Más Madrid propone que cada turista pague 3,25 euros por noche

La formación de Rita Maestre planteará este lunes el pago de una tasa para hacer frente a los excesos de un turismo que bate cifras récord

Un grupo de turistas, en el centro de Madrid el pasado 6 de junio.Claudio Álvarez

La ciudad de Barcelona ha anunciado que pondrá fin a los pisos turísticos en 2029, Valencia ha prohibido que haya más en la mayor parte de Ciutat Vella, Santiago de Compostela no permitirá abrir nuevos negocios vinculados al turismo en el casco histórico y hasta el alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, quiere ...

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La ciudad de Barcelona ha anunciado que pondrá fin a los pisos turísticos en 2029, Valencia ha prohibido que haya más en la mayor parte de Ciutat Vella, Santiago de Compostela no permitirá abrir nuevos negocios vinculados al turismo en el casco histórico y hasta el alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, quiere que los turistas paguen por visitar la plaza de España. De una forma u otra, todas las ciudades españolas discuten cómo hacer frente a la nueva edad de oro que vive el turismo nacional, con cifras récord de visitantes que han alterado su ecosistema natural.

En el caso de Madrid, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, del PP, presentó a principios de mes un plan estratégico 2024-2027 enfocado en tres verbos, “redefinir, redistribuir y regenerar”, con el que pretende sentar las bases de una nueva relación entre Madrid y sus turistas. En este nuevo modelo se enmarca la llegada de la Fórmula 1, potenciar los meses de verano durante los que cae el turismo, o desarrollar nuevos atractivos que saquen al turismo del centro de Madrid.

Con un objetivo similar, ordenar la llegada de turistas, pero totalmente opuesto en sus formas, Más Madrid propondrá este lunes, de cara al pleno municipal del martes, la aplicación de una tasa turística de 3,25 euros a cada viajero que llegue a la capital. El argumento de Más Madrid es disponer de más dinero para mitigar el impacto negativo del turismo que, en opinión del partido, ha provocado la explosión de alojamientos ilegales o el aumento del precio de los alquileres. Más Madrid atribuye a la llegada de 10 millones de turistas cada año la degradación que sufren muchos barrios del centro con la pérdida del pequeño comercio o la invasión de franquicias, así como el conflicto con los vecinos por el ruido, la suciedad y la inseguridad que se genera. En resumen, según Más Madrid, se trata de reducir el “turismo de borrachera”.

Madrid es una excepción entre las ciudades europeas en la aplicación de una tasa que funciona hace mucho en París, Roma, Lisboa, Ámsterdam o Berlín y que permite a los ayuntamientos recaudar unos ingresos extra que ayudan a pagar los servicios públicos. En Europa, 137 ciudades de 20 países ya aplican una tasa turística. En Francia, son más de 50 ciudades y en Italia, 35. Algo similar sucede en Alemania, Austria, Bélgica, República Checa, Hungría, Bulgaria, Portugal, Grecia… En España, Cataluña y Baleares fueron las primeras comunidades en implantar tasas turísticas. En Valencia, el Ayuntamiento de izquierdas la iba a desarrollar, pero la llegada al poder de la actual alcaldesa, María José Catalá, del PP, la ha descartado.

“No ponemos en duda que el turismo es fuente de actividad económica, pero hemos llegado a una situación insostenible. Los efectos negativos sobre las condiciones y la calidad de vida de las madrileñas y madrileños es innegable y hay que poner límites a esta masificación del turismo”, señala Rita Maestre, portavoz de Más Madrid y líder de la oposición, a este periódico.

“La tasa turística que proponemos es de recaudación y gestión municipal y tiene como principal objetivo compensar a la ciudad por el impacto en los precios de la vivienda y garantizar el mantenimiento de servicios públicos de calidad en todos los distritos”, explica Maestre. Según sus planes, la recaudación serviría para “financiar políticas de vivienda que compensen el aumento de los precios del alquiler y pongan fin a las viviendas de uso turístico ilegales”, todo ello y siempre “con el objetivo de reequilibrar la ciudad, compensando el mayor gasto presupuestario en las zonas turísticas que se detrae de los barrios del sur y este de la ciudad”.

Madrid recibe anualmente más de 10 millones de turistas y ha pasado en los últimos años de ser el 47 destino urbano en el mundo al tercero. Aunque predomina el viajero estadounidense, han crecido significativamente los que viene de Japón, China o Corea del Sur. Estos viajeros gastan cada vez más hasta el punto de que el número de hoteles de gran lujo ha pasado en cinco años de seis a 39. Todo ello ha hecho que los precios de los hoteles aumenten más que en ningún otro sitio de España, un 13% en abril de 2024 respecto al año pasado, frente al aumento de un 7% en Cataluña o de un 5% en Baleares durante el mismo periodo.

Según los cálculos de Más Madrid, como el número de pernoctaciones anuales es de más de 20 millones, si cada turista pagara por cada noche 3,25 euros se recaudarían 65 millones anuales. En su propuesta, la responsabilidad del cobro y la liquidación con la administración sería del alojamiento. En los datos que maneja la formación verde, el importe de esta tasa se ubica dentro del rango medio que se paga en otras ciudades europeas, que oscila entre los 0,4 y los 3,5 euros, frente a lo que se paga en Ámsterdam, la ciudad más cara, donde alcanza los 20 euros. La propuesta que llegará este martes al pleno incorpora algunas reflexiones económicas que confirman el desequilibrio existente entre la llegada de turistas y el dinero que estos dejan.

Mientras que el número de establecimientos hoteleros creció en este período un 30% y las plazas hoteleras un 43%, la recaudación del IBI solo ha aumentado un 7%, el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) un 2% y solo el Impuesto sobre construcciones y obras (ICIO) en un 57%, aunque este tributo, sostiene Más Madrid, “no se consolida en el tiempo y depende de la actividad constructora en la ciudad”.

La razón principal de la propuesta tiene que ver con el deterioro de los servicios municipales esenciales como limpieza, recogida de basuras, transporte público o seguridad de una población flotante que supera a la población residente. “Queremos un turismo que cuide nuestra ciudad, que valore y disfrute de su patrimonio histórico, su oferta cultural, gastronómica y de ocio. Y que, a la vez, mantenga habitable la ciudad para las vecinas y vecinos, no que les expulse”, explica Maestre.

“Almeida tiene la responsabilidad política de gobernar para las vecinas y vecinos de esta ciudad, que ven cómo la turistificación de la economía madrileña es una clara amenaza para sus condiciones de vida mientras él convierte la ciudad en un decorado de corta y pega”, critica poco antes de llevar su propuesta al pleno.

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