la Universidad de Alcalá que había sido nombrado para el puesto por el Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón, hace casi 22 años. Se trata de Joaquín Leguina, que llegó al Consejo Social de la institución en diciembre de 2001, cuando las portadas de los periódicos aún lucían en blanco y negro, había empresas compitiendo por el negocio de las cabinas telefónicas en las calles, todavía se mandaban más cartas que correos electrónicos y nadie usaba apps. Casi un cuarto de siglo después, el único presidente socialista que ha tenido Madrid pidió dejar ese cargo universitario en abril de este año, ya que la baronesa conservadora lo acababa de promocionar hasta la presidencia de la Cámara de Cuentas, con un sueldo de 100.556,52 euros. Tras tres decenios en este centro educativo, donde cobró una media de más de 500 euros al mes, salvo en agosto, para un total de más de 100.000 euros, Leguina fue sustituido la semana pasada por otro político: a sus 83 años, deja paso como presidente del consejo el exconsejero regional Carlos Mayor Oreja, de 63, que ocupó diversas carteras y llegó a ser vicepresidente en funciones en los gobiernos de Gallardón.
“Para mí [la presidencia del Consejo Social] es incompatible con el cargo en el que me han puesto ahora: [desde la Cámara de Cuentas] también se controla a las universidades y no puede ser. Pedí la baja inmediatamente”, explica Leguina en conversación telefónica con este diario. “He ayudado lo que he podido”, sigue. “Me he dedicado a intentar que las empresas ayudaran, a que los alumnos que hacían prácticas fueran a esas empresas, a que subvencionaran becas, becas de verdad, hasta la crisis”, añade. Y remata: “No estoy descontento de lo realizado, pero ya no estoy en edad de estar en la universidad”.
Los consejos sociales de las universidades públicas están regulados por ley y son órganos de participación que promueven la colaboración de la sociedad en la financiación de la universidad, además de las relaciones entre esta y su entorno cultural, profesional, económico y social. También supervisan la actividad económica de los centros universitarios. Por desempeñar esa labor como presidente, Leguina optó a 300 euros al mes en concepto de gastos de representación o dietas entre 2001 y 2003; a 491 entre 2003 y 2008; a 653 entre 2008 y 2010; y a 555,05 desde entonces, según detalla en departamento de prensa de la universidad, que puntualiza que esas indemnizaciones también son extensibles al resto de vocales del consejo.
“El presidente Leguina solo percibía cada mes una de las dos cuantías: en los meses que había pleno, recibía 555,05 euros en concepto de dietas y cuando no se celebraban dichas reuniones, percibía 555,05 euros en concepto de gastos de representación”, explica un portavoz del centro educativo. “Nunca cobró las dos a la vez y en los meses de agosto no percibía cuantía alguna por no haber actividad del Consejo Social”, añade.
Experiencia en la Complutense
Esto cuenta Leguina. “Yo no estaba ahí por el dinero”, afirma con rotundidad. “Estaba porque me lo pidió José Luis Leal, mi antecesor [como presidente del Consejo Social], y conchabado con mi sucesor [como presidente regional], Gallardón, que me colocaron ahí”, rememora. “He estado muchísimo tiempo. Ha sido siempre responsabilidad de los rectores, que me la jugaban, porque iban por detrás de mí para hablar con el consejero y que me pidiera que siguiera... y no me he podido negar”.
―¿Entiende que a los ciudadanos les puedan rechinar nombramientos así [el procedimiento está regulado por ley]?
―Es posible, pero hay políticos y políticos. Carlos Mayor Oreja es un político que no es político, conoce bien el tema, porque ha sido presidente del Consejo Social de la Universidad Complutense.
Así, el Gobierno de Ayuso firmó el pasado miércoles un decreto por el que nombraba a Mayor Oreja presidente del órgano. Donostiarra como su hermano Jaime, exministro del Gobierno nacional de José María Aznar [que en diciembre de 2023 protagonizó una polémica al cuestionar la autoría de los atentados del 11-M en la charla de un colegio], militó en la UCD y el PP. A sus 63 años, este abogado y funcionario de carrera vuelve a relacionarse con el poder del Gobierno madrileño: de Gallardón a Díaz Ayuso, como le ha pasado a Leguina.
“El señor Leguina envió una carta de renuncia a la presidencia del Consejo Social de la Universidad de Alcalá, y el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid tramitó su cese siguiendo el procedimiento establecido”, resume un portavoz gubernamental. “Para sustituirle se ha buscado a un candidato que reúna los requisitos para un cargo de esta naturaleza: el señor Mayor Oreja tiene una dilatada trayectoria profesional y política en el mundo de la educación y reúne las condiciones de experiencia y capacidad que se consideran necesarias para presidir este Consejo Social”, cierra.
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