La sartén de Madrid se refugia en una caña

La ola de calor desde la Plaza del Rastrillo, en Malasaña, el punto más caliente de la capital de España, donde el efecto isla de calor es mayor que en otras ciudades

La Plaza del Rastrillo de Madrid, en Malasaña, este viernes durante la cuarta ola de calor declarada por la AEMET FOTO: Santi BUrgosSanti Burgos

La consultora internacional Arup que estudia el cambio climático, y Carlos, cocinero de pizzas y empanadas argentinas, han llegado a la misma conclusión: la plaza del Rastrillo, en el corazón de Malasaña, es el lugar más caluroso de Madrid. Los primeros han llegado a esta deducción gracias a la utilización de la inteligencia artificial y de fotos satelitales y el segundo gracias al horno que tiene delante. “Un día eché un huevo ahí fuera”, dice señalando el pavimento, “y a l...

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La consultora internacional Arup que estudia el cambio climático, y Carlos, cocinero de pizzas y empanadas argentinas, han llegado a la misma conclusión: la plaza del Rastrillo, en el corazón de Malasaña, es el lugar más caluroso de Madrid. Los primeros han llegado a esta deducción gracias a la utilización de la inteligencia artificial y de fotos satelitales y el segundo gracias al horno que tiene delante. “Un día eché un huevo ahí fuera”, dice señalando el pavimento, “y a los cinco minutos se había cocinado”.

Este viernes comenzó oficialmente una nueva ola de calor que se sentirá en Madrid de forma desigual. Porque en esto también hay clases. En concreto, casi nueve grados de diferencia entre la plaza del Rastrillo y la periferia. Hace dos años, la consultora internacional Arup realizó un estudio llamado ‘Urban Heat Snapshot’ en ciudades como Madrid, El Cairo, Londres, Los Ángeles, Bombay o Nueva York. El estudio analizó los focos de calor más extremos en 150 kilómetros cuadrados de cada centro urbano y en su conclusión demostró que la diferencia de temperatura entre el centro y la periferia, conocido como efecto isla de calor es mayor en Madrid que en el resto de ciudades, incluidas Bombay y El Cairo. Según el estudio, el punto más caliente de la ciudad es esta plaza de Malasaña frente a la Casa de Campo, que es el lugar más fresco.

Ubicada en el corazón del distrito Centro, la plaza del Rastrillo tiene 712 metros cuadrados y está rodeada por seis construcciones de tres alturas. El suelo es de cemento y tiene nueve arbolitos alguno de ellos más propio del salón de una casa que del lugar más caluroso de Madrid. Los arbolitos, eso sí, están sujetos a la verticalidad con anclajes que hacen pensar que algún día ahí crecerá una secuoya.

A la 1 de la tarde el termómetro marca 36 grados y en la televisión de un bar cercano se emite la prueba de piragua de los Juegos Olímpicos. En un homenaje a los atletas que engullen bebidas isotónicas, Rosario pide otra cerveza. A esta hora Rosario se ha tomado al pie de la letra las recomendaciones de la AEMET de hidratar el cuerpo y lleva dos cervezas seguidas entre pecho y espalda.

-Esto lo bebes y lo sudas, dice

-Señoraaaaa, ya está el perro, gritan desde un lugar cercano a la mujer que ha dejado a su mascota en la perruquería mientras le arreglan el pelo. Ella es una de las pocas valientes que se atreve a sentarse en la plaza a estas horas, uno de los lugares favoritos para el terraceo, pero que a estas horas luce casi desierta.

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La plaza tiene seis negocios abiertos este viernes de agosto. Tres bares con terraza, un bazar chino y la tienda de empanadas de Carlos. Lugares para modernos donde el calor se combate con pantalones cortos y camisa floreada. Hay también un pequeño parque infantil sin sombra que a esta hora podría matar varios niños.

Un hombre toma un descanso este viernes en la Plaza del Rastrillo de Madrid, en Malasaña, durante la cuarta ola de calor FOTO: Santi BurgosSanti Burgos

El termómetro dice que hoy Madrid compite con Córdoba y Extremadura, con temperaturas por encima de los 40 grados. En el primer local nadie habla de calor bajo las sombrillas. Aquí no ha llegado todavía el agua vaporizada que fumiga como una olla exprés. Una hora después, dos estadounidenses se cuentan uno al otro que acaba de llegar de la playa y una pareja de Oviedo encara el segundo tinto de verano. En el local de enfrente, un hombre concentrado parece leer a Sócrates cuando pasa la página de la Lonely planet. Por si alguien duda del calor, a la tienda de los chinos se le han agotado los ventiladores que es como quedarse sin cerveza fría en el chiringuito.

El estudio ‘Urban Heat Snapshot’ de Arup señaló que de las seis ciudades estudiadas, Madrid es la que más variación registra entre las zonas edificadas y las menos urbanizadas. En Bombay la diferencia es de 7 grados y en Nueva York y Londres de 4,5 grados. En España, otros estudios sobre islas de calor urbanas en España indican que ciudades como Valencia, Málaga o Murcia presentan una diferencia mayor en las temperaturas, pero a estas horas, en la plaza del Rastrillo, es más probable que llegue ola de mar que algo de brisa.

La plaza del Rastrillo se hizo famosa hace algunos años porque antes se llamaba de Juan Pujol. El escritor Fernando Sánchez Dragó, vecino de Malasaña, solía pasear por la zona que lindaba con su casa de la calle Pez. En uno de sus paseos, un día descubrió que el hombre que consideraba el asesino de su padre tenía una plaza dedicada a escasos metros de su casa. La plaza, que había sido siempre la del Rastrillo recibió llevaba el nombre del jefe de prensa de Franco en el año 1969. Cuando lo descubrió cogió una escalera y cambió el nombre de la placa de Juan Pujol por otra con el nombre de su padre, Fernando Sánchez Monreal. Lo contó Juan Cruz en EL País hace 18 años, pero hasta hace siete años no cambió definitivamente de nombre.

Bajo la nueva placa de Plaza del Rastrillo el bar más frecuentado es la fuente. A las seis de la tarde el termómetro del móvil marca 39 grados, el termómetro de EL País bajo la sombrilla 42, y el parque infantil 44. Una madre y su hija se acercan a la fuente. Ella bebe y la niña pone la cabeza bajo el chorro. Ante las críticas por la falta de sombras en la ciudad, el ayuntamiento se defiende diciendo que Madrid tiene casi 6.000 parques y casi 6 millones de árboles. Esta plaza, sin embargo, compite hoy en la liga nacional del calor con Écija, Morón del Carpio o Montoro en la provincia de Córdoba, que el año pasado superó los 46 grados. Si se trata del horno de Carlos, la Champions está asegurada.

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