Ramón Linaza, organizador del primer desfile LGTBI en Madrid: “Los gobiernos de Almeida y Ayuso son un peligro para nuestros derechos”

El activista de 67 años señala la ‘ley trans’ de la Comunidad y la cartelería del Orgullo, diseñada por el Ayuntamiento, como pruebas de que los avances conseguidos no están asegurados

Ramón Linaza, coordinador de la primera marcha del orgullo LGTBI en Madrid, retratado en el Museo del Romanticismo.Claudio Álvarez

Cuando el primer desfile del Orgullo LGTBI en Madrid partió de la calle de O’Donnell en la tarde del 25 de junio de 1978, Ramón Linaza (Madrid, 67 años), que por entonces rondaba los 20 años, marchaba tras la pancarta del Frente de Liberación Homosexual de Castilla. Días antes había sido el encargado de redactar la petición al Gobierno civil para que autorizara el evento, que se convertiría en la semilla del que hoy es uno de los desfiles reivindicativos más importantes de Europa. Entonces, cerca ...

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Cuando el primer desfile del Orgullo LGTBI en Madrid partió de la calle de O’Donnell en la tarde del 25 de junio de 1978, Ramón Linaza (Madrid, 67 años), que por entonces rondaba los 20 años, marchaba tras la pancarta del Frente de Liberación Homosexual de Castilla. Días antes había sido el encargado de redactar la petición al Gobierno civil para que autorizara el evento, que se convertiría en la semilla del que hoy es uno de los desfiles reivindicativos más importantes de Europa. Entonces, cerca de 7.000 personas exigieron la derogación de la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, heredada del franquismo, que perseguía a los homosexuales junto a prostitutas, traficantes, y pandilleros. En 2005, se casó con Carlos Patiño en una ceremonia oficiada por el célebre activista Pedro Zerolo, quien los homenajeo como “hombres comprometidos con la lucha contra la enfermedad”, en alusión al VIH que les diagnosticaron en los noventa.

De pelo cano y barba incipiente, ha acudido este martes en pantalones cortos y camiseta playera al Museo del Romanticismo en Madrid, donde ha escogido hacer esta entrevista. Sus sandalias cangrejeras dejan entrever unas uñas moradas a medio pintar. Han sido días movidos: el pasado fin de semana asistió al Orgullo Vallekano; este, irá al Orgullo Crítico; y el próximo, al multitudinario desfile de MADO en el distrito Centro. Con el arrullo solemne de la fuente del jardín como música de fondo, Linaza comienza hablar, alternando recuerdos y premoniciones. Durante la charla, evoca memorias de más de cuatro décadas de lucha y temores por la influencia creciente de las “fuerzas reaccionarias” que buscan hacer del futuro un viaje hacia el pasado.

Pregunta: ¿Por qué saldrá a marchar en este Orgullo, 46 años después de hacerlo por primera vez?

Respuesta. Hay motivos para celebrar los avances conseguidos y hay motivos para tener claro que los derechos hay que defenderlos. Sigue habiendo países en los que la homosexualidad es penada con cárcel e incluso penas de muerte, sigue habiendo homofobia y, también, vemos la amenaza de la extrema derecha con sus discursos de odio. Estamos viendo que hay un repunte en la violencia contra las personas del colectivo y eso que muchas agresiones no llegan a ser denunciadas porque [los agredidos] consideran que no sirve para nada o no quieren tener que contárselo a un policía, que ya es bastante desagradable tener un encontronazo. Entonces es un momento de alerta porque los derechos no están asegurados.

P. ¿Qué derechos se encuentran bajo amenaza?

R. Bueno, cuando se aprobó el matrimonio igualitario, el PP lo llevó al Tribunal Constitucional, porque ellos no querían que se aprobara. Ahora, obviamente, sería muy difícil retroceder en esos temas, porque se han creado unos derechos legales y eso no se va a deshacer. Pero a la ley trans de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, se la vació completamente de contenido, mientras el Ayuntamiento trata de ocultar los colores del arcoíris y las siglas LGTBIQ. Yo creo que sí que hay motivos para estar preocupados.

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P. ¿Cómo ha caído en este contexto el anuncio del Gobierno central de interponer un recurso de inconstitucionalidad contra la reforma de Ayuso a las leyes trans y contra la LGTBIfobia?

R. Me alegro. Lo tomamos como una buena noticia, que demuestra que tenemos un Gobierno [central] que está comprometido con la defensa de las personas LGTBIQ.

P. ¿Desde cuándo ha emergido el temor de retroceder en los derechos conseguidos?

R. Desde que Vox entró en el Parlamento de Andalucía [en 2018]. Ya ahí se vio que no estábamos vacunados contra el fascismo, como podía haber pensado alguien; que lo que está pasando en Europa y el mundo también iba a ocurrir aquí. Desde que haya personas que se sienten en un parlamento a defender discursos de odio, se está envalentonando a los sectores más reaccionarios de la sociedad. Como se ven justificados, entonces ya no está mal visto pegarle una ostia a un tío por maricón. Es el efecto que tiene, al igual que pasa con la población migrante: es ponerles en la diana para exaltar las bajas pasiones de sectores… con poca cabeza, diría yo.

