Condenado a 13 años de prisión un celador de Madrid que dio droga y violó a una paciente de psiquiatría
El hombre, de 40 años frente a los 18 de la víctima, le suministró cocaína y entró dos noches en su habitación para “satisfacer sus deseos”
Un celador del hospital Ramón y Cajal ha sido condenado a 13 años de prisión por agredir sexualmente y proporcionar droga a una paciente de psiquiatría del centro en el año 2021. Los hechos ocurrieron en una estancia de la joven de 18 años por un episodio agudo en el que había intentado suicidarse. Según recoge la resolución, el condenado dio cocaína en varias ocasiones a la afectada y entró en la habitación de la chica para “satisfacer sus deseos”. La víctima llevaba en tratamiento psiquiátrico desde los 13 años. La sentencia también condena a la Comunidad de Madrid a pagar 10.000 euros a la afectada en concepto de responsabilidad civil subsidiaria.
En concreto, el tribunal impone a este celador de entonces 40 años a cumplir siete años de prisión por un delito de abuso sexual continuado (recogido en la ley previa a la del solo sí es sí, cuando se cometieron los hechos) y a otros seis por un delito contra la salud pública, como solicitó la acusación particular ejercida por el abogado Juan Manuel Medina, por dar cocaína a la chica. El fallo también le prohíbe desempeñar ningún trabajo cerca de menores de edad, ni aproximarse a la víctima a menos de 500 metros en los próximos ocho años.
“En ningún momento fue consentido, sentí un bloqueo”
La sentencia considera probado que el 29 de abril, R. L. le ofreció droga a la paciente, aprovechando que nadie los veía. Previamente, el condenado le había invitado a cigarrillos y le había dado un móvil, algo prohibido por las normas del hospital. Ese día se produjo la primera agresión sexual. La noche siguiente, el hombre entró en la habitación de la paciente y se repitieron los hechos, después de los cuales, el acusado volvió a dar cocaína a la chica, que en ese momento se encontraba en una “situación psicopatológica grave”. El hombre trabajaba como celador en el hospital desde 2007.
Cuando el celador le facilito un móvil a la chica, este lo usó para mensajearse con ella y él le escribió que “era un sueño” y que le encantaba. El acusado aseguró en su defensa que fue la chica la que lo invitó a pasar a su habitación, que estaba muy “melosa” y que al final “cayó”. Ella, sin embargo, relató en el juicio, a través de videoconferencia, que en esa época estaba “muy mal e inestable” y que volvió a tener intentos autolíticos después de estos hechos. “En ningún momento fue consentido, sentí un bloqueo”, dijo la afectada.
“El acusado debía extremar el cuidado de la paciente y vigilar firmemente la observancia por la misma de las normas necesarias para su evolución favorable, en vez de incumplir flagrantemente tales normas y abusar conscientemente de su situación mental, que la hacía vulnerable, con fines sexuales”, reza el fallo judicial.
Al día siguiente de la agresión, la chica se negó a comer y acabó contando lo que había sucedido a un enfermero de la planta, que denunció los hechos ante la dirección. “No pregunté a la chica si habían sido consentidas o no porque no entra en mi cabeza, en una planta así no concibo el consentimiento”, declaró firme este testigo. “Somos personal sanitario, tienes que ser profesional y saber donde estás”, recalcó.
“La interna se autolesionó esa misma mañana arañándose en los brazos, autolesión realizada como medio ansiolítico y de autoflagelación, siendo precisa la administración de medicación de rescate. Se descarta que la interna denunciara la situación en el contexto de un plan para hacer daño a alguien de la unidad”, recoge la sentencia.
Las peritos en el juicio confirmaron que la alteración psíquica de la paciente se había podido ver afectada por estos hechos y confirmaron que el relato de la afectada fue “coherente y congruente”. Un análisis de orina confirmó esa misma mañana que la joven había consumido cocaína y una exploración médica corroboró que había restos de ADN del acusado en el cuerpo de la chica.
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