La primera marcha del Orgullo LGTBI en Madrid, en 1978, exigió la abolición de la ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social.EFE

P. Este año la cartelería oficial del Orgullo ha generado mucho ruido por la aparición de elementos estigmatizantes y por la falta de alusiones reivindicativas. Algo similar ocurrió el año pasado. ¿Qué revelan estos diseños elegidos por el Ayuntamiento?

R. Es una tendencia de fondo desde el sector más regresivo de la sociedad, encabezado por el PP y espoleado por Vox. Quieren normalizar el Orgullo, quitarle elementos y convertirlo en un evento más anodino, más para todo el mundo. Son las fiestas del verano en Madrid. Hay unos carteles que ponen Madrid Orgullo y no se sabe si es por [las fiestas de] La Paloma o por San Isidro. Es reduccionista poner un preservativo, una copa y un zapato de tacón. A mí, aparte, el cartel me parece muy feo, pero en cualquier caso si es un poco simplón, creo que hay más, hay muchas imágenes históricas del Orgullo, muy bellas y partir de ahí se podría crear algo más.

P. ¿Es un intento desde Cibeles de despojar al evento de su sentido reivindicativo?

R. Por supuesto, al alcalde que tenemos no le gusta la bandera. El año pasado no fue absolutamente a ninguno de los eventos del Orgullo, nada, ninguno. Al alcalde le he visto recibir al Real Madrid y, en fin, a mucha gente, entonces es un poco raro que no participe de ninguna manera en un evento que atrae a más de un millón de personas a la ciudad. No sé, parece como si le diera mal rollo, igual se piensa que es contagiosa la homosexualidad y que si aparece en un acto así… yo no sé.

P. Sin banderas en la cartelería oficial, ni en las fachadas de las instituciones. ¿Son motivo de orgullo para la Administración las festividades que organiza el colectivo?

R. Para la derecha de este país todo esto es una molestia, ellos preferirían que no existiera. Pero bueno, ya que tiene que existir, pues vamos a aprovecharlo. La parte más interesante para ellos es la parte crematística, lucrativa. Y lo tienen claro: no van a hacer nada para impedir que los hosteleros hagan caja.

P. Este año el Ayuntamiento negó a uno de los eventos más autóctonos de las fiestas LGTBI, el Orgullo Vallekano, los permisos para los conciertos de cierre ¿Por qué es importante preservar estas fiestas más locales?

R. Porque son más auténticas, fíjate. A mí me gustó mucho el Orgullo Vallekano precisamente porque era muy humano. Me resultó muy agradable porque te encontrabas con la gente, un poco como de pueblo casi, entonces es muy entrañable. Llegaba una carroza y era muy humilde, vamos, un camión con banderas; eso me pareció un poco como de película de Fellini, del neorrealismo italiano.

Y en el Orgullo Crítico ahí sí que hay colectivos, llevamos peticiones políticas concretas y yo creo que enlaza mejor con lo que era el orgullo en sus inicios, que no olvidemos que es una rebelión contra las actuaciones de la policía. El MADO es un desfile tan inconmensurable en cuanto a la cantidad de gente que participa, que es muy divertido también y tiene cosas muy bonitas, pero puede llegar a ser incluso hasta agobiante.

R. Los sectores que usted llama reaccionarios insisten en la idea de que los menores están siendo adoctrinados en los colegios. ¿Hay ideología de género dentro de las aulas?

P. ¿Qué es la ideología de género? Yo creo que cuando hablan de ideología de género de lo que hablan es de que quieren seguir viviendo en un mundo binario, blanco y negro, donde los machos son machos y las hembras son hembras y los niños y las niñas se casan y tienen hijos. Pero la realidad no es así, es enormemente diversa. Siempre ha habido y siempre habrá personas homosexuales, bisexuales, asexuales, trans, no binarias, etc. Es consustancial al ser humano, siempre ha sido así: en el franquismo los había, en las SS hitlerianas también. Yo creo que cuando se habla ideología de género lo que pretenden es que la vida siga siendo gobernada para una visión muy reduccionista del ser humano. Lo que sí que hay es un Gobierno que es un peligro para nuestros derechos, tanto en el Ayuntamiento como en la Puerta del Sol.

P. ¿Qué temas están pendientes lograr una inclusión total en la sociedad?

R. Está el reto de derechos trans que se han conseguido, pero que hay intentos de retroceso, como vemos en la Comunidad de Madrid. Además, la ley trans dejó algunas cuestiones pendientes como los derechos de los menores trans. A nivel global, creo que hay un momento peligroso de retroceso de derechos: en Italia, Giorgia Meloni, que es heredera del fascismo, ha quitado el derecho a las parejas de mujeres a reconocer a sus hijos. Ya estamos viendo las cosas que pueden hacer y hay Estados en los que se alienta la homofobia desde las instituciones.

Ramón Linaza es actor y activista en Más Madrid, EQUO y Sumar.Claudio Álvarez

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